Moncloa ha minado la relación con el presidente argentino desde su victoria
▸ El enfrentamiento ha ido escalando desde antes incluso de que Milei ganara en su país hace ya medio año
El conflicto diplomático entre España y Argentina que se ha desatado estos tres últimos días, y que de momento ha llevado a la retirada definitiva de la embajadora española en Buenos Aires, anunciada ayer por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no es un hecho aislado ni totalmente nuevo. E incluso se remonta a antes de la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada el pasado mes de diciembre.
Durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales entre el candidato libertario y el peronista Sergio Massa, Pedro Sánchez grabó un vídeo de apoyo al segundo de los candidatos en liza, en el que presentó al que fuera ministro de Economía en el Gobierno de Alberto Fernández como alguien «que representa la apuesta por la convivencia democrática y por la concordia» frente a la «estridencia», dijo de Milei sin mencionarle. La victoria de éste último en la segunda vuelta de las elecciones o balotaje, como lo denominan los argentinos, no cambió las cosas. El nuevo presidente tomó posesión de su cargo en diciembre y protagonizó un traspaso de poderes civilizado con su antecesor, Fernández, y la que fuera su vicepresidenta y antes presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Milei llegó, además, integrando a la representante de la derecha tradicional argentina, Patricia Bullrich, derrotada en primera vuelta y actual ministra de Seguridad, después de haber formado parte de los gabinetes de Mauricio Macri y Fernando de la Rúa. Pero el Gobierno ya le hizo un primer desaire al no enviar a ningún ministro a acompañar al Rey en su toma de posesión. Un acto de gran relevancia institucional al que asistieron los principales mandatarios latinoamericanos, algunos tan en las antípodas ideológicas de Milei como el presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric.
Con las relaciones ya bastante deterioradas y con casi nula interlocución entre ambos países, llegaron a principios de este mes las incendiarias declaraciones públicas injuriando a Milei del titular de Transportes, Óscar Puente, uno de los miembros del Consejo de Ministros más próximos desde hace años a Sánchez. Durante una charla con estudiantes universitarios, grabada por los medios de comunicación, insinuó que Milei consumía drogas y puso como ejemplo de ello una de sus entrevistas en televisión durante la campaña electoral, que fue muy sonada en su momento. Unos días después y tras el revuelo provocado, Puente evitó pedir perdón durante una comparecencia en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros junto a la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría. Sí empleó un tono conciliador y señaló que, «de haber sabido» las repercusiones de sus palabras, no las hubiera pronunciado. E
incluso lamentó que no se hubiera dado igual publicidad a otro extracto de su charla en el que «elogiaba a Milei desde el punto de vista de la comunicación política». Pero no hubo ni una rectificación formal ni una petición de excusas al presidente argentino.
Ahora, a raíz del conflicto desatado entre los dos países por los ataques de Milei a Sánchez y a su esposa, Begoña Gómez, realizados en suelo español durante un congreso de Vox celebrado el pasado fin de semana en Madrid, la Casa Rosada no ha cejado de aludir a aquel incidente. Lo hizo el lunes el portavoz del Gobierno argentino, Manuel Adorni, y también el propio Milei, en la entrevista televisiva que ayer mismo provocó la respuesta de La Moncloa retirando a la embajadora.
Ataques de Sumar
Capítulo aparte merecen los ministros del socio minoritario de la coalición del Gobierno, Sumar, que no han parado de prodigarse en ataques e invectivas contra Milei. Empezando por la
líder de esa formación y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Este mismo fin de semana y antes de que las palabras de Milei en el acto junto a Santiago Abascal desatasen la crisis, la también ministra de Trabajo censuró a los empresarios españoles que se fotografiaron con el presidente argentino, en una de las paradas de su exigua agenda en nuestro país, en la que no mantuvo encuentro institucional alguno, ni siquiera con el Rey.
En el ataque a los empresarios españoles, que representan importantes inversiones en Argentina, se empleó también a fondo otro integrante de Sumar, el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, quien afirmó que más que Milei le preocupaba «la foto vergonzosa que se ha hecho la patronal española con él».
Después de estas reacciones, y cuando ya había estallado el choque diplomático entre Madrid y Buenos Aires, fue el propio Sánchez quien en su discurso de inauguración del foro de ‘Cinco Días’ pidió a las empresas que tomasen partido y «movilizarse para frenar el voto a la ultraderecha y la retórica de formaciones extremistas y racistas». Y todo ello después de que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y varios empresarios de peso criticasen a Milei por sus ataques al presidente español.
Los ministros de Sumar arremetieron contra los empresarios pese al apoyo de estos a Sánchez tras las palabras de Milei