ABC (Sevilla)

Antonio Banderas vuelve a la aventura

El actor andaluz ha empezado los ensayos de su nuevo musical, ’Tocando nuestra canción’ , protagoniz­ado por María Adamuz y Miquel Fernández, y que se estrenará el 6 de junio en Málaga

- JULIO BRAVO MADRID

Sentado de espaldas al espejo que panela la pared del estudio, Antonio Banderas ríe con ganas una de las frases que pronuncia María Adamuz. También lo hace unos minutos más tarde cuando Miquel Fernández hace una réplica. A Banderas se le ve feliz... Acaba de echar a andar su nueva aventura teatral en el Teatro del Soho de su Málaga natal. «Es el cuarto musical que hacemos –recuenta–, y casi de forma consecutiv­a nos vamos a meter en el quinto. Es una voracidad teatral extraordin­aria –sonríe–. Sí, una locura: ese lugar pequeñito llamado teatro, donde se hace la vida grande».

‘A Chorus Line’, ‘Company’, ‘Godspell’, y ahora ‘ Tocando nuestra canción’ (‘They’re playing our song’), una comedia musical de Neil Simon y Marvin Hamlisch (con letras de Carole Bayer Sager), dos de los más grandes autores y compositor­es de la escena y la pantalla en el siglo XX. El montaje, dirigido por Banderas y protagoniz­ado por María Adamuz y Miquel Fernández, se estrenará en Málaga el próximo 6 de junio. Completan el reparto Bealia Guerra, Rai Borrell, Javier Enguix, Cristina Gallego, Diego Rodríguez, Silvia Cordero, Georgia Stewart y Natxo Núñez. Los colaborado­res de Banderas (varios de ellos habituales) son Arturo Díez Boscovich (dirección musical), María Ruiz (traducción del libreto y las canciones), Alejandro Andújar (escenograf­ía y vestuario), Juan Gómez-Cornejo y Carlos Torrijos (iluminació­n), Roc Mateu (sonido), Borja Rueda (coreografí­a) y Francesc Isern (videoescen­a).

‘They’re playing our song’ vio la luz en el Imperial Theatre de Nueva York el 11 de febrero de 1979, con Lucie Arnaz y Robert Klein como protagonis­tas; estuvo en cartel hasta el 6 de septiembre de 1981, con 1.081 representa­ciones y cuatro premios Tony en la mochila: mejor musical, mejor libreto, mejor actor protagonis­ta y mejor dirección. Basada en la relación real de los propios Hamlisch y Sager, cuenta la historia de Vernon, un célebre compositor de canciones, que conoce a Sonia, una joven letrista. Lo que en principio es agua y aceite termina convirtién­dose en una historia de amor.

La seriedad de hacer reír

«Este musical me llegó de una forma extraña; vi un documental sobre Marvin Hamlisch en que cantó una canción, compuesta por él –‘Si me conociera’– que me encantó, pero no mencionaba el musical en ese fragmento. Un día Marta Ribera [una actriz que trabajó con él en ‘Company’ y que será la protagonis­ta de su quinto proyecto, ‘Gipsy’] me trajo un disco y me dijo: ‘Escúchalo, te gustará’. Era la grabación de ‘They’re playing our song’, y reconocí la canción. Escuché el disco entero y me gustó mucho. Además, se adaptaba al formato que en ese momento me interesaba. Era un poquito más pequeño, una historia más íntima que lo que había hecho... un caramelo. En Broadway todo el mundo lo ama. Tiene algo que creo que necesitamo­s en estos momentos: es muy serio en nuestros días poder hacer reír a la gente».

Entremedia­s de un bosque de paneles móviles de madera que, en su día, se convertirá­n en la escenograf­ía, Adamuz, Fernández y Banderas ensayan en Madrid la escena del encuentro entre los dos. Todavía el texto está aprendido con alfileres y la ayudante de dirección apunta las comprensib­les lagunas de los actores. Banderas aprovecha la interrupci­ón para corregir, subrayar o acentuar algo; también

para celebrar el enfoque que los dos intérprete­s le dan al personaje.

«Este musical consigue que la gente se ría en un ambiente muy romántico –continúa el malagueño–. Es una historia de amor donde los personajes se contradice­n, cada uno tiene sus mundos, se confrontan uno al otro, pero se aman a pesar de todo. Y eso está muy

Antonio Banderas Director

«Este musical consigue que la gente se ría en un ambiente muy romántico »

bien. Hay que decirle a la gente de vez en cuando que las relaciones no son fáciles, que tenemos nuestras aristas, nuestros claroscuro­s... Que todo está ahí, que somos seres humanos y con sexos distintos, que nos enfrentamo­s, chocamos, pero al final esa atracción es la que nos salva... Como una metáfora de la vida».

«Es un bombonazo de musical... Divertídis­imo, además», tercia María Adamuz, que ya trabajó con Antonio Banderas en ‘Company’, donde interpreta­ba a una de sus amantes, una alocada azafata de vuelo. El público, en general, está acostumbra­do a relacionar la palabra ‘musical’ con gran espectácul­o. «Este es un musical de pequeño for

mato... Lo que ocurre es que Antonio quiere hacer algo más grande, con diez músicos, un elenco de ocho personas... Se va a ver mucha gente en escena. Y la puesta en escena es muy ambiciosa y contemporá­nea». Lo dice Miquel Fernández, que regresa al teatro musical, donde veló sus primeras armas interpreta­tivas y donde ha forjado una espléndida trayectori­a –con títulos como ‘Mar i Cel’, ‘ We Will Rock You’, ‘Hoy no me puedo levantar’ o ‘Jesucristo Superstar’, entre otros– antes de saltar al audiovisua­l.

Personalid­ades

Antonio Banderas, por alusiones. «Va a haber mucha coreografí­a, pero no quiero un grupo totalmente homogéneo; quiero personalid­ades, no quiero un coro. Porque son personajes que viven dentro de nosotros, y quiero que cada uno de ellos tenga su personalid­ad, que tengan sus momentos también de humor... De alguna forma, ellos expresan lo que están viviendo Vernon y Sonia por dentro. Probableme­nte, es lo que más problemas me está generando a la hora de crear. Ahí tengo que jugar con ellos, ver lo que me están dando y poner un orden: el público necesita saber cuáles son las reglas del juego, y las tengo que establecer con este grupo de actores. Una vez que las tengamos, podemos jugar a todo. A todo. Porque aquí podemos tener hasta un piano que se transforma en un coche o en una cama de hospital.

«El texto es muy inteligent­e, muy ácido –sigue el actor–. Juega todo el tiempo con las preguntas que se hacen los personajes de si están haciendo bien esto o lo otro. Los personajes tienen muchas capas; son incapaces de decirse que se quieren, de decirse lo que están sintiendo el uno por el otro. Son dos personas muy inteligent­es y eso se traslada al texto: están lanzándose puyas todo el rato. Además, están las canciones, que son muy...» María Adamuz no le deja terminar: «Son maravillos­as. Todas, además». Miquel Fernández asiente. «Sí, son muy bonitas, divertidas, y encajan perfectame­nte en la historia».

Pero ‘Tocando nuestra canción’ no es una comedia que pretende hacer reír sin más... «No. Nosotros no somos ese tipo de cómicos –dice Antonio Banderas–. Yo espero que el público salga con una sonrisa interna, que salga en positivo. Hay muchas obras en las que sales en negativo y que te aportan mucho también. Todo lo que tiene el teatro de reflexión profunda, compleja, está muy bien. El teatro, lo mismo que el cine, cumple muchos cometidos, no solamente uno. Lo interesant­e es ser sinceros. Decirle a la gente que va a ir a ver una película de Ingmar Bergman y colocarles ‘El Zorro’ es engañarles. Pero si le dices que aquí tenemos entretenim­iento puro y le das lo que les damos, eso es honesto. Y si está bien hecho, perfecto. Y yo creo que lo que tenemos aquí es un vehículo muy bonito para salir del teatro en positivo, para pasar un buen rato».

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 ?? // JAVIER SALAS / ABC ?? Antonio Banderas, junto a Miquel Fernández y María Adamuz, durante los ensayos de ‘Tocando nuestra canción’
// JAVIER SALAS / ABC Antonio Banderas, junto a Miquel Fernández y María Adamuz, durante los ensayos de ‘Tocando nuestra canción’
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