Los parados de larga duración en Andalucía bajan de 300.000 por primera vez desde 2009
▸ Mujer, mayor de 45 años y sin estudios superiores, el perfil mayoritario
Macarena acaba de soplar velas del número 58 en su tarta y tiene 35 años cotizados en su vida laboral. Desde 2022 está desempleada. Como ella, hay otras 294.322 personas que llevan en el paro más de un año en Andalucía. Esta es la cifra de parados de larga duración y es la menor en la región desde 2009, aunque aún presenta un dato muy superior a los años previos a la crisis de 2008. En aquel momento, las personas que llevaban desempleadas más de 365 días eran 172.384, según datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
«Hay una ligera mejoría en los datos de paro, que se extiende también a los de larga duración. En los últimos años, ha habido una serie de incentivos que ayudan a ello como es la bonificación en la contratación», asegura el director de Relaciones Institucionales de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Luis Picón.
Las mujeres y los mayores de 45 años tienen muchas más papeletas para acabar engrosando esta estadística. El 65% de quienes llevan más de un año en el paro son mujeres y, además, más de la mitad tienen más de la citada edad. De hecho, casi la mitad de los parados de entre 45 y 54 años llevan más de un año demandando un empleo y el 57% de los mayores de 55 que no tienen trabajo forman parte del colectivo de parados de larga duración. Hay otro factor clave: el nivel de formación. El 75% no cuenta con estudios superiores. «Tienen un perfil muy determinado, siendo las más afectadas las mujeres. Cuanta menos formación se tiene, más complicado es acceder al empleo y, además, se hace en peores condiciones con salarios más bajos», remarca el secretario de Empleo de CCOO-A, Sergio Santos.
Las diferencias también son notables entre provincias: en Cádiz, el 46% de los desempleados lleva más de un año, frente a Jaén, donde solo el 30% de los parados lleva más de 12 meses sin empleo, según datos del sindicato.
Macarena reúne varias de las características mencionadas: es mujer, tiene más de 55 años y no cuenta con estudios superiores. Administrativa de formación, realizó durante varias décadas labores de comercial y tenía un sueldo «muy bueno». La despidieron en 2011 tras 12 años trabajando en la misma empresa. Posteriormente, ha encontrado empleos «más cortos y variopintos». Incluso le han ofrecido darse de alta como autónoma, algo que hizo durante seis años. «Fue durísima la manera de trabajar en esta empresa», confiesa. En estos momentos, se encuentra de nuevo desempleada. «Con 58 años ni te miran, pero llevo mal estar en casa porque he trabajado toda mi vida», indica.
Una de las claves para volver a reinsertarse en el mercado laboral es la formación. «Recibo una ayuda para mayores de 52 años y me apunto a todo lo que me ofrece el SEPE», explica esta administrativa. Ya ha cursado formaciones de inglés y hasta de riesgos toxicológicos en la alimentación. Sigue actualizando su currículum y revisando LinkedIn a la espera de que llegue esa ansiada oportunidad. «Una no se puede quedar en casa si está sana», defiende.
¿Cómo volver al trabajo?
A pesar de contar con casi 300.000 desempleados de larga duración y ser la comunidad con mayor tasa de paro del país, Andalucía cuenta con unos 25.000
puestos de trabajo que no se cubren al año. ¿El motivo? El desajuste entre la formación de los candidatos y las necesidades del mercado laboral. «No existe una armonía, se están llevando a cabo medidas pero hay que seguir articulando mecanismos para que se atiendan las necesidades reales», argumenta el responsable de la patronal.
«Queremos que se dé más acompañamiento y que se asegure la continuidad de las personas en el mercado laboral», reclama el secretario de Empleo de CCOO-A. También insiste en la necesidad de elevar la formación media en la comunidad: «es de las regiones con un nivel más bajo de estudio». En concreto, es la cuarta zona de España con un mayor dato de abandono escolar, aunque la cifra ha mejorado cinco puntos con respecto a 2018. «Pedimos que aumente el número de orientadores y que sean más eficaces con citas cercanas a los domicilios», reclama el secretario de relaciones laborales y empleo en UGT-A, Julián Vileyas. Por su parte, el secretario de Acción Sindical de CSIF-A, Manuel Pérez, cree que la promoción del empleo juvenil y de los mayores de 50 años debe impulsarse aún más.
Hay esperanza
Son muchos los parados de larga duración que logran dejan de serlo. Por ejemplo, Patricia ha vuelto a su profesión tras casi nueve años. Es recepcionista de un hotel y tiene 41 años. Su historia demuestra que reinsertarse en el mercado laboral es posible, aunque a veces cueste ver la luz al final del túnel. Estudió el Grado Superior de Alojamiento y trabajaba en un hotel a cuando se quedó embarazada de su primera hija.
Unos meses antes de que naciera, la compañía quebró y perdió su empleo. Poco después, consiguió trabajar haciendo encuestas. «Me llamaban de vez en cuando y me daban de alta días sueltos», indica. Entre medias, nació su segunda hija y llegó la pandemia. Por momentos, la espera se hizo larga, pero asegura que nunca tiró la toalla. Seguía revisando LinkedIn y solicitaba las ofertas. Tras varias entrevistas, llegó la oportunidad. «Voy con toda la ilusión», concluye.