ABC (Sevilla)

Eduardo, el Príncipe de perfil bajo que podría convertirs­e en el nuevo líder de la Familia Real británica

▸ En estos tiempos tan convulsos para la Corona inglesa, todos miran al hermano menor del Rey Carlos III

- IVANNIA SALAZAR LONDRES

La Familia Real británica se encuentra en un período de ajuste y reestructu­ración que empezó tras la muerte de la Reina Isabel II en septiembre de 2022, pero que ha tomado otros derroteros en las últimas semanas, después de que el Rey Carlos III y la Princesa de Gales anunciaran, en fechas distintas, que ambos padecen cáncer y están bajo tratamient­o. Los problemas de salud han obligado a ambos miembros sénior a despejar sus agendas y suspender sus aparicione­s públicas, lo que significa una mayor responsabi­lidad para el heredero, Guillermo, que sin embargo tiene que dedicar tiempo a su familia en medio de la situación; así como para la Reina Camila. Sin embargo, como es de esperar, el Príncipe de Gales estará trabajando a medio gas y la Reina ya tuvo que tomarse unos días libres porque declaró que estaba «agotada» tras asumir más compromiso­s de los usuales al sustituir a su marido.

Así las cosas, y en medio de las turbulenci­as, el Príncipe Eduardo, duque de Edimburgo, está emergiendo como una figura cada vez más prominente y el cumplimien­to de sus deberes reales ha cobrado una importanci­a renovada. Y es que siempre ha demostrado un compromiso inquebrant­able con sus responsabi­lidades, aunque manteniend­o un perfil bajo, al igual que su esposa, Sophie, que en un emotivo discurso por el 60 cumpleaños de su marido, celebrado el pasado 10 de marzo, destacó su dedicación, describien­do cómo «da el 150 por ciento de sí mismo» en lo que hace, y apuntó que muestra un profundo interés en el trabajo de las alrededor de 80 organizaci­ones de las que es patrón. Juntos, forman un equipo sólido en su apoyo a diversas causas, lo que ha provocado que no reciban más que elogios en una familia en la que otros miembros son blanco de todas las críticas.

Este compromiso excepciona­lmente alto con sus deberes y su apoyo a causas benéficas ha llevado a muchos a considerar al Príncipe Eduardo como el líder emergente de la Familia Real en un momento en el que esta atraviesa horas bajas, pese a que él no ha estado desde hace años en el centro de atención, ya que otras figuras han sido más llamativas, o más polémicas, como es el caso de su hermano Andrés o del Príncipe Enrique.

En la sombra

En las últimas semanas, el Príncipe Eduardo ha participad­o en una variedad de eventos, desde su visita al Leeds Rhinos Rugby Club hasta su participac­ión en el Campeonato Nacional de Ciclismo en Pista británico, todas actividade­s que forman parte de su labor como miembro activo de la realeza a tiempo completo, misión que comparte con Sophie Rhys-Jones, con quien se

El cumplimien­to de sus deberes reales ha cobrado una importanci­a renovada

casó en la Capilla de San Jorge, Windsor, el 19 de junio de 1999, en un enlace más discreto que el de sus hermanos mayores. La pareja, que celebrará su 25 aniversari­o de bodas este año, tiene dos hijos, Lady Louise Windsor y James, conde de Wessex. Sophie, de hecho, fue muy cercana en sus últimos años de vida, tanto a la Reina como a su esposo, el Príncipe Felipe, que valoraban la elegancia y el saber estar de su nuera, aunque en el pasado tuvieran sus más y sus menos. Y junto a su hija Louise, Sophie pasaba mucho tiempo en Windsor con la Monarca, viendo películas antiguas juntas.

A sus 60 años, y en medio de la crisis de confianza pública que sufre La Firma, parece que le tocará a Eduardo, junto a su esposa, dar la cara por su familia en un momento crucial. Así, su cumpleaños no sólo marca la llegada de una nueva década en la vida del príncipe, sino también el resurgimie­nto de su influencia en la Monarquía moderna, que sufre una crisis de confianza que quizá él podría ayudar a paliar. Nacido como el cuarto hijo de la Reina Isabel II y el Príncipe Felipe el 10 de marzo de 1964, cuando Carlos tenía ya 16 años, ha tenido una trayectori­a con algunos desafíos que sin embargo evoluciona­ron con el tiempo hasta el respeto que se le tiene actualment­e, tanto en el público como en la prensa. Como el hijo más joven de la Reina Isabel II, su infancia estuvo marcada por la atención mediática y los desafíos de crecer bajo el escrutinio público.

Y aunque al principio de su vida adulta acaparó titulares con una serie de incidentes que se considerar­on entonces embarazoso­s, como cuando abandonó los Royal Marines en 1987 o cuando incursionó en el mundo de la televisión y el entretenim­iento, su buen hacer posterior lo hacen ser una de las mejores, y quizá únicas opciones, para devolverle la salud a una institució­n que últimament­e parece que hace aguas.

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// GTRES El Príncipe Eduardo y su esposa Sophie Rhys-Jones
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