Cerrando el círculo (y las puertas)
Templo: Parroquia de Omnium Sanctorum (calle Feria). Fecha: 12 de mayo. Hora: Mediodía. Asistencia: Lleno sin apreturas, unas noventa personas. Presidencia: Pedro Juan Álvarez Barrera. Exorno: Siete jarrones con flores blancas Música: Órgano y sochantre
«Una vez que el Señor salga por la puerta, la iglesia se cierra». Dicho y hecho. La parroquia de Omnium Sanctorum trasladó el Santísimo bajo palio hasta los salones parroquiales de la calle Arrayán, 8, donde desde ahora se desarrollará la vida pastoral y litúrgica. Era una miniprocesión de Corpus con sus balcones adornados y muchos hombres (y mujeres) de piedra al paso de la píxide donde se depositaron las hostias. El templo de la calle Feria permanecerá cerrado varios meses para arreglos de pintura y electricidad. Bienvenidas sean las mejoras, pero a simple vista y a simple oído, Omnium Sanctorum está mejor iluminada y se escucha más claro que el 90% de las iglesias fernandinas.
Fue una ceremonia hermoseada por la música que cantaba Joaquín de la Peña. La interpretación de la cantiga ‘Alegría, alegría’ de Alfonso X el Sabio fue un lujazo pero al detenerse el ofertorio hasta que culminara la colecta perdió algo de sentido: el regocijo lo causan los dones sobre el altar, no las cestas bajo el mismo.
El párroco (casulla de guitarra clásica) incluyó una referencia a la liturgia previa al Vaticano II, cuando el cirio pascual se apagaba con la Ascensión con una mistagogía (iniciación a los misterios de la fe) asequible para el fiel.
«Se ha cerrado el círculo porque el que viene a la tierra viene del cielo y sube a su casa», afirmó mientras hacía un gesto explícito. En general, su prédica resaltaba por la sencillez, incluso con expresiones populares: «Los apóstoles no entendían una papa, preguntaban cuándo iba a dar el golpe de Estado».
Al final, consigue que el pueblo llano entienda los misterios de la Ascensión y la parusía, que no son moco de pavo. Y dejó pavimentado el final de la homilía: «Si él dio la cara por nosotros, qué vamos a hacer ahora por él, ¿vamos a dar la cara por él en esta sociedad?». Lo mínimo, acompañar al Santísimo en la procesión. El círculo se cerró y las puertas del templo, también. Hasta que el Señor vuelva en gloria y majestad y la parroquia reabra. Amén.