En la salud y la enfermedad: la unión entre Carlos III y Catalina se fortalece
En un emotivo gesto hacia su nuera, el Rey la ha nombrado real compañera de la Orden de los Compañeros de Honor
El Rey Carlos III y su nuera Catalina tienen en este momento algo en común: están ambos fuera de los focos, mientras se someten al tratamiento para combatir el cáncer. En medio de la adversidad, el monarca le concedió esta semana un honor sin precedentes en la realeza británica al ser nombrada miembro de la Orden de los Compañeros de Honor. Esta orden, creada por el Rey Jorge V, reconoce los logros destacados en una variedad de campos, desde las artes y la literatura hasta la ciencia y la política.
El monarca decidió así reconocer el notable servicio público de la que él mismo llama «mi querida nuera» al otorgarle este prestigioso título, destacando así el compromiso y la dedicación excepcionales de Catalina de Gales hacia causas importantes y su contribución en diversos ámbitos de la sociedad. Este reconocimiento refleja el profundo aprecio del Rey por el trabajo de su nuera, con quien, según fuentes reales, siempre ha mantenido un estrecho vínculo que se hizo aún más fuerte con el nacimiento de sus nietos.
No hay informes de conflictos entre ellos, y se les ha visto juntos en numerosas ocasiones en eventos públicos y familiares. Pero según ‘The Times’, desde que la Princesa y el Rey recibieron sus diagnósticos de cáncer, con pocos días de diferencia, el monarca ha «mantenido un contacto más cercano con su querida nuera a lo largo de las últimas semanas». El Rey y la Reina Camila visitaron a Catalina cuando los dos fueron ingresados en la
Clínica de Londres, en Marylebone, en la que la Princesa se estaba recuperando de una cirugía abdominal mientras Carlos III estaba siendo tratando de la próstata. A los miembros de la Familia Real se les asignó una ala privada en el hospital, y después de su procedimiento, Carlos realizó dos visitas para verificar el progreso de su nuera antes de ser dado de alta.
Según el mismo diario, fuentes del Palacio aseguran que la enfermedad los ha acercado más que nunca, e incluso compartieron un almuerzo los dos solos antes de que Catalina hiciera público el vídeo en el que revelaba su diagnóstico. Después, Palacio dijo en un comunicado que el monarca estaba «orgulloso de Catalina por su valentía al hablar como lo hizo».
La prensa local ha recogido a lo largo de los años testimonios de allegados a la Familia Real que reflejan el cariño y el respeto entre ambos, e incluso el puente que es Catalina entre Carlos y su hijo Guillermo. Las imágenes tampoco han dejado lugar para las dudas: abrazos, sonrisas, miradas cómplices e incluso besos a lo largo del tiempo. Además, ella ha cumplido sin fisuras con su papel en La Firma, demostrando un compromiso con su trabajo que se contrapone a la imagen de la otra nuera del Rey, Meghan Markle, esposa del Príncipe Harry, pese a que Carlos incluso caminó con ella camino al altar durante su boda. «Perdí a mi padre en esto», recordó Meghan en una entrevista y explicó que «le pedí que me llevara al altar y él dijo ‘sí’». En su serie documental de Netflix de 2022, ella describió a Carlos como «encantador», pero poco se sabe en detalle sobre la relación entre ambos antes de que la pareja se apartara de sus papeles como miembros de la Familia Real y se mudaran a California. El resto, es historia. La relación se dañó, sobre todo, después de que Harry y Meghan se dedicaran a airear los trapos sucios en libros, documentales y entrevistas.
Catalina, en cambio, «le ofrece al Rey las tres cualidades que se encuentran en todas las grandes amistades: comparte sus intereses, es leal y, quizás lo más importante, en un mundo de pompa y protocolo, lo hace reír», dice ‘The Times’. Durante una recepción en la cumbre del G-7, se vio a Catalina referirse a Carlos como «grandpa» (abuelo), revelando la intimidad de su relación, una muestra de cariño que es un testimonio de su profundo lazo. Impecable en su comportamiento, en el fondo y en la forma, Catalina ha elogiado repetidamente la calidez y la acogida de su suegro desde el principio, y durante su boda con Guillermo, Carlos expresó su alegría por tenerla como parte de la familia, refiriéndose a ella como «la hija que no tuve».