La enésima rebelión del Betis Baloncesto para seguir soñando
▸Los verdiblancos, con un juego muy coral, derrotan al Movistar Estudiantes y fuerzan el cuarto partido de la serie
Lejos de arrugarse, afligirse o creerse reo sentenciado a su suerte, el Real Betis Baloncesto dio ayer ante su gente la enésima muestra de su carácter competitivo y ganador, que se ha forjado esta temporada en las peores circunstancias posibles y es la energía que recarga su ambición y alimenta, al menos 48 horas más, el sueño de la Final Four. Después de cuatro derrotas esta campaña contra el Movistar Estudiantes (dos en fase regular), los verdiblancos se demostraron a sí mismos que pueden ganar a un rival de tan larga eslora, con tantas herramientas, muchas más que las del Betis.
No se olvide que el conjunto de Savignani está afrontando esta serie de cuartos de final por el ascenso sin Kuksiks, lesionado, y exprimiendo aún más los recursos. Mérito de Savignani y un equipo que ejerció como tal, sumando desde la unión, con 16 puntos de Dedovic, once de Almazán y diez de Marín. Teniendo los tres mucho peso en las maniobras de un Betis que anotó doce triples, se sobrepuso a los 35 puntos de Francis Alonso, anuló muchas fuentes de alimentación del rival y tuvo el diferencial liderazgo de Joaquín Rodríguez. El charrúa produjo (19 puntos), hizo jugar a los suyos (cinco asistencias) y se batió el cobre con cinco recuperaciones.
Despegó el Betis sin miedo, decidido, sin nervios ni complejos, protagonizando un arrebatador arranque que dejó clavado al Estudiantes: 16-6, diez de ventaja en cuatro minutos. El Betis pisaba el acelerador. Su mensaje ya estaba lanzado. Era el anfitrión y no un convidado de piedra. Con tres tri
ples, de Ferrando, Murphy y Alonso, reaccionó el invitado, taladrando un 2-11 (18-17) que esfumaba la renta verdiblanca. Francis Alonso generaba pánico en la defensa bética tras su recital en el WiZink. El malagueño atraviesa un momento dulce. Cáffaro completaba la remontada, pero Polanco replicaba desde el perímetro y Alonso lo empataba con una bandejita que zanjaba el cuarto inicial (23-23).
Debía cerrar los pestillos defensivos el Betis porque de lo contrario estaría perdido. Habían sido ya muchos los errores no forzados. Berzins firmaba el tercer triple verdiblanco (29-25) y hasta Domènech y Pablo Marín se animaban entrando hasta la cocina colegial, abriendo las costuras enemigas, pero Francis Alonso ya estaba de
satado. Quemaba. El Estudiantes jugaba un partido y él, otro (37-34).
La segunda unidad con Marín (excelente), Domènech y Berzins había aportado muchos dividendos al Betis (39-34), que mantenía a su rival a raya... y se afanaba en dispararse. La cuarta bola birlada por Joaquín acabó en un tres contra uno y mate del uruguayo (43-36). No había tregua. Marín, qué play off el suyo desde el WiZink Center, abría fuego perimetral (46-38) para recaudar ocho de ventaja que le duraron al Betis lo que el sueldo a un mileurista con hipoteca y coche que pagar. Un 0-6, que pudo ser mayor, dejó el 46-44 al receso en un partido de absoluto equilibrio en todos los parámetros medibles (triples, rebote o valoración) que, daba la impresión entonces, el Estudiantes esperaba que cayera de su lado como fruta madura.
En la apertura del tercero, Pedro Rivero había movido fichas, señal de que no le gustaba un pelo el panorama: Alonso salía desde el inicio y en la zona, para taponar la sangría de la primera mitad (72% en tiros de dos para el Betis), Larsen y Nzosa como pareja. El congoleño firmó muy buenos minutos, los que nunca pudo hacer con el Betis la pasada temporada porque se llevó todo el curso lesionado.
A partir del 50-46 se atascó el Betis y encajó un 0-8 (50-54) con tiro libre incluido de una técnica señalada a Savignani, enfadado por el doble rasero arbitral. El brasileño es un tipo templado, educado y elegante que no se calla en la banda si ve injusticias y asume ese peaje. Alonso surfeaba en la cresta de la ola (53-57) tras encadenar otros dos triples. Estaba en problemas el Betis, pero no se rendía. De ese momento crítico surgió su mejor versión. Todos a una, todos remando.
Los triples, decisivos
Se creció en el castigo y entre Dedovic y Almazán voltearon el marcador (6059). Berzins conectaba el octavo triple bético y Pablo Marín, diferencial en sus minutos en pista, el noveno (7064). Otro parcial verdiblanco (24-20) y seis de ventaja pese a tres factores: la diferencia en faltas (16/10) y tiros libres a favor del Estudiantes (16/6), y la exigua aportación en puntos de Polanco. Un pleno de Dedovic desde el 4,60 colocaba la máxima: 75-66.
Con los tiradores colegiales obturados (apenas seis triples a esas alturas), cotizaban al alza las opciones del Betis. Lo veía desde la zona VIP de la pista Shannon Evans, el último ídolo de este club, enamorado de la Feria y la ciudad. El Estudiantes boqueaba hasta el punto de comerse un saque de fondo. Joaquín se picaba con Alonso, triple va y triple viene, en pleno festival anotador del Betis (81-69 a 4.30 del cierre tras misil de Almazán).
El todoterreno uruguayo, con otra diana frontal, le puso el broche a un partido soberbio, ejerciendo como líder y guía de la enésima resurrección de un Betis infatigable al que le va la marcha. A seis se arrimó el Estudiantes a 1.10 (84-78) y a cinco (87-82) a falta de trece segundos, pero por más que insistieron los colegiales alargando su agonía y buscando una remontada impensable, la noche estaba ya sentenciada. Mañana, el cuarto asalto.
El pabellón San Pablo acogerá mañana (18.00 horas) el cuarto punto de la eliminatoria, con 2-1 a favor del Estudiantes