La mano de Pellegrini para variar una línea preocupante
El once, sin Fekir y con Guido y Cardoso en el pivote, y, sobre todo, la entrada del francés y Bakambu tras el descanso, llevaron al Betis al triunfo
Llegó la ansiada victoria. Por fin. Después de cuatro derrotas consecutivas lo necesitaba el Betis, Manuel Pellegrini y también la afición. Y eso que el Celta demostró tener buen trato de balón y acumuló ocasiones para haber obtenido un mejor resultado, principalmente en la primera parte. Pero el partido cambió tras el descanso. Y ahí apareció, de nuevo, la mano del entrenador verdiblanco. En el once inicial también hubo novedades. Sobre todo, la suplencia de Fekir, que apareció acompañada de la titularidad de Johnny Cardoso —sorprendía su poca presencia en las alineaciones ante el Atlético, el Villarreal, el Rayo y el Girona, porque en los partidos anteriores había demostrado tener nivel para mantener su sitio en el equipo— junto a Guido Rodríguez. Pero fue tras el paso por los vestuarios cuando las sensaciones y, también hay que decirlo, el juego del Betis, varió para conseguir el merecido triunfo final.
La mano de Pellegrini hacía semanas que no aparecía. Un amplio sector de la afición le achacaba que pusiera siempre a Fekir como titular (en ocho de los últimos nueve encuentros oficiales), cuando el francés estaba a un nivel más bajo que hace un año antes de caer gravemente lesionado. Lógico, también, por otra parte. No es menos cierto que en Montilivi sí se vio a un Betis mucho más competitivo que ante el Rayo o el Villarreal, porque el técnico chileno decidió dejar sólo en el pivote a Guido y juntar a futbolistas como el propio Fekir, Isco, Fornals y Ayoze en la zona de creación por detrás de Willian José. No sumó el cuadro bético en su visita a tierras gerundenses, pero quizás mereció un mejor resultado.
Ante el Celta, con la principal novedad ya referida del lyonés y la vuelta a la esencia del 4-2-3-1 más habitual utilizada por Pellegrini, el Betis se mostró al principio más compacto en tareas defensivas y también más fuerte en la presión. Pero en este segundo apartado el equipo verdiblanco se fue apagando con el paso de los minutos. Principalmente, porque el único que presionaba con sentido era Isco, que a su vez se multiplicaba para bajar unos metros a tener contacto con la pelota y buscar acciones de ataque. Eso provocó que los vigueses lograran en continuas ocasiones saltar la presión bética, también porque tenía superioridad en el centro del campo cuando sus laterales se volvían más profundos y Bamba y Aspas se metían por dentro. Los de Giráldez hacían correr hacia atrás al Betis con peligrosas transiciones hacia los dominios de un seguro Rui Silva, al mismo tiempo que los verdiblancos se mostraban atascados de tres cuartos hacia adelante. Y el físico de los béticos también fue preocupante en el tramo final de los primeros cuarenta y cinco minutos.
La movilidad de Bakambu
La historia cambió tras el descanso. Pellegrini y su cuerpo técnico destensaron al Betis. De hecho, antes de saltar al césped para disputar la segunda mitad, a Rubén Cousillas, ayudante del técnico chileno, se le escuchó decir a los futbolistas «suéltense, chicos. Disfruten el partido, disfruten». Y con la entrada al partido de Fekir y Bakambu por unos muy desdibujados Ayoze y Willian José, el equipo heliopolitano se desencorsetó en ataque.
El lyonés entró al partido enrabietado. Es un futbolista que no ha dado ningún ruído en el vestuario desde que fichó en julio de 2019. Pero a nadie se le escapa que su suplencia le hizo reaccionar. Desde que arrancó el segundo tiempo se vio a un jugador más activo, también en la presión, y que no ralentizaba las jugadas de ataque, como ocurriera en Vallecas y Montilivi, sobre todo, sino que participaba de la verticalidad a pocos toques que pretendía llevar acabo el cuadro bético.
Escorado a la izquierda, pero con mucha movilidad al querer estar en constante contacto con el balón, también buscó espacios. Fruto de ello fue el hueco que vio Isco para encontrar a Fekir en la jugada del segundo tanto heliopolitano, que el francés solventó con un gran control, un quiebro dentro del área y una definición, ante la salida de Guaita, arriba al techo de la red de la portería visitante.
También fue muy positiva la entrada al partido de Bakambu. Un delantero de un perfil diferente al de Willian José y del que Pellegrini ha dispuesto en cuanto ha podido. Ya se comprobó en Zagreb, cuando anotó el gol que metía al Betis en la eliminatoria, aunque cayese precisamente ese día lesionado. El congoleño evita las disputas con los centrales rivales y, también gracias a su velocidad y movilidad, busca constantemente los espacios en las defensas rivales. De hecho, tras el 1-0 de Miranda, un pase espectacular de Isco al hueco para la carrera del delantero llegado procedente del Galatasaray en el pasado mercado de invierno estuvo cerca de convertirse en el segundo tanto verdiblanco.
Sí subió al marcador, pese al suspense de la revisión desde el VAR porque el asistente de Martínez Munuera levantó su banderín y anuló en primera instancia el tanto por supuesto fuera de juego, el gran gol de Fekir. Precisamente, el francés no marcaba con la camiseta del Betis desde el partido contra el Celta en el Villamarín a comienzos de febrero de 2023, 433 días después.
El lyonés no marcaba con el Betis desde comienzos de febrero de 2023, precisamente contra el Celta en el Villamarín
El lunes, a la Feria
En otro orden de cosas, el lunes tendrá lugar el tradicional almuerzo de la primera plantilla, el cuerpo técnico y el consejo de administración del club verdiblanco en el Real de la Feria de Abril. El lunes será el día en el que el equipo bético comience a preparar el choque del próximo sábado 20 de abril en Mestalla frente al Valencia y tras el entrenamiento se desplazará toda la expedición al recinto ferial. Ángel Haro atenderá a los medios antes de la comida.
Miranda anotó su primer tanto en LaLiga 23-24, aunque le marcó al Rangers en la fase de grupos de la Liga Europa