La Feria extendida
Se habla mucho de la Feria temporalmente extendida. Y poco de esta nueva Feria espacialmente extendida. Extendida hacia el centro
DE adolescente fui un rarito. Alguno diría que inadaptado. Yo prefiero pensar que feliz a mi manera. Cuando llegaban estos días me encantaba vagabundear por el centro. Las calles estaban silenciosas y vacías. A veces me metía en un cine. El Regina, por ejemplo. Ni un alma. Me parecía una gozada. Luego tuve mis años de feriante, no se crean. Nunca fui un incondicional pero sí bastante asiduo. Y supe lo que es volver arrastrándome a casa.
Pero, como los ríos vuelven a su cauce y las personas a su naturaleza, un año me atreví a sugerir a mi mujer una inmersión suave en una Feria de rarito. Básicamente se trató de sustituir la cena del pescaíto en el Real por una fuera. Empezamos yendo a restaurantes no muy lejanos. Supongo que para no ser raros del todo. Pero progresivamente nos fuimos apartando y acabamos en el centro. No hablo de hace mucho tiempo: al contrario, más bien poco. En cualquier sitio se podía entrar sin reserva. Éramos cuatro gatos. O más bien, cuatro perros verdes.
Todo eso es historia. Reciente pero historia. La Feria tiene hoy al menos tres recintos. Al oficial de Los Remedios, hay que sumarle Triana y el casco histórico. Prueben a reservar en los próximos días en los mejores restaurantes del Arenal o de la calle Betis o incluso de la Judería. Misión imposible. El domingo al mediodía recibimos a una pareja de alemanes. Y para no someterlos a una tortura demasiado severa, los llevamos a un restaurante en Santa Cruz pensando que estaría tranquilo. Craso error: estaba a rebosar. Todo eso es fruto del turismo, naturalmente. Pero no solo: hay cada vez más sevillanos metidos en bares en vez de en casetas.
Se habla mucho de la Feria temporalmente extendida. Y poco de esta nueva Feria espacialmente extendida. Extendida hacia el centro. No hay referéndum que pueda parar esta tendencia. La cual se verá además acentuada si se vuelve al formato más corto. Que, a mí, también me gusta más. Sin embargo, si la Feria está recuperando, en la afluencia de público, ese sentido de la medida del que hablan los cronistas es quizás porque el formato amplio lo favorece. Y porque además muchos sevillanos están cogiéndole el gusto a esa Feria fuera de la Feria. Si acortamos los días, el Real volverá a masificarse. Y eso empujará a aún más sevillanos a hacer compañía a los turistas en el centro.
Este año, de hecho, he visto por primera vez balcones en el casco histórico tematizados de Feria, al estilo de la calle Asunción. Apuesto tres contra uno que el año que viene voy a ver más. Así que, a las sarcásticas disyuntivas que planteaba Alberto García Reyes ayer sobre la Feria, sumo esta nueva un poco más en serio: ¿Feria sólo en Los Remedios o también en el casco histórico? Mi respuesta la pueden imaginar. Deseando estoy de escaparme a alguna playa desierta del Alentejo para poder volver a sentirme rarito en esta semana. En el centro de Sevilla ya no es posible. Aquí hay cada vez más gente celebrando la Feria como si estuviera en el Real.