Detergentes o papel, la otra vida de los fosfoyesos
La UE financia con 10 millones un proyecto en Andalucía para reciclar fosfoyesos, en el que participan Magtel, Persán, Tharsis Mining y universidades europeas
Los fosfoyesos generados en la producción de ácido fosfórico para fabricar fertilizantes pueden dejar de ser un problema medioambiental, político y social si ese residuo industrial se reciclara para su uso en la fabricación de detergentes, cementos, papel o cal dentro de un proceso sostenible, en el que además se capturaría CO2. La Comisión Europea cree que es posible y ha concedido finalmente una subvención de 9,9 millones de euros al proyecto de economía circular Fic-Fighters, que será ejecutado por un consorcio del que forman parte 28 empresas, organismos públicos y privados españoles y del resto de Europa.
El proyecto, que será presentado el 11 de junio en Sevilla en un acto que contará con miembros de la Comisión Europea, será posible gracias a una patente firmada por investigadores de la Universidad de Sevilla y Cádiz, así como por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los derechos de la patente están ahora en manos de la compañía Captura CO2, participada por Luis Esquivias, catedrático de Física de la
Materia Condensada de la Universidad de Sevilla; el geólogo e investigador Alberto Sánchez Santos; el ingeniero y empresario Antonio Lluch Colomer; y Eugenio Suárez Palomares, abogado en ejercicio, magistrado y fiscal jubilado, entre otros.
Se trata de una patente que data de 2011 y que permite reciclar fosfoyesos haciéndolos reaccionar con sosa cáustica o bien con residuos de la extrusión del aluminio con el fin de obtener sulfato sódico muy puro, que podría ser usado en la producción de detergentes o papel; cal destinada a fabricar morteros; katoita, un mineral para cementos belíticos, empleados en la construcción de presas y para el confinamiento de residuos industriales en general, y en particular de residuos radiactivos; la calcita, utilizada en la construcción o bien para subir el pH de las aguas mineras; o para la industria del aluminio porque en este proceso de reciclado de los fosfoyesos se obtiene otro subproducto, que es el hidróxido de aluminio. La katoita también se puede utilizar como agente ‘secuestrador’ de CO2 atmosférico o producido industrialmente.
Ya se ha construido una planta piloto para reciclar los fosfoyesos y obtener sulfato sódico, cal y calcita en la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla, que maneja ahora entre 5 y 8 kilos la hora, lo que supone algo más de 10 toneladas al año. Los datos que se obtengan en esta planta experimental serán esenciales para la instalación de una planta a mayor escala que construirán antes de diciembre de 2026 Magtel Operaciones, presidida por Mario Magdaleno, y Tharsis Mining, que podría reciclar 60 kilos a la hora, es decir, 700 toneladas al año de fosfoyesos. Ambas empresas recibirán 2,6 millones de fondos europeos para hacer la planta.
El proyecto Fic-Fighter que ha financiado la Comisión Europea con 9,9 millones permitirá además la captura de 250.000 kilos de CO2 por cada tonelada de fosfoyeso reciclada. En el mercado de CO2 mundial, la tonelada se situaba a 5 euros en 2015 y actualmente está a 60 euros, aunque hace cinco meses alcanzó un pico de 90 euros. El dinero que se obtendría con la captura de CO2 podría pagar una futura planta industrial de reciclado de fosfoyesos para tratar 1,1 millones de toneladas al año.
Consorcio
Cada uno de los 28 integrantes del consorcio tiene un participación determinante en el proyecto. Por ejemplo, el Centro de Investigación Nuclear de Bélgica evaluará el contenido de componentes radioactivos de los fosfoyesos y los productos derivados para asegurar que las muestras no presentan riesgos radiológicos según la legislación. Sin embargo, para el proyecto de reutilización de fosfoyesos no se usarán los de Huelva —donde hay 120 millones de toneladas en 1.200 hectáreas—, sino que procederán de siete balsas de Portugal, Bélgica, Italia, Polonia, Serbia, Macedonia y Croacia, que concentran unas 400 millones de toneladas de ese residuos. Se pretende que esas balsas se conviertan en minas a cielo abierto.
Abo Akademi University de Finlandia se ocupará de la extracción de tierras raras de los fosfoyesos, que son muy útiles para la industrial electrónica. El instituto alemán Fraunhofer IKTS validaría el uso de las tierras raras para fabricación de pilas. Participan también en este proyecto un consorcio integrado por empresas como Idener, una empresa de investigación privada en el campo de la Matemática Computacional y sus aplicaciones prácticas. Además, tendrán un papel destacado en este proyecto la empresas de detergentes Persán, la murciana Cementos Cruz y el grupo papelero Lecta.
Otros colaboradores son la Universidad de Sevilla, la de Huelva, la de Ciencia y Tecnología de Wroclaw (Polonia) y la Universidad de Novi Sad de Serbia. También integran el consorcio el CSIC, el Instituto de Ingeniería Civil de Macedonia del Norte, el Centro de Investigación Nuclear de Bélgica, la Federación Europea de Geólogos (Bélgica), el Programa de acceso a la investigación para el desarrollo y la innovación (ARDI) de Francia, la fundación Ciudad de la Energía de España o el Ayuntamiento de Barreiro de Portugal, entre otros.
Por cada tonelada de ácido fosfórico producida se generan entre 4,5 y 5,5 toneladas de fosfoyesos, por lo que se estima que la producción anual mundial es de 100 a 280 millones de toneladas, según los expertos. Los fosfoyesos generan preocupaciones ambientales, políticas y sociales, ya que ocupan grandes áreas cerca de las ciudades, generando problemas de a contaminación.
Se usará la patente de la empresa sevillana Captura CO2 para obtener de estos residuos sulfato sódico, kaoita, cal y calcita