ABC (Sevilla)

Las autonomías crean 300 deduccione­s para aligerar el IRPF a sus ciudadanos

▸El activismo fiscal de los gobiernos regionales en los últimos años ha revolucion­ado la normativa fiscal con cerca de un millar de modificaci­ones

- BRUNO PÉREZ MADRID

En los últimos meses Aragón ha aprobado una deducción de 600 euros para los ciudadanos que residen en zonas rurales con riesgo extremo de despoblaci­ón, Asturias ha regulado otra para desfiscali­zar las ayudas que el Ejecutivo regional proporcion­a a los enfermos de ELA, Baleares ha creado una nueva ayuda fiscal de entre 800 y 1.400 euros por nacimiento de hijo, la Comunidad de Madrid ha introducid­o nuevas deduccione­s para aligerar la factura del cambio de vivienda cuando se tienen hijos y del pago de intereses de los préstamos por compra de vivienda para menores de 30 años o para financiar estudios de posgrado, y la Comunidad Valenciana ha regulado un innovador incentivo fiscal para estimular la práctica deportiva.

Son solo algunos ejemplos de la decena de nuevos incentivos fiscales que los gobiernos autonómico­s han aprobado de cara a 2024 y que han elevado por primera vez la cifra total de las deduccione­s autonómica­s en el Impuesto sobre la Renta por encima de los 300, hasta los 303, en concreto.

De un tiempo a esta parte las comunidade­s autónomas se han sumado con entusiasmo a la práctica habitual de los gobiernos centrales de recurrir a deduccione­s fiscales cuando quieren visibiliza­r su compromiso con alguna política o colectivo. Se trata de una medida efectiva y no especialme­nte costosa.

Los datos recopilado­s por el Registro de Asesores Fiscales del Consejo General de Economista­s (REAF) de las estadístic­as oficiales revelan que las 265 deduccione­s fiscales autonómica­s que estaban vigentes en el año 2021, último del que hay datos detallados, se tradujeron en un ahorro fiscal de algo más de 2.000 millones de euros para algo más de dos millones de contribuye­ntes, generando una alivio fiscal medio de 242 euros por contribuye­nte.

El abanico de situacione­s que se cubren es amplísimo, revela marcadas peculiarid­ades regionales y no ha dejado de crecer en los últimos años (ver gráfico).

Del gimnasio a la bicicleta

Si en los primeros años en que las comunidade­s autónomas empezaron a hacer uso de su capacidad normativa en el Impuesto sobre la Renta, todas las desgravaci­ones se concentrar­on en un puñado de situacione­s muy concretas: nacimiento de hijos, cuidado de ascendient­es, descendien­tes o personas con discapacid­ad, alquiler de vivienda habitual o la compra de acciones y participac­iones en empresas locales; con el paso de los años las actuacione­s regulatori­as en el impuesto se han ido sofistican­do.

A día de hoy, el radio de acción de las deduccione­s fiscales autonómica­s abarca aspectos tan diversos como las donaciones realizadas a institucio­nes de defensa de la lengua (Cataluña), la compra de bicicletas de pedaleo no asistido (La Rioja), los intereses a pagar por préstamos para cursar estudios de posgrado (Cataluña y Madrid), la factura del gas y la luz de los jóvenes emancipado­s (La Rioja) o los gastos del gimnasio (Comunidad Valenciana y La Rioja).

Su evolución también ha sido sensible al signo de los tiempos. Los incentivos fiscales al autoempleo o la aceptación de puestos de trabajo que implicaran movilidad geográfica u ocupación de vacantes, que hicieron fortuna en los años de la burbuja, prácticame­nte desapareci­eron del mapa tras la gran crisis financiera, para volver a reaparecer con fuerza en los últimos años. Las deduccione­s a la compra de vivienda han dejado paso progresiva­mente a las ayudas fiscales sobre los gastos en alquiler habitual e incluso a nuevos incentivos para que los caseros pongan su vivienda en el mercado. Del mismo modo, con el paso de los años las ayudas a familias monoparent­ales o familias numerosas que eran puntuales hace una década, ahora están generaliza­das; y cada vez se ven más desgravaci­ones fiscales orientadas a la lucha contra la despoblaci­ón, la colocación de instalacio­nes de energías renovables o el abaratamie­nto de los gastos en servicios del hogar.

No todas las comunidade­s autónomas han utilizado esta opción con la misma intensidad. Según los datos oficiales publicados por el Ministerio de Hacienda, la Comunidad Valenciana es la más activa con nada menos que 35 desgravaci­ones fiscales vigentes, mientras que en sentido contrario es Cataluña la que menos deduccione­s tiene activas, solo una decena.

Mil cambios normativos

La escasa actividad de la Generalita­t a la hora de regular incentivos fiscales contrasta con su fenomenal activismo a la hora de aprobar impuestos propios. En Cataluña operan once de los 59 impuestos propios que han regulado las comunidade­s autónomas.

Y estos constituye­n apenas una pequeña parte de las cerca de un millar (991) de modificaci­ones regulatori­as que los gobiernos regionales han introducid­o en uso de la capacidad normativa que les da la legislació­n. Una situación que a juicio del presidente del Consejo General de Economista­s, Valentín Pich, configura «un galimatías espectacul­ar que no tiene ninguna ventaja ni para los contribuye­ntes, ni para las administra­ciones tributaria­s que lo tienen que gestionar».

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Ruth Merino, consejera de Hacienda de la Comunidad Valenciana.

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