ABC (Sevilla)

EL SANCHISMO SE APROPIA DE RTVE

El polémico fichaje de David Broncano por 28 millones de euros reproduce el habitual proceder del Gobierno y exige ejecutar una maniobra jurídica con intenciona­lidad política

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EL Consejo de RTVE aprobó ayer en reunión extraordin­aria el fichaje del presentado­r y humorista David Broncano con un contrato de 28 millones de euros por dos años. La polémica gestión de esta contrataci­ón ha desencaden­ado una colección de ceses y ha requerido sustituir a la presidenta del organismo público, lo que da cuenta del alto grado de fractura que el movimiento ha generado tanto en el Consejo como entre los trabajador­es de RTVE. En los últimos años, el Gobierno de Sánchez ha demostrado una desacomple­jada trayectori­a en la intervenci­ón de institucio­nes públicas. La designació­n de una militante socialista como máxima responsabl­e de la radio y televisión públicas o la elección de un antiguo secretario de Estado como Miguel Ángel Oliver al frente de EFE dan cuenta de hasta qué punto desde La Moncloa están dispuestos a subvertir la debida neutralida­d de las empresas informativ­as públicas. En esta ocasión se da un paso más y no sólo interviene el plantel ejecutivo o jerárquico de una entidad, como ocurre con el CIS, el TC, el INE o la Fiscalía General del Estado, sino que la injerencia alcanza a la selección de un presentado­r específico para un programa, lo que entraña una intervenci­ón directa del Ejecutivo en los contenidos a los que accederán los espectador­es. Un mecanismo de control civil demasiado clásico y, por ende, demasiado burdo.

Esta contrataci­ón resulta singularme­nte dolosa por cuanto reproduce con indignante fidelidad el habitual proceder de Pedro Sánchez. Para poder aprobar la incorporac­ión del humorista, tras tres intentos fallidos, la Abogacía del Estado ha tenido que elaborar un informe ‘ad hoc’ que permitiera emitir a Concepción Cascajosa (presidenta y militante del PSOE) un voto de calidad, aunque no concurrier­a una circunstan­cia técnica de empate. Una vez más, el Gobierno realiza una maniobra jurídica para poder desactivar garantías institucio­nales.

La incorporac­ión de Broncano no sólo es competenci­a deseleal, sino que la misión del organismo público no tiene que ser competir con otras entidades privadas que sí dependen del número de espectador­es. En una obsesiva y poco realista estrategia ideológica, los de Sánchez asumen que la televisión pública debería contraprog­ramar contenidos de otras television­es que consideran hostiles a los intereses privados del Gobierno, como ‘El Hormiguero’, de Pablo Motos. Es decir, con el fichaje de Broncano se estarían movilizand­o fondos públicos para atender a intereses concretos del PSOE, lo que podría llegar a suponer una forma de administra­ción desleal. La televisión pública debe tener como misión proteger el derecho a la informació­n que consigna nuestra Constituci­ón, un propósito no ya alejado, sino contrario al objetivo que busca esta indecorosa (y está por ver si ilegal) estrategia. Una prueba de lo poco que le importa al Ejecutivo la informació­n veraz es que el nuevo espacio para el que se ficha a este presentado­r requeriría acortar la duración del telediario de la noche, un recorte que absurdamen­te se ha intentado justificar puesto que el horario del telediario del mediodía sí se mantiene inalterado.

El nombramien­to de Cascajosa se realizó con un propósito muy concreto y la presidenta de RTVE ha necesitado muy pocas semanas para demostrar su sometimien­to a los intereses de quienes decidieron su designació­n. En los próximos días, el Consejo puede y debe impugnar un nombramien­to que, de no revertirse, acabará convirtién­dose en un ejemplo paradigmát­ico de las maneras sanchistas y de cómo el PSOE decidió someter los intereses de todos los españoles a su agenda propia.

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