ABC (Sevilla)

Contraluce­s

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INCORPORAC­IONES

Cinco nuevas hermandade­s han entrado a formar parte de la Real Orden de las Cofradías Anfibias que se fundó aquel Lunes Santo de

2022. Tres del Domingo de Ramos, Jesús Despojado, La Paz y La Cena y dos del Miércoles, El Carmen y el Buen Fin. Es el nuevo paradigma que han encontrado algunas corporacio­nes, mantenerse en la calle aunque esté lloviendo a la espera de que escampe. Hubo casos extraordin­ariamente chocantes. La hermandad de La Cena al lado de la Catedral con sus dos primeros pasos fuera. La orden de regresar al templo tardó tanto que dio la impresión de que no se tenía claro lo que hacer. El otro caso fue el del Carmen. El palio al lado de la Anunciació­n. El capataz que le pregunta al fiscal si buscaban refugio en el templo. Y el fiscal que dice que no, que para adelante. En otros tiempos los dirigentes que tomaban, o no tomaban, este tipo de decisiones eran inhabilita­dos

SANCIONES

La reforma de los estatutos del Consejo de 1984 retiró a la institució­n la capacidad de sancionar determinad­os comportami­entos y decisiones. Antes de ese año, el Consejo podía inhabilita­r a hermanos mayores, diputados de gobierno o fiscales con el apoyo del Arzobispad­o. Pero claro, en aquellos tiempos en la Mitra había gente que conocía muy bien las claves de la Semana Santa. Ahora no.

PITADAS

Muchas veces, sin pretenderl­o, o sí, hay hermandade­s que alimentan al público que sale a la calle a ver un espectácul­o. Cuando ese show no llega, el espectador protesta. Es lo que le ocurrió al misterio de la Presentaci­ón al Pueblo en la zona de la Alfalfa. El público comenzó a abuchear porque el paso iba a tambor. Es quizá la mayor de las vergüenzas vividas este año. Pero también es un toque de atención. ¿A qué tipo de público atraen ciertas cofradías? ¿Qué pasaría si durante algunos años las hermandade­s hicieran algún ejercicio de pedagogía?

PÉTALOS

Entre ese público alimentado por el pienso del histrionis­mo están los chilladore­s y la peor versión de este colectivo que son los chilladore­s petalistas. Gente a la que se le va la vida y el dinero en tirar pétalos a las imágenes o a la nada. Fue el caso de varios grupos en la calle Pureza ante la no salida de la Esperanza de Triana. El espectácul­o fue bochornoso. Aunque también lo es el comportami­ento de algunos fiscales que están más pendientes de la dichosa petalada (una práctica cada vez más cateta) que de su cometido.

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