Isaac, entre la necesidad y el egoísmo
El canterano está haciendo feliz al sevillismo y merece un contrato acorde a su rendimiento y a su potencial futuro
Contaba Ignacio Liaño ayer en estas páginas que Isaac Romero ya había trasladado su contraoferta al Sevilla para su renovación. Le tengo que preguntar al colega, un tipo del que hay que fiarse sí o también siempre cuando escribe de las canteras de los equipos sevillanos, si el envío de sus aspiraciones fue hecha después de fallar dos ocasiones clamorosas ante Las Palmas o entre estas y las que se fueron al limbo por no pasarle el balón a EnNesyri el día del Celta. Las canarias las erró por querer ser sutil cuando tenía al portero en compás pidiendo tuneladora y frente a los gallegos por «interés contractual», que el gol no se paga igual que la asistencia.
Isaac, que en hebreo significa «hace reír» –la bíblica risa de Sara, esposa de Abraham, cuando con 90 años le vaticinaron que sería madre-, está haciendo feliz al sevillismo y merece un contrato acorde a su rendimiento y a su potencial futuro. Le vendría bien a las dos partes cerrar el acuerdo pronto. Al club, en evitación de que una nueva racha goleadora, como la del inicio de su andadura con el primer equipo, alimente el interés de otros clubes y al futbolista porque su profesión no está exenta de lesiones o contratiempos. Y como denominador común a ambos, el beneficio que reporta tener en la plantilla a un futbolista con el futuro encauzado, sin la necesidad (y el egoísmo derivado de ella) de pasar reválidas de gol cada jornada para hacerse merecedor a lo que pide.
La situación económica por Nervión aboca a traspasar lo poco que cotiza en su plantilla y a mirar no de soslayo, sino de frente, a su cantera, tan desatendida en los tiempos de gloria. Cierto que del potrero de la carretera de Utrera no siempre sale lo que se necesita para lucir galones de titular en la élite, pero convengamos que buscándolo fuera tampoco se acierta en un porcentaje altísimo. Un ejemplo, amparado en la cercanía temporal: mientras ‘Papu’ Gómez, hoy «broncodilatado» en la cuneta de la competición, vegetaba en la plantilla pendiente sólo de ir convocado al Mundial, Luismi y Carlos Álvarez no merecían ni un simple testeo en LaLiga. Recuérdese.