ABC (Sevilla)

Confiesa el crimen del Chicho en Alcalá: «Se me fue de las manos»

▸ El acusado de matar a un amigo para robarle justifica lo ocurrido en el juicio por el consumo de drogas

- SILVIA TUBIO SEVILLA

¿Cuánto vale una vida? Para el acusado de haber matado a un hombre en un descampado de Alcalá de Guadaíra el 24 de septiembre de 2022, ese precio fue el equivalent­e a un móvil de 99 euros. Eso fue lo que compró con el dinero que le sustrajo a la víctima, con la que compartía techo. «Se me fue de las manos». Así reconoció ayer los hechos Fernando Jesús L. G. en el juicio con jurado popular que arrancaba en la Audiencia Provincial de Sevilla.

La Fiscalía pide una pena de 29 años de cárcel por los delitos de asesinato y robo con violencia. La defensa negaba en su escrito de calificaci­ón que su cliente hubiera asesinado a la víctima, conocida como el Chicho, para robarle y como alternativ­a reclama una condena por homicidio con la atenuante de drogadicci­ón. El acusado trató de escudarse en el consumo excesivo de alcohol y drogas para justificar su conducta violenta. «Llevábamos el día anterior bebiendo y consumiend­o todo el tiempo». Fernando Jesús mostró una memoria selectiva para acordarse de algunos aspectos frente a otros. Detalló que la mañana de los hechos estuvieron bebiendo en una venta. «Nos peleamos porque me reconoció con la borrachera que me había quitado dinero». Eso se produjo, según su versión, cuando ya habían salido del bar y estaban en un descampado próximo junto a la carretera que une Dos Hermanas con Alcalá de Guadaíra.

El acusado admitió que cogió una piedra y le golpeó en mitad de la trifulca, pero su relato se detiene ahí. La fiscal le preguntó si después no maniató a la víctima cuando estaba en el suelo, le colocó una bolsa de plástico en la cabeza y le hizo un torniquete con un palo para estrangula­r al Chicho. «No me acuerdo, estaba drogado. Si lo hice, lo siento, estoy muy arrepentid­o».

La declaració­n del acusado también hizo aguas cuando negó que tuviera la intención de robar a la víctima porque al mismo tiempo reconoció que le quitó al Chicho la cartera y la cartilla que guardaba en una riñonera.

Dos trabajador­es de la venta donde estuvo el acusado con el finado confirmaro­n en el juicio que ambos llegaron sobre las ocho y media de la mañana, que se tomaron unos botellines de cerveza con el desayuno y que después se marcharon. El acusado era un cliente habitual a diferencia del fallecido.

Regresó al bar

A la hora, Fernando Jesús L. G. regresó solo y estuvo allí todo el día. Algo que ocurría con frecuencia porque trabajaba en un taller próximo y además el dueño del establecim­iento le dejaba que se duchara en una parcela que tiene. Uno de esos testigos explicó que a media tarde comentó que se marchaba a hacer unas compras con su mujer y que fue entonces cuando el acusado le pidió que lo acercara a un establecim­iento de la cadena Mediamarkt porque tenía que comprar un teléfono móvil.

Este testigo desmintió otra parte del testimonio ofrecido por el acusado quien dijo ante el jurado que había sido esta persona quien le compró el móvil. «El teléfono se lo compró él y lo pagó en efectivo», afirmó ayer con rotundidad el hostelero.

Cuando regresaron al bar, el acusado confesó lo que había hecho: «Nos dijo que no íbamos a ver más al Chicho. Al principio no nos lo creíamos y así estuvimos como media hora; que sí y que no». Ese testigo acudió finalmente al lugar donde le había indicado el acusado que estaba el cuerpo y lo encontró. Cuando regresó al bar vio como Fernando Jesús L. G. salía huyendo.

Ninguno de los dos trabajador­es de la venta han confirmado que el acusado fuera un reconocido consumidor de drogas. «Cuando iba al bar se tomaba unas cervezas y ya está».

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// VÍCTOR RODRÍGUEZ El acusado declaró ayer en la Audiencia

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