ABC (Sevilla)

Tuchel, el matemático del fútbol

▸ El técnico germano del Bayern, influido por Pep, es un enfermo absoluto de la táctica

- R. CAÑIZARES MADRID

A un kilómetro de la Marienplat­z, en la entrada norte al centro histórico de Múnich se ubica el Schumann’s Bar, el lugar donde a finales de 2014 Pep Guardiola invitó a Tomas Tuchel durante cuatro horas a unas copas de vino: «Yo solo fui un mero espectador. Era como ver a dos maestros del ajedrez. Eran capaces de recordar docenas de movimiento­s tácticos de años atrás y hablar sobre su influencia. Lo hacían con las propias copas y con los botes de pimienta. Era acción, reacción. Imposible seguirles el ritmo. De hecho, estaban tan metidos en lo que hablaban que incluso los camareros temían acercarse», desveló años después de aquel encuentro Michael Reschke, por aquella época directivo del Bayern.

Entonces, Pep era el entrenador del Bayern y Tuchel se había tomado una temporada sabática tras cinco años exitosos en el modesto Mainz 05, con el que entró de lleno en la élite del gremio de los entrenador­es. Tanto que Guardiola quiso conocer a aquel joven técnico germano que había irrumpido con fuerza en la Bundesliga y lo había hecho con él como espejo: «Guardiola es una gran influencia para mí», dijo Tuchel en el verano de 2018, el día de su presentaci­ón como entrenador del PSG.

Obsesión

Tuchel ha sido siempre un obsesionad­o de la táctica, segurament­e la faceta en la que más sobresale en los banquillos. A falta de mano izquierda y serenidad para no generar discordia en los vestuarios, el técnico de Krumbach se refugia en ese laboratori­o que tiene dentro de su cerebro y que le hace diseminar un partido en tantos pequeños trozos que es imposible averiguar que se cuece ahí dentro: «Es uno de los mejores entrenador­es a nivel táctico contra los que me he enfrentado», dijo Ancelotti hace ocho días, 24 horas antes del partido de ida en la capital bávara. No le faltaba razón.

Allí, en Múnich, tras una primera parte muy buena, empañada por el gol de Vinicius, Tuchel decidió retirar a Müller en el descanso, cambiar a Sané de la izquierda a la derecha y tirar a Musiala hacia esa banda diestra. En diez minutos le había dado la vuelta al partido con un gol de Leroy, tras deshacerse de Mendy con suma facilidad, y con un penalti provocado por el inglés en un uno contra uno ante Lucas: «Yo recuerdo que en muchas ocasiones apenas dormía porque se quedaba toda la noche planeando hasta el más mínimo detalle del partido que teníamos

que jugar ese fin de semana», desveló tiempo atrás Christian Heidel, el director deportivo del Mainz 05 durante la etapa de Tuchel en el equipo de la ciudad de Gutenberg.

Thomas tiene tal enfermedad por la táctica que en sus equipos suele aplicar modelos matemático­s para que el número de probabilid­ades de ocasiones sea el mayor posible, una exigencia que se aplica a sí mismo y traslada a sus plantillas, pero no siempre con el mismo resultado. De ahí que con el paso del tiempo haya bajado sus pretension­es: «La táctica siempre es una buena herramient­a. Es como un coche, pero los que lo conducen somos nosotros. Los jugadores también tienen ciertas ideas a lo largo de un partido y tienen que sentir la libertad de poder pasarlas sobre el terreno de juego», explicaba el entrenador la pasada semana antes de medirse al Madrid en el Allianz.

Y es que con el paso del tiempo, Tuchel se ha dado cuenta de que, a la hora de la verdad, son más los jugadores que

detestan la avalancha de órdenes tácticas que los que las escuchan y ejecutan con cariño, y contra eso poco se puede hacer. Al Borussia pos-Jurgen Klöpp logró devolverlo a la cima en sus dos únicas temporadas, pero salió de allí con diferencia­s. Como le sucedió también en el PSG y como le va a pasar en el Bayern Munich, incluso si gana la Champions. En febrero ya le comunicaro­n que su contrato no sería renovado. Si se va con la orejona, sería la segunda en su palmarés, tras la del Chelsea en 2021, ganada precisamen­te al City de su idolatrado Pep.

También venera a Ancelotti, al que calificó de leyenda en la ida, y al Madrid, contra el que no ha perdido ni uno solo de los cinco partidos que ha jugado contra los blancos en la capital de España. Ha jugado dos veces en la fase de grupos, con sendos empates a 2-2: con el Borussia en 2016 y con el PSG en 2018. En las semifinale­s de 2021, jugadas en el Di Stéfano al ser sin público por el coronaviru­s, también empató, esta vez 1-1. Y en la Champions de 2022, la de las remontadas del Madrid, también ganó 2-3 con el Chelsea en el Bernabéu, aunque ese resultado no le sirviera para pasar de cuartos. Hoy, si el Madrid quiere estar en Wembley, tendrá que hacer lo que no ha hecho hasta ahora: ganarle como local.

No ha perdido ni uno de los cuatro partidos que ha jugado como visitante contra el Madrid: tres empates y una victoria

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// REUTERS Thomas Tuchel, durante un entrenamie­nto con el Bayern

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