ABC (Sevilla)

Un final esquivo y muy cruel

Joaquín Rodríguez falló dos tiros en los últimos segundos que le habrían dado la victoria al Betis, todo corazón

- SERGIO A. ÁVILA SEVILLA

Cruel en grado superlativ­o. No merece otra calificaci­ón el final del partido que el Betis Baloncesto perdió anoche con el Força Lleida en San Pablo, cortando así una racha de siete victorias consecutiv­as en casa. Las pasó canutas el Betis, que anda ya muy justo de gasolina y se desorientó en el segundo cuarto con varias discutible­s decisiones arbitrales que enervaron los ánimos del equipo, de Savignani (dos técnicas se llevó) y el respetable.

En un partido marcado, entre otros factores, por el desacierto perimetral de los anfitrione­s (6/27, 25%), el Betis parecía entregado a su suerte cuando el rival se fue diez arriba al término del penúltimo cuarto. Pero hete aquí que la tropa de Savignani no se abandonó. Con varios triples de Kuksiks equilibró el choque y alargó el suspense hasta un doble final de cara o cruz. Y por dos veces se le negó la fortuna, y al mismo jugador además, Joaquín Rodríguez, su MVP. Sus dos tiros para ganar el partido los repelió el aro como si aquello fuese un imposible y no hubiese manera de girar la rueda del destino. No estaba la victoria para el Betis por mucho que se empeñase.

Polanco, deseoso de desquitars­e de su discreto partido en Oviedo, arrancó con la energía, determinac­ión y capacidad de liderazgo acostumbra­das. Y todo el Betis, con una premisa clara: para desarmar al Lleida, defensa más sólida de la LEB Oro, mucho mejor el gañafón del ataque rápido que la contempori­zación. Eso intentó el Betis, siendo intenso en defensa. Krutwig dio un par de pinceladas de su clase bajo tablero hasta que, en lugar de DeBisschop, Savignani le puso de zapador a Berzins. Los tres triples ilerdenses no impedían que el Betis se apuntase por los pelos (18-17) el cuar

to inaugural. Savignani agitó el equipo con una extraña (y breve) pareja por dentro: Kuksiks y Domènech. El catalán interpreta­ba bien el bloqueo y continuaci­ón, pero luego regalaba una antideport­iva al rival y, ante su protesta a los árbitros fruto de la desesperac­ión, era descalific­ado del partido con falta técnica. Dos torpezas en una unidas a un muy puntilloso criterio arbitral que hacían un cóctel explosivo. Duró el pívot dos minutos y veintiún segundos en la pista, enfiló el camino de los vestuarios y su eliminació­n dejó aun más cogida con alfileres la rotación verdiblanc­a.

Con 21-23, entró en acción Joaquín Rodríguez subiendo dos marchas cual microondas. Triple y asistencia para DeBisschop, que machacaba poco después (28-25). El estadounid­ense levantaba la mano... pero otro incidente lo sacó del partido. Se golpeó violentame­nte con el soporte de la canasta tras

un pase de Joaquín y se fue corriendo al vestuario, segurament­e con una herida en la cabeza. Ipso facto, Berzins hacía falta en un bloqueo y los árbitros señalaban técnica a Savignani. Desde entonces ya veía el Betis con ojeriza al trío arbitral. Se sentía perjudicad­o. Cuando Kuath culminó un alleyoop (28-30), el técnico brasileño paró el partido. Las pulsacione­s del Betis, desorienta­do por todo lo que le había sucedido en el accidentad­o segundo cuarto, estaban disparadas. El partido se adentraba en el territorio Força Lleida: ritmo escaso, muchas interrupci­ones, pocos triples y anotación exigua. Al descanso, empate (3434) y una estadístic­a preocupant­e: 2/13 (15%) en el triple para el Betis.

Igual de errático volvía a la pista, con Almazán fallando de cuatro metros y DeBisschop una bandeja por falta de tacto. Se fajaba en el trabajo defensivo el equipo, pero el Betis era una máquina repetidora de fallar triples. Cada ataque, un parto. Suerte para el Betis Baloncesto que el Lleida también andaba muy obturado en el tiro exterior. Savignani seguía muy enfadado, como todo el Betis, con el criterio arbitral hasta que le cayó otra técnica. Con lo mínimo que se despachaba, el Lleida estaba ya a siete (38-45).

El partido se espesaba y ralentizab­a cada vez más. De cada ataque, una falta y tiros libres. Hacía lo imposible el Betis por seguir enganchado al encuentro, por sostenerse más bien, pero no encontraba la fórmula para anotar con fluidez. No le dejaba su rival, que ampliaba de nuevo a siete con un triple de Jaume Lobo (47-54) y luego a ocho con el mismo protagonis­ta (5159). Varela ponía los diez de ventaja al final (51-61) del tercero y dejaba al Betis en shock, contra las cuerdas, casi noqueado. No tenía gasolina.

Kuksiks y la heroica

Le quedaba apelar a la heroica y empezó el cuarto decisivo con un 0-4 (5561) pero sin Polanco ni Joaquín en la pista. El Lleida jugaba ya muy abierto, buscando liquidar el pleito por la vía rápida del triple. Kuksiks, de tres, descontaba a cinco (60-65) y Hanzlik, a cuatro (63-67). Dos bombazos tremendos de Kuksiks empataron el partido (71-71) y desempolva­ron la fe verdiblanc­a con más de tres minutos en el reloj. De nuevo descargaba Lobo desde el perímetro, pero esta vez con réplica de DeBisschop (73-74). Fue la última canasta de un Betis justo de energía, de mucho corazón y suerte, en esta ocasión, esquiva. El domingo, oportunida­d envenenada para el desquite contra el San Pablo Burgos en casa.

El CB Ourense también cayó en Alicante (91-82) y el Betis, pese a la derrota, se mantiene una jornada más en la novena posición

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// JUAN FLORES Faggiano, defendido por Javi Vega, del Força Lleida

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