Reto conseguido, play off atado
▸El Betis Baloncesto fulmina al Cáceres y se cita en cuartos de final, en una serie a cinco partidos, con el Estudiantes
Nadie ha creído tanto en el Betis Baloncesto como el propio vestuario del Betis Baloncesto. Este premio, el play off, conquistado después de una temporada convulsa y durísima, es un tesoro incalculable que le pertenece, más que nadie, a ellos. A los jugadores, a cada uno de los integrantes del cuerpo técnico (qué gran trabajo está haciendo Bruno Savignani), a los empleados del club y también a los que han formado parte del proyecto y ya no están por diferentes circunstancias. Este equipo, que ayer selló el billete para la fase de ascenso como noveno clasificado tras vencer al descendido Cáceres Patrimonio de la Humanidad, ha pasado las de Caín. Se ha dolido en la derrota, ha oído noticias de lo más inquietantes, ha sido farolillo rojo, ha sufrido la huida de algún jugador, ha llorado con el despido de compañeros y, pese a todo, no ha tirado la toalla. Ni se conformó con salir del oscuro túnel de la zona de descenso. Se blindó y armó un plan que lo ha conducido al play off. A la postemporada. Donde lo espera el Movistar Estudiantes, que tiene toda la presión. Al Betis, que por entidad de club la debería compartir, no le corresponde. Pero seguramente el vestuario la asumirá como propia. A partir de ahora tiene licencia para soñar con volver al territorio en el que, de manera inexcusable, el baloncesto sevillano debería estar: la ACB.
El Betis empezó como un tiro, volcánico. Con instinto depredador. Polanco, en modo pistolero, se puso las botas. El 8-0 de salida lleva su firma exclusiva conjugando hiperactividad y acierto. Iluminado el caribeño, que exuda ambición, anotó 15 de los primeros 22 puntos de un Betis Baloncesto que voló en un primer cuarto exuberante con el que le pegó la pri
mera dentellada al encuentro. La más importante. El Cáceres, descendido y huérfano de confianza, se cimbreó y crujió, pero aguantó el temporal y seguía de pie tras el primer cuarto (2818). Un triple de Sigismonti nada más arrancar el segundo recortó a siete (2821), al tiempo que el Cáceres volvía a la defensa zonal para dificultar algo más las maniobras del Betis. Y lo consiguió hasta que la pelota llegó a manos de Polanco, una bomba. Su cuenta se elevaba ya a las 18 unidades y que no anotase más hasta el intermedio explicaba en buena medida el bajón bético. A excepción del caribeño, el Betis perdió fluidez, pero tampoco el rival aprovechaba ese ligero bache para llamar a la puerta y hacer ruido.
Después de una buena defensa que forzó un tiro fallido de Joaquín, el Betis se llevó el rebote por puro deseo y el Cáceres le abrió expedito el carril central al uruguayo para dejar una ban
deja. Coser y cantar para el Betis (3521), que dominaba el rebote y en el correcalles habitual de este tipo de partidos sin mucha disciplina también se desaplicaba. El duelo admitía juegos de probeta. Almazán enchufaba su segundo triple y Joaquín Rodríguez, tras otra bandeja, ésta de mayor dificultad, hacía sonreír a Savignani en el tiempo muerto explicándole la jugada (4226). El Cáceres lo fiaba todo al triple y al entreacto mandaba el Betis (42-31) tras un segundo parcial discreto.
Como el Fuenlabrada ganaba también al descanso (35-30), tocaba subir varios puntos la intensidad, pero en lugar de eso, el Betis se durmió. Los cuatro primeros ataques del tercer cuarto, al garete. Y el Cáceres, a seis (42-36). Un momento de dudas que se disiparon pronto. Savignani llamó al orden y seguro que elevó el tono de voz. De una antideportiva extremeña respiró el Betis, pero la canasta del rival había mutado de tamaño: de rueda de tractor a dedal. A duras penas anotaba, tan sólo desde el tiro libre. Y tampoco estaba fino desde ahí. Suerte para el Betis que el Cáceres lo imitaba en el error, fotocopiándolo.
Renta de veinte
De una pérdida, Almazán ampliaba a doce la distancia de seguridad (48-36) mientras Joaquín Rodríguez, de tanto insistir cual martillo pilón, robó en primera línea y rubricaba un dos más uno (51-36). El Betis rompía el partido con triple de Hanzlik, puntos de Polanco y otra canasta del checo tras birlar la cartera a Hamilton (60-40). De nuevo había activado la quinta marcha, y así, con pequeñas oleadas, se llevaba al Cáceres por delante. Kuksiks, por cierto, se retiró cojeando. Y ya se sabe que, con los recursos existentes en el plantel, cualquier lesión es un drama.
Hanzlik y Domènech se apuntaban al festival del triple (66-47) en un Cáceres que volvía a la receta primigenia. Al tiro de tres y la defensa en zona. Sin los tenores verdiblancos en pista, el Cáceres veía la luz y taladraba un parcial de 0-5 (66-52) que frenaba... quién si no, Joaquín Rodríguez. Por si quedaba alguna duda, Polanco, imperial, las disuadió todas con su quinto triple y sus 25 puntos. Joaquín amplió de nuevo a veinte (76-56) y se llevó la ovación al ser cambiado. La velada estaba vista para sentencia desde hacía rato y el Betis, al fin, había desbloqueado la puerta del play off. Lo ha buscado con ahínco y ya lo tiene. En la capital de España lo espera el Movistar Estudiantes para protagonizar una batalla con indiscutible sabor a ACB. Y sólo puede quedar uno para la Final Four.
El Estudiantes tendrá el factor cancha en la serie y eso hará que el Betis juegue los dos primeros partidos en la capital de España