Pogacar no afloja y conquista su tercera etapa
Los italianos solo conocían los rumores, pues el terror esloveno nunca había llevado sus fechorías hasta la gran prueba al sur de los Alpes, pero ocho etapas en el Giro han sido suficientes para que Tadej Pogacar tenga aterrorizado a todo un país. No tiene competidores y le da igual vencer en las cronos, en liso o con la montaña asomando, como fue el caso de la jornada de ayer, donde se impuso con solvencia y al esprint en Prati di Tivo, frondosa y vertical zona al oeste de Pescara. Aunque, esta vez, su heroicidad no fue solo individual.
Como reconoció el balcánico ya con su tercera victoria certificada, fueron sus compañeros del UAE los que le incitaron a lanzarse a por la etapa. «Hoy no tenía planeado esto, pero el equipo corrió muy bien desde el principio y vimos que podíamos sacar ventaja en la última subida», reconoció un Tadej sonriente y enfundado en rosa.
El de Komenda estuvo camuflado en el pelotón durante gran parte de la jornada y no fue hasta el penúltimo puerto cuando asomó la cabeza. Allí claudicaron hombres fuertes como Nairo Quintana, y la niebla se despejó para la bestia. El austriaco Grobschartner hizo de ariete y cuando faltaban menos de cuatro kilómetros se les unió su también compañero Rafal Majka. Arropado por sus lugartenientes, Pogacar puso el turbo, se quitó los ataque rivales como si fuesen motas de polvo y zanjó la discusión con un esprint espectacular. La recompensa en la general fue ínfima, pero el miedo que generó en los corazones enemigos no tuvo precio.