Reino Unido se replantea su estrategia trans: antes terapia que tratamiento
▸Prohíbe los bloqueadores de la pubertad antes de los 16 años que en España es posible tomar desde los 12 ▸En su informe, la doctora Cass aconseja extremar la precaución antes de que un menor de 25 años haga una transición
Cuatro años después de empezar a trabajar en un informe independiente sobre la atención a los menores con inquietudes sobre su identidad de género, la reputada pediatra Hillary Cass publicó ayer su esperada revisión sobre el apoyo y tratamiento ofrecido a niños que creen ser transgénero, y advierte que se debe tener extrema la precaución antes de que alguien menor de 25 años haga una transición. Esta edad choca, especialmente en países como España, que copiaron la legislación británica y que ahora tienen el proceso de autodeterminación de género totalmente libre y voluntario desde los 16.
La Revisión Independiente de los Servicios de Identidad de Género para Niños y Jóvenes (conocido como el ‘Informe Cass’) fue encargado por el Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra en otoño de 2020, con el objetivo de hacer recomendaciones sobre los servicios proporcionados por el NHS a niños y jóvenes que están cuestionando su identidad de género o experimentando incongruencia de género. El informe ha concluido que no existe evidencia sólida que respalde la práctica de administrar medicamentos de transición a menores de 18 años, una práctica que fue común durante años, ya que el único servicio de desarrollo de identidad de género del NHS en el Reino Unido –la clínica Tavistock, ahora cerrada– utilizó bloqueadores de la pubertad y hormonas sexuales cruzadas que masculinizan o feminizan la apariencia de las personas, a pesar de la «evidencia notablemente débil de que mejoren el bienestar de los jóvenes» y de las preocupaciones «de que puedan dañar la salud», reza el informe en uno de sus hallazgos principales. De hecho, el NHS ya ha reaccionado al informe Cass y se ha comprometido a prohibir el uso de bloqueadores para menores de 16 años.
El uso de esos bloqueadores que paralizan o detienen la pubertad es polémico en todo el mundo. Volviendo a nuestro país, el equipo de Irene Montero en la pasada legislatura siguió a pies juntillas el articulado de la norma inglesa, que ahora va dando pasos atrás. Con la aprobación de la ley Trans, se permitió que de los 12-14 años un menor pueda tomar esos fármacos con el permiso de un juez, a partir de los 14-16 años, con la autorización paterna y a partir de los 16 a su voluntad. Pero se suprimió la necesidad de que los menores superen dos años de informes psicológicos y médicos previos que ahora reivindica como muy importantes el ‘informe Cass’.
Larga lista de espera
La doctora Cass subraya en su análisis no tiene la intención de socavar la validez de las identidades trans o desafiar el derecho de las personas con disforia de género a transicionar, sino más bien mejorar la atención de la creciente cantidad de niños y jóvenes con inquietudes al respecto. El informe, la revisión más importante del mundo hasta el momento en el campo de la atención médica transgénero, revela que la práctica de prescribir hormonas para detener la pubertad o facilitar la transición de género se volvió «generalizada en la última década» y carece de una base sólida de evidencia científica que la respalde. Miles de niños han recibido bloqueadores de la pubertad en el NHS desde 2011. Las listas de es
La doctora Hillary Cass ha realizado la mayor revisión independiente de los casos de menores con trastornos de identidad en el mundo
pera para la atención de afirmación de género en el NHS son muy largas. Hasta agosto de 2022, había 26.234 adultos aguardando una primera cita con una clínica de disforia de género para adultos, de los cuales 23.561 habían estado esperando más de 18 semanas, y el número de menores de edad en la lista de espera era de aproximadamente 7.600.
El informe hace además un llamado a un cambio fundamental en el enfoque de atención hacia una modalidad más holística, que aborde no sólo la cuestión de género, sino también otros problemas de salud mental que puedan presentar los niños y las niñas. Según Cass, «para la mayoría de los jóvenes, un camino médico no es la mejor manera de manejar su malestar relacionado con el género». Es vital, agrega, que los servicios tengan en cuenta las altas tasas de autismo y problemas de salud mental en los menores que se identifican como transgénero.
La necesidad de un enfoque más cauteloso y compasivo hacia los niños con disforia de género es una de las más de treinta recomendaciones concretas del ‘Informe Cass’, entre las que están que «los servicios deben establecer una vía separada para niños prepuberales y
«Para la mayoría de los jóvenes, el camino médico no es la mejor manera de manejar su malestar relacionado con el género»
sus familias, asegurando que tenga prioridad para discutir tempranamente cómo los padres pueden apoyar mejor a su hijo de manera equilibrada» y detalla que «cuando las familias/cuidadores estén tomando decisiones sobre la transición social de niños prepuberales, los servicios deben asegurar que puedan ser vistos lo más temprano posible por un profesional clínico con experiencia relevante».
Otra recomendación es que aunque «la opción de proporcionar hormonas masculinizantes/feminizantes a partir de los 16 años está disponible, la revisión recomienda extrema precaución» y señala que «debe haber una justificación clínica clara para proporcionar hormonas en esta etapa en lugar de esperar hasta que la persona cumpla 18 años» y «cada caso considerado para tratamiento médico debe ser discutido en un equipo multidisciplinario nacional». Además, hace un apunte sobre quienes quieren volver atrás, al indicar que «debe haber servicios para personas considerando la ‘detransición’, reconociendo que es posible que no deseen volver a involucrarse con los servicios cuya atención recibieron previamente».
El primer ministro, Rishi Sunak,
acogió con beneplácito los hallazgos de Cass, diciendo: «Simplemente no sabemos el impacto a largo plazo del tratamiento médico o la transición social, y por lo tanto deberíamos ejercer una extrema precaución».
Temor a parecer tránsfobos
El documento también destaca el clima de «temor» generado entre médicos y padres debido a los debates en torno a las cuestiones trans, con algunos preocupados por ser acusados de transfobia. El debate está servido desde hace tiempo y la propia Cass detalló que el cuidado de estos menores es aún más difícil de proporcionar debido a la opinión pública polarizada y a la forma en que los bandos opuestos «señalan la investigación para justificar una posición, independientemente de la calidad de los estudios». «Hay pocas áreas de la atención médica donde los profesionales tienen tanto miedo de discutir abiertamente sus puntos de vista, donde las personas son vilipendiadas en las redes sociales y donde los insultos reflejan el peor comportamiento de intimidación. Esto debe detenerse», exigió.