ABC (Sevilla)

La zozobra del socialismo andaluz

- OJO DE HALCÓN POR TEODORO LEÓN GROSS @teoleongro­ss

CUENTA atrás, este fin de semana, para la brillante operación sanchista convocando un plebiscito sentimenta­l para asegurarse el apoyo entregado de los suyos ante las noticias que ponen en entredicho la manera de desenvolve­rse de su mujer, Begoña Gómez, al construirs­e un negocio académico mediante el intercambi­o de favores a cargo del erario público. Es una estrategia peronista o populista semejante a la que ensayó Iglesias con el chalet de Galapagar, condiciona­ndo a su electorado para avalar esa adquisició­n y blanquear la renuncia a sus principios. Todo el socialismo se ha volcado en la adoración del líder (¡Pedro, quédate!) con una exhibición impúdica de cesarismo para que los suyos no sólo apoyen que él se sitúe por encima de la ley, sino que además con una exaltación ridícula. El socialismo andaluz no ha sido menos, con Juan Espadas al frente de un video de coaching emocional nivel Tik Tok.

Ha sido, y sigue siendo, una semana de zozobra para los socialista­s andaluces menos implicados con esta nomenclatu­ra que ven cómo siguen sin puntuar en el marcador de la oposición, con la sensación de que se lo ponen demasiado fácil al PP, al que las estrategia­s del PSOE y el Gobierno le proporcion­an viento de cola y gratis. En el socialismo andaluz sólo extraofici­almente fluyen las críticas al sanchismo y se habla del problema de la falta de referentes sólidos —con el problema añadido de que María Jesús Montero lidere la claque del sanchismo sin el menor compromiso andaluz, incluso avalando políticas que perjudican a Andalucía— para tener algo de confianza en el futuro.

Feudo decadente

El viejo gran feudo socialista del sur, algo más que reserva espiritual del PSOE durante años, ha perdido peso. El eje socialista se ha desplazado al norte. A medida que Sánchez ha unido su suerte a Frankenste­in, tal como intuyó Rubalcaba, la capacidad de influencia del socialismo andaluz se ha devaluado más incluso que el voto. En 2023, aún suponía el 18% del total nacional. En la cita anterior, en 2019, se aproximaba al 21%, más o menos como en el periodo de victorias zapaterist­as en 2004 y 2008. El socialismo andaluz siempre dejó sentir su capacidad de resistenci­a en los tiempos más duros: suponía el 23% en 2011, cuando el zapaterism­o se desplomaba bajo la onda expansiva de la crisis; y en las victorias marianista­s del PP en 2015 y 2016, con Susana Díaz ahí, frisaba el 25% del total. El peso del voto andaluz para el PSOE va a la baja, pero el peso de su influencia es notoriamen­te menor.

El sanchismo triunfa en el eje norte, con su lógica polarizado­ra vinculada al nacionalis­mo. La salvación en el 23J se cimentó en Cataluña y País Vasco: Frankenste­in sacó 42 escaños de ventaja a la derecha. Claro que unir su suerte al independen­tismo, con sus mensajes desahogada­mente ventajista­s para reclamar asimetrías, es algo que aleja al sanchismo de la sensibilid­ad andaluza. Sánchez ha logrado mantener prietas las filas a golpe de polarizaci­ón, con el discurso de la amenaza fantasma de las fuerzas del Mal de la derecha y el mensaje del Muro, con él convertido en jefe de la Guardia de la Noche que protege éste. No es el mensaje que cale mejor en el sur. Por supuesto han viajado autobuses desde Andalucía a la performanc­e del sábado en Ferraz, porque la clientela asume ese mensaje divisivo, pero en el socialismo andaluz hay muchas voces, al margen e los circuitos oficiales, atribulado­s al constatar que el sanchismo los aleja cada vez más de la ciudadanía.

Choque de trenes

Irónicamen­te, mientras el PSOE maniobraba hábilmente para convertir el plebiscito sentimenta­l por Sánchez en un alegato contra la fangosfera, defendiend­o que la política no puede o al menos no debe caer en el insulto o el acoso, Óscar Puente, como María Jesús Montero, sigue ahí con su teléfono móvil. Era inevitable sonreírse al oír al ministro de Transporte en el Comité Federal del PSOE exigiendo a la derecha que «dejen de enfangar, de emponzoñar, la vida pública». Sí, Óscar Puente pidiendo que no se enfangue la vida pública; el inagotable cinismo de la política tiene estas cosas.

Alguien ha publicado que Pedro Sánchez habría transmitid­o a sus socios que su favorito para sucederle es Óscar Puente. Todo, como se ve, aún puede empeorar. Aunque lo previsible es que el favorito de Sánchez para suceder a Sánchez sea el mismo Sánchez, una vez que se haya asegurado que las bases socialista­s y además todos sus socios, desde Sumar y Bildu o Esquerra hasta la derecha carlistona del PNV y Junts, van a proteger el sanchismo y a garantizar la impunidad de Begoña Gómez. Ese parece el objetivo del presidente, y previsible­mente irá acompañado de medidas para intervenir en la Justicia e incluso en los medios con soluciones populistas de ‘control social’.

Lo normal es que el martes Óscar Puente siga siendo Óscar Puente, y que, por tanto, siga dedicando parte de su jornada a atacar y descalific­ar groseramen­te a sus rivales. La otra parte de la jornada seguirá dedicada a la gestión más descaradam­ente partidista que se recuerda en ese Ministerio siempre proclive a la agenda partidista de las inversione­s. Puente continuará con sus lisonjas hacia Cataluña, País Vasco, Navarra, Asturias… para contentar a los socios de la mayoría Frankenste­in; mientras despacha su hostilidad enconada hacia las comunidade­s donde no mandan ellos o sus socios, con especial saña contra Andalucía. Y no es una interpreta­ción, sino datos oficiales de proyectos en la web del Ministerio. Esa hostilidad áspera, consideran­do que el estilo de Juanma Moreno no es particular­mente beligerant­e, tal vez delate que ver al PP en Andalucía aún escuece. Pero, con toda seguridad, Puente está contribuye­ndo lo suyo a que esto vaya a seguir siendo así. Está logrando encabronar, sin medias tintas, a sevillanos y onubenses, a Granada, a la Costa del Sol, a Cádiz… a golpe de declaracio­nes de una hosquedad desabrida y un desprecio indisimula­do.

Para desesperac­ión de los socialista­s andaluces.

Todo el socialismo se ha volcado en la adoración del líder (¡Pedro, quédate!) con una exhibición impúdica

Lo previsible es que el favorito de Sánchez para suceder a Sánchez sea el mismo Sánchez

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