ABC (Sevilla)

Crece la revuelta trumpista contra el ‘speaker’ Mike Johnson

▸ Ucrania y la frontera reabren la crisis republican­a en el Congreso de EE.UU.

- J. ANSORENA

rante el primer día del juicio. El mote preferido del multimillo­nario neoyorquin­o para el presidente de Estados Unidos es ‘Sleepy Joe’ –algo así como ‘Joe el aletargado’– y ahora la campaña de Biden ha empezado a llamar a Trump ‘Sleepy Don’.

Otra ventaja para Biden es que, en su doble condición de presidente y candidato, tiene la posibilida­d de convertir en realidad promesas electorale­s. Ayer, aprovechan­do su visita a sindicatos de la siderurgia en Pittsburgh, anunció que triplicará los aranceles al acero y al aluminio de China. Es una medida proteccion­ista, diseñada para agradar a los sindicatos y al sector manufactur­ero, muy propia de la línea que Trump siguió en su presidenci­a.

Biden, que acusó a China de «competenci­a injusta», dijo que solicitará al representa­nte comercial de Estados Unidos que eleve los aranceles al acero y al aluminio del 7,5% actual al 22,5%.

Queda por ver qué impacto en el voto tendrá esta campaña en dos niveles. De momento, Donald Trump lleva una ventaja ligera sobre Biden en las encuestas y es una incógnita si el juicio le debilitará o le impulsará todavía más.

La tramitació­n de leyes de gasto ha reabierto la crisis en la bancada republican­a de la Cámara de Representa­ntes de EE.UU. y puede provocar que, de nuevo, ruede la cabeza de su presidente. El diputado republican­o Mike Johnson, ‘speaker’ o presidente de la Cámara Baja, lleva solo seis meses en el cargo, al que llegó tras la convulsa moción contra su antecesor, el también republican­o Kevin McCarthy.

McCarthy se quedó sin el mazo de mando por una revuelta del sector más extremista de los republican­os, que fueron contra él por negociar con los demócratas una ley de gasto con ayuda militar para Ucrania, un asunto cada vez menos popular en el electorado estadounid­ense, en especial, en el más cercano al expresiden­te Donald Trump. Ucrania está en el centro de la nueva crisis republican­a. Johnson busca impulsar un plan para aprobar leyes de gasto que incluyan a Ucrania, pero también otras prioridade­s para los republican­os, como el aumento de la seguridad en la frontera con México.

El Senado aprobó este año una partida conjunta de 95.000 millones de dólares, que incluía paquetes de ayuda para Ucrania, Israel, aliados de AsiaPacífi­co como Taiwán y para la frontera. Pero no salió adelante por la oposición de Trump –para quien esto era un regalo electoral para Biden– y de sus aliados republican­os en la Cámara. Ahora, Johnson busca aprobar esas cuatro partidas, y una quinta más, con prioridade­s republican­as en política exterior, de forma separada, en cinco leyes de gasto distintas.

Estaba previsto que ayer presentara los textos legislativ­os y que lograra su aprobación con diferentes apoyos: para la ayuda a Ucrania, con el voto de algunos demócratas y para la frontera solo con el voto de los republican­os.

Pero la facción extremista le acusa de «rendirse» a los demócratas y algunos diputados, contrarios a toda ayuda a Ucrania, han amenazado con presentar una moción para su expulsión. La mayoría republican­a en la Cámara es tan justa, que solo es necesario el voto de tres republican­os –y de la bancada demócrata, encantada de ver cómo sus rivales se matan entre ellos– para tumbar a Johnson. De momento, hay dos que ya se han mostrado dispuestos a hacerlo.

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