Ventura: «Es el toreo que me inculcaron Peralta y mi padre»
▸ Galán se lamentó de la espada y Hermoso vio petición mayoritaria en el último toro Pista ecuestre
ENTRE BARRERAS
La de rejones tuvo un claro protagonista: Diego Ventura que, con sus diez puertas del Príncipe se ha ido emocionado de la plaza tras cortar las dos orejas al quinto de la tarde. El cigarrero, máxima figura del toreo a caballo, ofreció sus sensaciones tras formar un alboroto, desprendiéndose incluso de las riendas de Bronce al poner las banderillas a dos manos y pasear los dos apéndices: «Hoy es de los días que creo que he hecho el toreo para mí y el que me inculcaron los Peralta, mi padre, los grande maestros... y esa es la mayor pureza».
Ventura hizo balance de su faena, «la forma de parar los dos toros, la forma de torear, dándole su tiempo, despacio, de cerca, con las suertes finales, las rosas...». Y destacó la calidad y las hechuras del toro de San Pelayo, que le permitió «hacer el toreo que yo siento, el de hace 50 años y el de ahora, el puro». Acariciando las mieles del éxito, Diego Ventura habló de la Maestranza: «Ver esta plaza, con este ambiente y este colorido, que es única» en una tarde en la que le acompañaron amigos de México, que volaron expresamente para estar esta tarde, así como de Ecuador o Colombia. «Me siento un afortunado de estar aquí. Son días muy malos porque uno quiere dar lo mejor, por eso he roto a llorar», concluyó.
Galán y Hermoso
Abría plaza el conquense Sergio Galán, que necesitó varios descabellos para dar muerte al primero de la tarde. Tampoco tuvo suerte en el segundo, y se fue de vacío, por ello se lamentó por la espada, pero señaló: «Me he sentido bien, a gusto para ser la segunda de la temporada. Hay cosas que mejorar pero ha habido momentos muy buenos, con capote, muy emotiva la salida... Mi concepto creo que gusta».
Por su parte, el joven Guillermo Hermoso de Mendoza, que también se fue de vacío, tras matar al primero, se quejó de que el toro se le parase tan pronto. Era consciente de que se escapaba la Puerta del Príncipe que venía buscando, aunque en ese momento se acordó de su padre: «Siempre queda el sueño de poder cortar un rabo como hizo mi padre una vez en Sevilla». No pudo ser. En el segundo hubo más pañuelos, pero la presidenta no concedió la oreja: «Ha habido petición mayoritaria que no ha considerado darla».
La empresa Pagés permitió a los rejoneadores que, hasta la apertura de las puertas del gran templo del toreo, calentaran con sus caballos sobre el ruedo. La terna llegó a la plaza de toros a las cuatro de la tarde. Una vez concluido el calentamiento, los operarios acondicionaron el ruedo.
La presidenta «suplente», Macarena de Pablo Romero, le dio prestigio al festejo de rejones concediendo únicamente las dos orejas que mereció Diego Ventura en el quinto. Pese a la petición del tercero, impuso el rigor tras un ‘mete y saca’ poco decoroso.
La vuelta de Diego Ventura del año pasado trajo consigo un crecimiento en el interés de la afición, que casi llenó ayer los tendidos de la Maestranza. El rejoneador de La Puebla del Río demostró que es la máxima figura del momento, tanto en el ruedo como en la taquilla.
El conjunto ganadero de San Pelayo fue correcto, destacando especialmente el quinto, aunque no se deben olvidar toros como el primero. De todos modos, conviene que los rejoneadores salgan del monoencaste y lidien toros menos predecibles para recuperar la emoción.