Un colosal esfuerzo sin premio
▸El Betis Baloncesto no pudo impedir la victoria de un San Pablo Burgos más potente y letal desde la línea exterior
Joaquín Rodríguez en el banco. Con 30-30, otra vez nivelada la mañana, regresaba el charrúa en esa cronometrada rotación de Savignani, que tira de la hoja de Excel para no machacar a su tropa, de sólo diez efectivos.
En defensa, el partido estaba en el rebote y el triple. En evitarlo, claro, dada la facilidad burgalesa para engatillar desde el arco. El Betis picaba piedra en el rebote, todos a una en un esfuerzo conmovedor, mientras Joaquín, madera de líder, orquestaba todas las maniobras y escaramuzas ofensivas (40-35). Atrás, el equipo mezclaba la zona con la individual para confundir a su rival. Mientras, Polanco hacía lo indecible por encontrarse. Ofuscado, no estaba asentado, errando lo que no suele, y el Betis lo necesitaba. Berzins, más vivo que Fischer, sacaba falta de tiro en un rebote de ataque (43-37).
El tercer triple de Millán Jiménez, octavo de su equipo, clausuraba una primera parte (43-42) densa y frenética, de gran nivel, con el Betis con toda la cuerda dada. De regreso a la acción, le agotó la posesión al San Pablo Burgos con una excelente defensa. Dos bandejas de Faggiano ampliaron a cinco (47-42) y pudieron ser hasta ocho los puntos de renta albiverde, pero Polanco continuaba atascado. Los triples que no le entraban al Betis sí los transformaba su rival, máquina de repetición perimetral. Un parcial de 4-13 (5155), con Joaquín Rodríguez emitiendo señales de agotamiento, puso al equipo en un brete. En la defensa zonal se refugiaban de nuevo los verdiblancos.
La inesperada conexión Rogic-Ristic, un trabalenguas, hacía mucha pupa mientras Polanco aliviaba su gaznate punto a punto desde el 4,60.
Sin la sociedad Joaquín-Polanco a tope, el Betis perdía amenazas y cada vez le costaba más seguir a rueda de su rival (59-65, triple de Barrera). Parecía casi un milagro que estuviera a dos, tras triple de Kuksiks (63-65), cuando tronó la bocina del tercer asalto. A esas alturas, curiosamente, era mayor la valoración colectiva del Betis.
Pesa el agotamiento
Una mala defensa y una pérdida de Faggiano lo complicaron todo de nuevo. Muchísimo (63-69). El agotamiento hacía mella, mas el Betis rezongaba, que no estaba muerto. Después de que a Kuksiks le birlaran una posible falta de tres tiros, hizo una defensa colosal para sostenerse en el partido. Posiblemente la última. Ese esfuerzo hercúleo lo pagaba en ataque. El equipo boqueaba. Si fallaba bandejas era porque ya las piernas no respondían. Se le negaban los triples (8/27) y, si Polanco seguía muy lejos de su mejor versión, a Joaquín lo abandonaba también el acierto en ese momento crítico mientras Gonzalo Corbalán frotaba la lámpara para iluminar el camino de la victoria burgalesa (66-73).
Por enésima vez contra las cuerdas, el Betis salió a flote con un parcial de 5-0 de sus dos estrellas (71-73). Kuksiks respondía a Speight (74-76), pero no a Barrera. El San Pablo Burgos colonizaba el partido desde el triple (74-79) y entonces apareció Luke Fischer para apuntillar el duelo difuminando la esperanza de la remontada que el Betis, en una eterna persecución, buscó de todas las maneras, vaciándose y dejándose el alma. Lapornik, con el triple número catorce de los burgaleses, finiquitaba el pleito completando un parcial de 2-12, ya con el Betis Baloncesto rendido, sin fuerzas. No tenía más ases Savignani ni el equipo carburante en el depósito.
Los verdiblancos pierden la novena plaza tras las derrotas con el Alimerka Oviedo, el Força Lleida y el San Pablo Burgos