Calerito vuela sobre los hombros del abismo
▸El joven torero de Aznalcóllar, que no toreaba desde abril de 2023, corta dos orejas en la Maestranza; una logró Lama
Lloraba Calerito como hombre maduro, consciente de lo que acababa de sucederle. No contenía la emoción quien se había vestido tres horas antes de modesto y oro en la fonda del abismo tras saberse vencedor. Triunfador de una batalla por la resurrección. Personal y artística. Un año hacía que no le daba pellizcos al capote de paseo. Un año olvidado, defenestrado, que saldaba sobre los hombros de la justicia. Por la calle Iris, vía de escape de su honradez y entrega. El pundonor de un torero con la hierba en la boca, frente a la bisoñez del hombre que aún sigue siendo niño. No le pidan más, suficiente milagro fue lo suyo. Desde el 22 de abril de 2023 sin vestirse de torero. Le bastaron unos pocos de muletazos para levantar su carrera, al compás de cómo había levantado la tarde, despeñada tras el arrastre del primero. Que cayó como una loza.
Fue decepcionante ese arranque, demoledor. Se esperaba demasiado del primer toro, como se deseaba otro final para Ruiz Muñoz, vestido de penitencia y azabache. Pero ese primero no fue del gaditano, sino de Lama. Que no obró el milagro ante un animal cuya estampa y estilo profetizaban cante grande. Si uno así no funcionaba, ¿qué toro podía funcionar? Tampoco sería el segundo, ya de Ruiz Muñoz, aunque ahí se vislumbró la llama. Desapercibida para muchos, cantada por los poquitos aficionados que siguen quedando en Sevilla. Fueron tres chicuelinas y una media verónica. Que las daba Calerito, claro. Que además de desembalsar lágrimas e ilusión, sabe torear. Ahí quedó el quite, lo más destacado de aquella ya lejana lidia.
Era la carta de presentación de quien había mandado un currículum en blanco a Ramón Valencia. A quien, todo hay que decirlo, hay que reconocerle su atre
PLAZA DE LA MAESTRANZA.
Domingo, 7 de abril de 2024. Algo más de media plaza. Presidió Fernando Fernández-Figueroa. Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez, destacando la bella estampa de varios. Se ovacionó el arrastre de tercero y cuarto. 1º, de enorme clase aunque escaso fondo; 2º, franco, aunque dormidito; 3º, descompuesto en su salida y vibrante en su final; 4º, con movilidad, aunque sin estilo; 5º, no se vio; 6º, exigente aunque entregado en su final.
de verde botella y oro. Aviso, entre dos pinchazos y estocada (ovación); estocada (oreja).
de verde hoja seca y azabache. Aviso entre dos pinchazos y siete descabellos (división de opiniones); aviso tras dos pinchazos, media estocada y cinco descabellos (bronca).
de sangre de toro y oro. Estocada (oreja); aviso entre estocada y descabello (oreja).