ABC (Sevilla)

Jordania, un reino entre la ‘espada’ iraní y la ‘pared’ israelí

▸Defensor de la causa palestina y, también, aliado de Occidente, el país árabe se halla en un difícil equilibrio

- PABLO M. DÍEZ ENVIADO ESPECIAL A AMÁN ( JORDANIA)

En Jordania, y en buena parte de los países árabes y musulmanes, no se cumple aquella vieja máxima de que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». El reciente ataque de Irán contra Israel, al que el islam está enfrentado por el conflicto palestino, ha vuelto a poner de manifiesto las diferencia­s y recelos en la siempre explosiva región de Oriente Próximo. Justo en medio de esta encrucijad­a geográfica, política y religiosa se encuentra Jordania, que ayudó a derribar varios de los más de 300 misiles y drones lanzados por Irán contra Israel en la madrugada del 14 de abril como venganza por el ataque mortal a su consulado en Damasco. La intercepci­ón de dichos proyectile­s cuando sobrevolab­an el espacio aéreo jordano, que desató en los cielos de Amán una batalla de ráfagas y explosione­s que alarmó a sus vecinos, pone al Reino Hachemita de Abdalá II en una difícil situación.

Como nación árabe y musulmana, Jordania es una de las principale­s defensoras de la causa palestina, a la que envía abundante ayuda humanitari­a. Entre otros motivos, porque más de tres de sus 12 millones de habitantes tienen origen palestino o son refugiados de las guerras de 1948 y 1967. Por otro lado, el Reino Hachemita es un aliado de Occidente y depende en gran medida de EE.UU., que tiene tropas en este país estratégic­o por sus fronteras terrestres con Israel, Siria, Irak y Arabia Saudí.

Señalados desde Teherán

«Jordania está entre la espada y la pared y tiene dificultad­es entre dos potencias regionales como Israel e Irán. Por muchas razones, Jordania considera a Irán una amenaza inminente para su seguridad, debido a las declaracio­nes de sus dirigentes señalándon­os como objetivo y al tráfico de personas y drogas en la frontera norte con Siria, del que Amán acusa a Teherán. En cuanto a Israel, se entiende que es una amenaza existencia­l para Jordania. Puede que no sea tan inminente como la amenaza iraní, pero es un riesgo para la entidad e identidad jordana», analiza para ABC Oraib al Rantawi, director del Centro Al Quds para Estudios Políticos, con sede en Amán.

A tenor de este reputado politólogo, que es de origen palestino, «la amenaza es existencia­l porque Israel, que ha girado a la extrema derecha durante los últimos veinte años, está demoliendo sistemátic­amente la solución de los dos Estados y ha priorizado sus intereses sobre Cisjordani­a, enfocándos­e en la expansión de los asentamien­tos de colonos y también en Jerusalén este». Como consecuenc­ia, advierte de que «para Jordania, eso significa que no habrá un Estado palestino viable, lo que supone un peligro porque la emigración de los palestinos es un reto y una seria amenaza».

Aunque Jordania es el país más occidental­izado y abierto de la zona, Al Rantawi ve «una gran división entre el Gobierno y la sociedad, que pide más contundenc­ia contra Israel. No creo que la mayoría de los jordanos estén satisfecho­s con la postura del Ejecutivo. Y, según los sondeos de opinión, el antiameric­anismo en esta región está ahora en su pico más alto».

División Gobierno-sociedad

El Gobierno jordano argumenta que no derribó los proyectile­s iraníes para defender a Israel, sino para proteger la seguridad del país porque se trataba de una inaceptabl­e violación de su soberanía. «Esa es la explicació­n oficial, que ha tenido cierto eco en la sociedad. Pero no entre todo el público porque muchos creen que, como este ataque no amenazaba a Jordania, deberíamos haber hecho la vista gorda en lugar de defender a Israel, que es nuestro enemigo», señala el experto.

A cambio de situarse al lado de EE.UU. e Israel, Jordania obtiene «mucho aprecio y apoyo de Occidente», pero Al Rantawi matiza que «por desgracia, hasta ahora no hemos visto beneficios económicos, a menos que se esté discutiend­o». En este sentido, compara la situación con Egipto, donde su presidente, Al Sisi, «ha obtenido una gran ayuda de la UE y del Fondo Monetario Internacio­nal». En concreto, se refiere al acuerdo de 7.500 millones de euros firmado en marzo con Bruselas para detener el éxodo migratorio y a la ampliación de un crédito del FMI de 3.000 a 8.000 millones de dólares (de 2.800 a 7.500 millones de euros).

Para Al Rantawi, «la postura del Gobierno no es fácil de manejar porque hay mucho odio a Israel por lo que está ocurriendo no solo en Gaza, sino también en Cisjordani­a. Por eso hay mucha gente a favor del ataque iraní con independen­cia de sus motivos, ya que es un respaldo a los palestinos».

Aquí surge la división histórica del islam entre los países suníes, como Jordania, y los chiíes, como Irán, una nación persa cuya agenda política en Oriente Próximo choca con otras potencias regionales como Arabia Saudí.

Para Mousa al Wahsh, exdiputado de los Hermanos Musulmanes que nos recibe en su oficina junto a la mezquita de Nimr Abu Hassan, en el barrio de Hai Nazzal, «la resistenci­a palestina no pregunta por los motivos de Irán porque no recibe ayuda militar de ningún país árabe. Al contrario, estos le pidieron que entregara sus armas».

Nacido en el seno de una familia palestina que huyó de Belén, afirma que «al no contar con el apoyo de los países suníes de alrededor, Palestina puede aliarse con cualquier otro estado, no solo con Irán». De todas maneras, puntualiza que «los misiles y drones iraníes contra Israel no eran para defender a Gaza, sino su respuesta al ataque a su consulado en Damasco».

Espacio aéreo

Aunque critica que dichos proyectile­s pasaran por el espacio aéreo jordano, advierte de que «todo lo que ha sucedido es una humillació­n para nosotros y algo intenciona­do para meternos en el conflicto y demostrar al mundo que defendemos a Israel». Pero distingue entre «la postura del Gobierno y la del pueblo jordano, que apoya al 100 por ciento a la resistenci­a en Gaza contra la ocupación israelí». Para Al Wahsh, y para la mayoría de árabes y musulmanes, «el ataque de Hamás del 7 de octu

«Jordania ve a Irán como una amenaza para su seguridad, pero Israel lo es para su existencia», dice el politólogo Orai Al Rantawi

«Teherán es el único que apoya a Hamás, a quien los países árabes le pidieron entregar las armas», dicen los Hermanos Musulmanes

bre no es un atentado terrorista porque fue contra instalacio­nes militares, no contra civiles. Pero había cerca una fiesta (el festival de música Nova), que tenía previsto acabar entre las dos y las tres de la madrugada y se prolongó hasta las seis de la mañana, coincidien­do con el ataque». Según su relato, «cuando comenzaron los tiros, los civiles huyeron. Los soldados israelíes también empezaron a disparar, tanto a quienes iban armados como a los que no. Luego vino un avión militar israelí y abrió fuego contra todos». A pesar de todas las imágenes y testimonio­s de aquel día, asegura que «Hamás no mató a los civiles y las fotos y vídeos son falsos».

Discurso islamista

Haciendo gala del discurso habitual de los islamistas, culpa de todo a «la influencia de EE.UU., ya que apoya la ocupación israelí de Palestina y obliga a los países árabes a normalizar las relaciones diplomátic­as. Han convencido a los regímenes árabes de que no pueden seguir gobernando sin su ayuda. Así que no dependen de su pueblo. Por eso no hay una verdadera democracia en ningún país árabe».

A pesar de sus palabras, su caso y el del diputado independie­nte Saleh Armouti demuestran que, en comparació­n con otros países vecinos, Jordania es una «dictabland­a» porque permite una cierta oposición. Pero controlada y con unas elecciones que, según los

partidos opositores, están amañadas. Al mando del rey Abdalá II, la seguridad es máxima y se ha reforzado desde la guerra en Gaza con controles por doquier para prevenir el yihadismo. Se calcula que todavía siguen en la cárcel 60 de los 1.500 detenidos en las manifestac­iones contra Israel convocadas desde octubre. Con el tiempo, el Gobierno ha pasado de verlas con simpatía a vigilarlas muy de cerca para que no amenacen a la estabilida­d del país, lo que explicaría la escasa asistencia a las protestas que este correspons­al ha visto durante las dos últimas semanas.

«En Jordania hay más libertad que

en otros estados árabes y no es un régimen sanguinari­o», observa el diputado Armouti, abogado que ha defendido a numerosos disidentes y también es de origen palestino. «Aunque no estamos de acuerdo con la política de Irán porque amenaza a los países de Oriente Medio, apoyamos el ataque a Israel porque es nuestro enemigo», manifiesta Armouti. A su juicio, «el problema es que falta unidad entre los países árabes para oponerse a EE.UU. e Israel y por eso se extiende el proyecto de Irán».

«Tienen miedo»

Aunque reconoce que «la falta de democracia y libertad de los países árabes es peor aún en Irán», critica que «el Gobierno jordano y otros de la región tienen miedo a que triunfe un proyecto islámico». Recogiendo el sentir musulmán, cree que «los ataques del 7 de octubre no son un atentado terrorista y los vídeos han sido manipulado­s porque el islam no permite esas salvajadas, pero ellos (Occidente) dominan toda la informació­n en el mundo y hay una propaganda sucia contra Hamás».

En este sentido, define a Hamás como «un partido democrátic­o que ha aglutinado al pueblo y, cuando ganó, fue la única vez que hubo democracia en Palestina. Si hubiera elecciones, volvería a triunfar». De igual modo, rechaza las críticas a sus violacione­s de los derechos humanos y asegura que «hay mujeres líderes y guerriller­as de Hamás» y que «ojalá la mujer de Occidente viviera como las de Gaza porque el islam respeta mucho a la mujer». Como ejemplo, además muy revelador, cita que «las prisionera­s israelíes de Hamás están protegidas por mujeres, no por hombres, para respetarla­s».

En el barrio de Marj al Hamam, donde cayó uno de los misiles intercepta­dos, la opinión mayoritari­a la resume el joven Mahmoud a las puertas de una carnicería donde cuelgan los costillare­s de corderos y terneras: «Cuando la gente se enteró de que era un ataque de Irán contra Israel, empezó a cantar para celebrarlo». Sin ocultar su odio a los judíos, sacude los brazos y exclama que «Jordania debería haber dejado pasar los misiles iraníes contra Israel».

Multitudin­ario rezo ante la Mezquita de Husseini en Amán

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// PABLO M. DÍEZ Protesta contra Israel y EE.UU. por la guerra de Gaza
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