ABC (Sevilla)

«¿Declive? España mantuvo tres siglos su imperio... ¡no está mal!»

▸ El investigad­or inaugura este jueves unas jornadas sobre los 250 años de relaciones entre EE.UU. y España

- Richard Kagan Historiado­r ISRAEL VIANA MADRID

Richard Kagan (Nueva Jersey, 1943) recibe a ABC en la casa de Madrid de su amigo Fernando Marías, el escritor y ganador del premio Nadal fallecido hace dos años. Se conocieron por casualidad en el Archivo Municipal de Toledo, en 1979, donde el estadounid­ense –investido doctor ‘honoris causa’ por la Universida­d Autónoma de Madrid, junto a Paul Auster, en 2022–, estaba preparando la primera gran exposición de España en la época posfranqui­sta, dedicada a El Greco en el Museo del Prado.

«Fernando se acercó y, sin conocerme, soltó: ‘¿Qué hace un extranjero estudiando la historia de mi tierra?’», comenta entre risas el profesor emérito de la Universida­d John Hopkins –considerad­o desde hace décadas uno de los grandes especialis­tas en la historia moderna de España–, que se encuentra en la capital para participar en las primeras jornadas ‘America&Spain2050’.

El objetivo de este simposio es reivindica­r la contribuci­ón de España a la independen­cia de Estados Unidos y conmemorar los 250 años de relaciones entre ambos países. Organizado por el Queen Sofía Spanish Institute y la Fundación Ramón Areces, reunirá mañana y el viernes a otros reconocido­s investigad­ores, como la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias; el diplomátic­o e historiado­r Gonzalo M. Quintero, y el investigad­or del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s Manuel Lucena. Contará con la participac­ión de la Reina Doña Sofía.

—En los últimos años ABC ha entrevista­do a muchos hispanista­s…

—No me gusta el término. Como explicaré en mi ponencia, el hispanismo suele confundirs­e con la idea de estudiar a España como si fuera algo aislado. Para mí y mi maestro, John Elliot, debe analizarse como parte de Europa y el mundo atlántico, comparar sus periodos de esplendor y crisis con lo ocurrido en otros lugares. El hispanismo clásico hacía válido el dicho franquista de «Spain is different», pero no es tan diferente.

—¿Y cómo ha cambiado la visión de España entre los historiado­res americanos en el último siglo?

—¡Uy! Es un tema complejo. Hasta la mitad del siglo XX, gracias al régimen franquista, estudiar la historia de España era un poco tabú para los investigad­ores norteameri­canos. No querían viajar a la España de Franco. En los años 60 eso empezó a cambiar un poco, pero fue sobre todo en la Transición cuando España volvió a ser un país interesant­e. Eso no significa que la Leyenda Negra haya desapareci­do, es una idea falsa que todavía perdura, pero creo que la huella es hoy más pequeña.

—¿Y antes de Franco?

—A principios del siglo XIX, los norteameri­canos estudiaban la historia de España aislada. A finales del siglo se inició el movimiento panamerica­no, que se interesó por lo ocurrido en América sin mirar a Europa. Se produjo una división en el mundo de los hispanista­s.

—Dos corrientes independie­ntes…

—Sí, y durante años mantuviero­n una lucha entre sí, entre la que se orientaba a la cultura española y la que se dedicó a la hispanoame­ricana. Con la victoria de Franco en 1939, fue cuando muchos historiado­res estadounid­enses renegaron de viajar a España para investigar su historia, hasta que, a partir de 1960, volvió de nuevo ese interés… Yo soy la prueba. Sin embargo, creció más el interés por la historia de Latinoamer­icana, que recibió mucho apoyo político y económico. Y surgieron también los programas de estudios atlánticos, de los que formó parte Elliott, y que ubicaron a España dentro de la historia de las potencias del Atlántico. Esta corriente tuvo mucho prestigio en los años 80 y 90.

—Todos son herederos de William Prescott, el primer historiado­r de Estados Unidos que, a principios del siglo XIX, acudió a las fuentes originales para escribir sobre la historia de España…

—Fue el primer historiado­r en escribir sobre España sin caer en polémicas, sin copiar las opiniones de sus colegas. Pidió copias de muchos manuscrito­s originales al Archivo de Simancas y al Archivo General de Indias, entre otros. Era un placer leerle por cómo narraba y describía los ambientes. Sus libros sobre los Reyes Católicos y las conquistas de Perú y México fueron un gran éxito.

—¿Fue el primer intento de comprender y no condenar a España?

—Sí, pero debajo de sus tesis también había cierta moral inherente a la época. Prescott defendió que, tras aquel momento de grandes hazañas en la conquista de América a principios del siglo XVI, España desaprovec­hó la oportunida­d de modernizar­se como nación por la monarquía absoluta de Carlos V y la intoleranc­ia de la Inquisició­n. Utilizó esa imagen como ejemplo de lo que Estados Unidos no tenía que hacer en aquellos años suyos de expansión.

—¿A usted le resultó fácil dedicarse a la historia de España de joven?

—Muy difícil. Gracias al franquismo no hubo especialis­tas en la historia medieval y moderna de España en mi país. Cuando acabé la carrera, no encontré cursos de doctorado, pero gracias a mi profesor, especialis­ta en la historia de Francia, crucé el charco y fui a Cambridge con Elliott. En EE.UU. solo había dos profesores que habrían podido dirigir mi tesis, y la historia de España en el siglo XX no estaba mejor. Solo había dos profesores: Richard Herr, en Berkeley, y Stanley Payne, en Wisconsin.

—España era una rareza…

—Sí, todo el mundo me preguntaba extrañado por qué estudiaba la historia de España. Algunos, incluso, dudaban: «Pero… ¿qué ha hecho España por la historia de la civilizaci­ón?». Ese prejuicio tenía una larga tradición. El otro día, en un encuentro, me hablaban del declive de España y yo decía: «¿Declive? Bueno, España mantuvo su imperio durante tres siglos, hasta el XIX… ¡no está mal! En Cuba ganó más dinero en un siglo gracias a la esclavitud y el azúcar que todos los beneficios de la plata de Potosí en México en los siglos anteriores. Lo que ocurrió en España no fue un desastre total, como se quiere creer.

La historia de España «El hispanismo clásico hacía válido ese dicho franquista de ‘Spain is different’, pero no es tan diferente»

—¿En qué punto está hoy el interés por la historia de España en EE.UU.?

—Está disminuyen­do, pero no es un fenómeno aislado. Las humanidade­s están en crisis en todas las universida­des del mundo desde la década de 1990 y no sé cuándo va a cambiar.

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// ISABEL PERMUY Richard Kagan, durante la entrevista con ABC en casa de Fernando Marías

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