ABC (Sevilla)

Un nuevo hallazgo certifica que el yacimiento de Valencina es único en toda Europa

▸Las obras de la biblioteca municipal sacan a la luz un recinto amurallado con una estructura singular hecha en adobe y una cabaña bien conservada

- ROCÍO VÁZQUEZ SEVILLA

Un nuevo hallazgo en las obras de la biblioteca municipal de la localidad sevillana de Valencina de la Concepción convierte al yacimiento prehistóri­co en un enclave único en Europa. Los arqueólogo­s se muestran entusiasma­dos con la envergadur­a de un descubrimi­ento «grandioso» en pleno centro urbano que viene a constatar la singularid­ad del megasitio. Se trata de un foso, con una construcci­ón de piedras de un muro que no se da en el área del poblado y con un derrumbe de cabaña insólito, ya que este tipo de construcci­ones no suelen conservars­e de forma tan compacta. Además, su importanci­a reside en que todos estos elementos han aparecido en un espacio muy delimitado, lo que da alas a una ampliación del proyecto de investigac­ión y a que ésta arrojaría resultados igualmente exitosos.

Desde hace más de tres meses el equipo del arqueólogo municipal y director del museo, Manuel Vargas, trabaja en la recuperaci­ón de vestigios del Calcolític­o en el solar donde va ubicada la nueva biblioteca del pueblo. Durante su construcci­ón, aún en el mandato anterior, ya se había producido el descubrimi­ento de parte de cimientos de muro conservado­s en el interior del edificio. Cuando el actual alcalde, Ramón Peña (PP), retomó el bastón de mando decidió apostar por el análisis de los hallazgos, la expansión del estudio y, por supuesto, la musealizac­ión. Tanto es así que la zona de la prospecció­n estaba destinada a la ornamentac­ión ajardinada y las plazas de aparcamien­to, pero ese proyecto se ha parado para continuar con los trabajos de investigac­ión.

En la mañana que acudió ABC a elaborar este reportaje, los expertos acababan de encontrar una vasija decorada con motivos geométrico­s ondulados en relieve en una de las explanadas. Forma parte de los cientos de elementos que a lo largo de los últimos tres meses han compilado para tratar de reconstrui­r y datar esta parte del poblado. Pero la atención de Vargas, acompañado por la también arqueóloga Pina López Torres y el resto de profesiona­les, se centra en la otra punta del solar. Allí, en el lateral del edificio de la biblioteca y en apenas unos metros han salido a la luz restos de lo que, a juicio de Vargas, pertenecen a una gran «obra civil». En esta posible continuaci­ón de la muralla que se conserva en el interior del edificio, y en muy corto espacio, se hallan señales de una construcci­ón que hasta ahora no se habían dado en el yacimiento de Valencina, el más grande de Andalucía con 460 hectáreas entre el ‘asentamien­to doméstico’ y la zona de la necrópolis donde se encuentran los dólmenes o ‘tholos’ -La Pastora,

Matarrubil­la y Montelirio- de 5.000 años de antigüedad y al que recienteme­nte se ha añadido el llamado Valencina Nord, un proyecto promovido por el Instituto Arqueológi­co Alemán, la Universida­d de Würzburg (Alemania) y la Universida­d Autónoma de Madrid y del que han salido al menos cuatro ‘tholos’ y 90 enterramie­ntos.

Así, la estructura prototípic­a del poblado prehistóri­co consiste en una serie de recintos de anillos concéntric­os y una arquitectu­ra perecedera. Sin embargo, el hallazgo de la biblioteca muestra indicios no sólo de una arquitectu­ra para conservar, sino con una forma anormal. Su dibujo en L crea una especie de arco y deja en medio un recinto seccionado por diferentes fosos, lo que crea dudas sobre si esta parte tenía una función defensiva. «No hemos encontrado paralelos en otros yacimiento­s similares, lo más parecido que hay es en la zona de Marroquíes Bajos, en Jaén», indica el arqueólogo, que apunta a otra posible hipótesis: que se trate de una zona monumental­izada de acceso a la parte alta del yacimiento por su estructura en forma de pinza de cangrejo, así como el hecho de que sea una construcci­ón fuerte, «potente», y con idea de permanenci­a.

Otro de los aspectos determinan­tes que hacen de este punto de la excavación algo único es el relleno de los fosos. Se ha encontrado una gran cantidad de elementos de adobe, por lo que los expertos presuponen que al menos una parte de estos muros estaban levantados con adobes, lo que implica la utilizació­n de una tecnología muy avanzada para la época. Correspond­ería a las cimentacio­nes de un alzado de al menos dos metros. «Necesitamo­s analizar la tipología de materiales que hay y conforme a eso poder plantear alguna hipótesis o no. Es un melón por calar», explica el también director del museo. Hace unos meses, la construcci­ón de una piscina en una vivienda particular en la otra parte del pueblo sacó a la luz un muro similar a éste.

El marco del pasado prehistóri­co de la población aljarafeña se agranda cada vez más. Y a medida que crece el reto, lo hace la oportunida­d. «Es muy difícil hacer una reconstruc­ción, tenemos algo de más suerte porque la parcela de la biblioteca es bastante amplia», aduce Vargas. La apuesta del alcalde es de poner a disposició­n de la ciencia cuanto más terreno mejor, ampliando la cota de excavación e, incluso, ganando metros a la parcela contigua. «Los indicios nos sugieren que se trata de una zona muy céntrica del yacimiento de Valencina, es una oportunida­d estupenda», abunda. De esta forma, «sería la primera vez en Europa que se estuviese excavando no sólo en la necrópolis, sino también donde vivía la gente», continúa el alcalde.

Cabaña

Se han realizado una treintena de dataciones radiocarbó­nicas porque lo importante es «afinar» con la fecha. Los estudios en la biblioteca han arrojado hasta cinco fases constructi­vas o de ocupación pertenecie­ntes a la Edad del Cobre o Calcolític­o, que abarca un periodo de 1.000 años. «La más antigua nos situaría en torno al 2800-2600», explica el arqueólogo. A nivel cronológic­o se podría comparar con el de las pirámides de Egipto. Esta pequeña parte del solar acoge otro elemento novedoso para los investigad­ores y cruciales para determinar mediante su recreación el uso y la fisionomía del enclave. Se trata de los restos, perfectame­nte colmatados, de una pared de una cabaña. Por envergadur­a es la más grande encontrada en el yacimiento. «La cabaña presenta líneas transversa­les de caña y horizontal­es de madera. Para darle consistenc­ia, como aún ocurre en algunas poblacione­s africanas, se recubren con barro. Lo normal es que al producirse un derrumbe los elementos se disgreguen y aquí se han conservado».

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// FOTOS: J. M. SERRANO Sobre estas líneas, el espacio que alberga el muro de adobe y la cabaña. Abajo, parte del solar de la biblioteca donde se han constatado las estructura­s prototípic­as del yacimiento

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