Transforman los residuos de poda del aguacate en envases sostenibles
INNOVACIÓN
Una nueva investigación en el seno de la Universidad de Córdoba (UCO) ha logrado fabricar el prototipo de un material más resistente que aumenta la biodegradabilidad en el envasado de alimentos a través de fibras de celulosa extraídas de las ramas y hojas del árbol del aguacate.
Según resaltaban desde la UCO y la Universidad de Girona, que también ha participado en la investigación, la industria y la comunidad científica llevan décadas buscando alternativas más sostenibles al plástico, que tiene corta vida útil y es difícil de reciclar.
De esta forma, los investigadores han hallado una solución para un nuevo material en los restos de poda del árbol del aguacate, un alimento del que España, fundamentalmente la comarca malagueña de la Axarquía, es el principal productor europeo de este subtropical.
Mediante un proceso semi químico y mecánico, en el que las hojas y las ramas se mezclan con sosa, se refinan y se desfibran, la investigación ha conseguido aislar las fibras del residuo leñoso de la poda y emplearlas como material de refuerzo, sustituyendo parte del bioplástico empleado en los envases alimentarios.
Tal y como subrayaba el investigador Ramón Morcillo, autor principal del trabajo e investigador del grupo ‘Bioproductos e Ingeniería de Procesos de la Universidad de Córdoba’, la investigación ha conseguido, utilizando un agente compatibilizador, integrar la celulosa resultante de los residuos del aguacate, y reducir, al menos parcialmente, el uso de biopolietileno, un tipo de bioplástico ampliamente utilizado en la industria del envasado y que a pesar de tener un origen vegetal no es biodegradable.
De la poda del olivo
Este no es el único ejemplo de investigación reciente que busca darle una segunda vida a los desechos relacionados con la actividad agraria. Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén y la Fundación Andaltec ha logrado un nuevo material desde los desechos del olivar con buenas cualidades para el envasado de alimentos. En concreto, se trata de un bioplástico con una buena estabilidad térmica, lo que lo convierte en un buen candidato para la fabricación del biofilm transparente y para su procesamiento con tecnologías convencionales en otros productos plásticos.