La batalla por la supremacía nacionalista
Hoy concluye una campaña electoral en que la minoría constitucionalista ha sido participante marginal en unas elecciones donde la sociedad vasca se inclina hacia un nacionalismo e independentismo completamente consolidados. La batalla moral y de la memoria en el País Vasco ha sido ganada por los herederos de ETA y por aquellos que, durante los años del tiro en la nuca, los secuestros, los coches bomba y la amenaza constante del terrorismo, optaron por mirar hacia otro lado. Esta es una época que ha sido borrada de la memoria de las nuevas generaciones del País Vasco, en la que bajo el yugo de ETA el nacionalismo logró someter a la mitad de la población vasca y llegó a expulsar a casi 200.000 personas del territorio, alterando así de forma permanente el censo electoral del país. Pasado mañana, con el respaldo de los votos del sanchismo, la sociedad vasca decidirá cuál de las dos opciones nacionalistas se convertirá en la alternativa política que gobernará durante la próxima legislatura el futuro de la Comunidad. Son dos propuestas nacionalistas antagónicas que, sin embargo, comparten la iniciativa de lanzar un proceso soberanista en el País Vasco. No obstante, frente al declive generacional del PNV, que se ha vuelto ideológicamente poco atractivo para las nuevas generaciones, Bildu emerge como la opción política más atrayente para la sociedad vasca, según todas las encuestas. Esto sucede a pesar de la resistencia de Pello Otxandiano, candidato de Bildu a lendakari, a llamar a ETA por su nombre y a condenar su actuación cruenta durante cinco décadas.