ABC (Sevilla)

La maldición de un genio bendecido por el cine y la ambición

▸ Una vez más, Coppola se ha jugado su patrimonio para producir un sueño

- FERNANDO MUÑOZ MADRID

¿Qué lleva a un hombre octogenari­o a vender el sueño de su vida, ese que edificó a base de trabajo, para conseguir dinero en efectivo con el que volver a trabajar? La ambición, quizá. O el sueño de cincelar su legado artístico hasta su último aliento. Quién sabe los motivos que llevaron a Francis Ford Coppola a deshacerse en 2021 de su exquisita y rentable bodega para, con lo recuperado, pagar su nueva película, ‘Megalópoli­s’, que se verá por fin el jueves en Cannes. Lo de «nueva» es un eufemismo. Lo de «por fin» se explica así: lleva 40 años con la historia en la cabeza y el guion en el escritorio de su mesa, y no se ha rendido pese a todos los contratiem­pos que le han sacudido en estas décadas, con varios intentos de ponerla en marcha, millones perdidos por el camino y los socios saltando del barco.

De ‘Megalópoli­s’, hasta hace unos meses, era imposible hablar sin poner el adjetivo de ‘maldita’ al lado. Claro que el hombre que ha hecho historia del cine con su malditismo no podía renunciar a la oportunida­d de rematar su filmografí­a con un último viaje al corazón de sus tinieblas. El gran forjador de leyendas, de ‘El Padrino’ a ‘Apocalypse now’ o ‘Drácula’, entre tantas, rubrica así su propio mito: jugándose el patrimonio y, casi, la salud. Ya lo hizo antes.

En 1979 vació su cuenta corriente para filmar ‘Apocalypse Now’, una obra maestra con el rodaje más salvaje de la historia del cine, con drogas, sexo e infartos en el set; con un Marlon Brando perdido en la selva de su propio personaje (el de la ficción y el de él como mito), y los dólares quemándose a ritmo de rock. Coppola, que en aquel momento ya sufría de megalomaní­a, se quedó con los derechos de la película porque nadie quiso secundarle. Le salió bien: recaudó 105 millones en todo el mundo, más todos los pases que no ha dejado de tener en las television­es del planeta.

Así que como la cosa le salió bien y los locos años 80 bendecían a los audaces, se volvió a jugar el dinero en ‘Corazonada’. ¿La recuerdan? Difícilmen­te: la película fue un batacazo y la cuenta se quedó vacía. Pero a Coppola nadie le niega la ambición. Sin caer en el ‘meme’ de que en cada crisis ve una oportunida­d, no dejó de dirigir los proyectos que podía ni de invertir lejos de la gran pantalla: además de la bodega, compró una pequeña isla en Belize (que vendió por más de dos millones en 2012) y terminó por erigir The family Coppola Hideaways, un pequeño «emporio» hotelero dentro de la marca The family Coppola, donde hay hasta una editora de una revista de diseño ‘only print’.

Y el cine, claro. Ahí es donde quedará su huella más profunda, la que se completará con la ambición desmedida de ‘Megalópoli­s’ y sus 120 millones de presupuest­o (100 de su propio bolsillo), con un rodaje final caótico y con rumores de que parte del equipo se marchó saturado en medio de «una locura absoluta» mientras los costes se disparaban. Coppola desmintió a ‘Hollywood reporter’, la revista que lo descubrió, pero sin negar que el equipo «estaba rotando» y que no era el más apacible de los sets. Y eso que era su tercer intento. El primero fue en los 90, donde invirtió en diseñar el entorno visual del filme, que recoge la vida de un visionario arquitecto que quiere cambiar una ciudad y una sociedad que es la fusión entre la Roma clásica y la moderna Nueva York. Y a Nueva York miraba el mundo el 11 de septiembre de 2001, cuando ya se habían rodado una treintena de horas de ‘Megalópoli­s’ y Coppola, para este segundo intento, había fichado a Russell Crowe, Robert De Niro y Leonardo DiCaprio, entre una docena más. Tras el atentado de las Torres Gemelas, tuvo que pararlo todo. Era una película «invendible». En este 2024, por fin, se verá el fruto del tercer intento, que arrancó su desarrollo en 2019 (luego vendría el Covid), continuó la preproducc­ión en 2022 (murió James Caan, que iba a protagoniz­arla) y consiguió rodarse en 2023. Ahora por fin se verá en Cannes. Porque un genio no solo es su obra, también su leyenda, y la de Coppola se abrocha con ‘Megalópoli­s’ en Cannes.

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// TRIPICTURE­S Adam Driver y Nathalie Emmanuel en ‘Megalópoli­s’
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// AFP Coppola en Cannes, en 1997

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