El espray del terrorismo
LA ALBERCA
La anestesia local del sanchismo es tan grosera que ya sólo puede funcionar en la caseta del PSOE de la Feria de Abril
HA descubierto la Policía que en la Feria de Sevilla muchos jóvenes están usando un espray de anestesia local para emborracharse antes. Por lo visto, el bote de cloretilo se compra sin receta en las farmacias y cuando se asperja sobre el cubata acelera el efecto del alcohol para que la papa salga más barata. A eso hemos llegado ‘endegenerando’, que diría el banderillero de Belmonte que ascendió a gobernador civil. Con anestesia local se consiguen muchas cosas. Vaya usted a saber si el sanchismo no nos está intentando emborrachar con el pulverizador de Bildu ahora que en la campaña vasca es noticia el espray pimienta que un energúmeno le ha echado en los ojos al candidato del PNV. El mismo partido que dio la Alcaldía de Pamplona a los aberzales a cambio de sus votos para la investidura de Pedro Sánchez, el que cerró un pacto secreto para garantizarse su apoyo con contraprestaciones que nadie se atreve ni a plasmar por escrito, ese que para justificar la alianza proclamó desde el banco azul que Bildu es «un partido progresista democrático de este país» –Óscar Puente dixit–, el que se hizo el longuis cuando supimos que su socio había metido 44 etarras en sus listas para las municipales, ese mismo partido nos dice ahora, con las urnas pisándole los talones, que «no reconocer que ETA fue una banda terrorista es un desprecio a todas las víctimas, a la sociedad española y a la sociedad vasca». Acabáramos. La dialéctica filoetarra siempre nos ha justificado el terrorismo como un «conflicto», ha llegado a calificar a Otegi como «hombre de paz» e incluso nos ha intentado colar el mantra de la «violencia de Estado». Y el sanchismo ha tragado ampliando la Ley de Memoria Democrática hasta 1983 para incluir las supuestas torturas a etarras. Según el gran pensador Otxandiano, las denominaciones de ETA «pueden ser diversas» y «la violencia del Estado también puede tener diferentes títulos». Y ahora quiere el PSOE ponerse digno porque la asesoría sanchista ha dado la orden de recordar el terrorismo tras el análisis de las encuestas. Venga ya. Sánchez sigue intentando soplar y sorber para no caerse del alambre.
La anestesia local de este Gobierno nos ha emborrachado de forma rápida muchas veces, especialmente en las campañas electorales. Pero la operación que pretende llevar a cabo ahora exige anestesia general. Y no hay pócima política que hipnotice a toda la sociedad ante una contradicción tan grosera. Es verdad que a este presidente le resbala la hemeroteca, que se le puede poner un vídeo en el que repite machaconamente que jamás pactará con Bildu y el tío ofrece inmediatamente una explicación sin titubear. Es cierto también que no tiene principios, sólo intereses, por lo que puede decir una cosa aquí y la contraria allí en función de sus cálculos electoralistas, con absoluto menoscabo de los estatutos de su partido si es necesario. Pero el espray de Bildu ya sólo puede funcionar en la caseta del PSOE de la Feria de Abril. Creo que me explico.