ABC (Sevilla)

El nuevo oficio de ser abuela

▸ Preysler acaba de salir en unas fotos donde parece hermana de sus hijas. Ahora las abuelas famosas tienen lámina de larga coctelería y mucho

- Atletismo de armario ÁNGEL ANTONIO HERRERA

La Preysler es la Preysler, sólo que ya es abuela. Aunque acaba de salir en unas fotos donde parece hermana de sus hijas. Abuela es un término de resonancia­s añejas, y hasta navideñas, pero eso era antes, porque ahora las abuelas, mayormente las abuelas famosas, tienen lámina de larga coctelería y mucho atletismo de armario. Hasta llegan a abuelas con un matrimonio pendiente, como la propia Preysler, se case o no se case. Cuesta ver a la Preysler de abuela, porque parece que el término entraña cierta decadencia insalvable, pero abuela es, según el libro familiar.

Es Isabel Preysler, y también Carmen Martínez Bordiú, y también Isabel Pantoja. Entre todas, nos asoma la Reina Sofía, que es una Reina con unas nietas que son unas criaturas rubias como el oro de agosto, más una morena, la mayor, Victoria Federica, que ya está en el segundo estirón de joven que gusta del entretenim­iento entre toreros y la tele no de garrafón.

A Isabel Pantoja la alivió del título de viuda de España el zagalón Kiko Rivera. Digamos que Pantoja es quizá la abuela más famosa de España, una abuela no según la tradición de tópico, que pinta apacibles señoras de cana, sino una abuela garbosa, remorena, cabreada y de escenario.

La vida de los famosos en España avanza que es una barbaridad. Y la de las abuelas. Las novias tienen ahora setenta años de alegría, y las abuelas se llaman Pantoja, cantan copla y hasta salen en las portadas de Photoshop, como las modelos. Abuela es Lolita Flores, Norma Duval, o Cari Lapique. Abuela es Nati Abascal, y Elsa Anka. Y más lejos, Carolina Herrera, Jane Fondo o Kris Jenner. Hay, por ahí, un nuevo encanto en eso de ser abuela.

Las nietas a la Reina Sofía le han salido muy doradas, y si no fuera por el perfil más castellano de Victoria Federica, diríase que estamos ante unas escolares extranjera­s y de anuncio. La Reina maneja sin rival su batuta de abuela lista para colocar aquí y allá a las pequeñas a tiro de fotógrafos.

Carmen Martínez Bordiú es abuela, o más bien reabuela, porque la condición le viene de modo casi masivo, por parte de hijo, Luis Alfonso, y de hija, Cynthia. Tiene media docena de nietos, o por ahí. Carmen ha

cumplido muchas temporadas de existencia a bordo de una foto, pero de una foto propia, que unas veces la inmortaliz­aba con atmósfera de pirámides y otras veces entre gorilas de selva. Ahora sale poco o nada. Pero yo creo que Carmen reúne todo el menú de reportajes de famosa de oficio, incluyendo el posado de enseñar la casa propia, y no por farde, sino porque quería sacarla a la venta. Tiene todo ese menú o catálogo, salvo el reportaje de abuela con tribu de nietos.

A Pantoja tampoco la vemos en ese plan, ni a Preysler. Lolita en algún momento soltó que no quería morirse sin ser abuela. Y ahí está, radiante como un cascabel, porque Elena Furiase lleva ya mucha temporada larga de mamá. Más que abuela potable, Carmen Martínez Bordiú se ha preferido siempre novia a la fuga, yo creo. Y en eso sigue, más o menos. Cuesta un poco verla dándole biberón al nieto, tan contenta. Sale en las fotos como una veterana casi primaveral de lo suyo. Como tantas abuelas famosas.

Avances Las novias tienen ahora setenta años de alegría, y las abuelas se llaman Pantoja, cantan copla y hasta salen en las portadas de Photoshop

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// ABC Isabel Preysler, en el Teatro Real

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