«Soy una antisistema: me gusta leer libros y escuchar discos»
▸ Sandra Carrasco publica un libro-disco en homenaje al mítico Pepe Marchena
Todo empezó una noche. «Acababa de perder a mi padre, y en sueños me dice que me ponga en contacto con la figura y con la obra de Pepe Marchena». Sandra Carrasco (Huelva, 1981) explica así el nacimiento de ‘Recordando a Marchena’, un trabajo realizado en formato de libro-disco en el que ha trabajado con el guitarrista David de Arahal. El sevillano Pepe Marchena es uno de los grandes cantaores de la historia y, desde aquella noche, es para Sandra Carrasco algo más que «un cantaor al uso; es el resurgir de mi padre. Un padre en lo artístico, un refugio».
Antes de aquel sueño, la cantaora onubense conocía a Marchena «de rebote. Conocía cosas como la milonga ‘Melón sabroso’, de la que me enamoré y empecé a cantar en mis recitales; la soleá ‘Perendengue y el Dengue’». Hay otra pieza aun más significativa: una guajira. «Se la canté a mi padre un mes antes de morirse en casa con un vino… Me hizo cantársela sin parar. Y lloraba y lloraba: ’Otra vez, por favor’».
Y es que la vocación le viene a Sandra Carrasco de su padre. «En mi casa todos somos aficionados al flamenco, pero él era el que más. Estaba siempre escuchando a Camarón, a Pastora, le gustaban mucho Valderrama, Tomás, la Niña de los Peines, Caracol… Y copla, mucha copla. Mi padre, además, cantaba muy bien, especialmente el fandango y las sevillanas».
La pureza
«Creo que el flamenco tiene algo que todo el mundo anhela –dice Sandra Carrasco para tratar de explicar el magnetismo de esta música–. Hay una palabra que lo define, y esa palabra es pureza. La pureza la quiere y la busca todo el mundo; la tenemos al nacer, y la tiene el flamenco. No hay maldad ni hay mentiras, es la verdad más absoluta dentro de la música. El flamenco está lleno de verdad, tiene un punto salvaje que nos hace libres. Aunque al que lo escucha lo deje cautivo, realmente le está dando la libertad». Aunque no siempre cantar es un gozo para Sandra Carrasco. «Ojalá siempre lo fuera. Siempre canto buscando el gozo, ese es mi objetivo. Pero desgraciadamente, el artista está lleno de prejuicios y de miedos porque hay mucha responsabilidad. Y cuanto mejor vaya tu carrera, más responsabilidad».
De vuelta a Pepe Marchena, Sandra Carrasco destaca de él «su creatividad, su teatralidad, esa manera de inventarse los cantes. Pepe se ponía a cantar y directamente creaba algo nuevo. En ese aspecto me tiene enamorada, es lo que me engancha de él. Hay algo en él que cuando lo escucho automáticamente me quedo cautiva; se me encoge el corazón. Entiendo perfectamente ese flamenco que él tiene en su cabeza y a mí me da muchas alas, me abre mi campo creativo. Me he criado en el flamenco pero vengo de otras músicas: me gustan el jazz, el bolero, la música suramericana, la brasileña... Estos tipos de música te dan una apertura muy positiva, y la combinación con lo que me aporta Pepe Marchena me da equilibrio».
Enrique Morente, dice la artista, fue un ejemplo en este sentido. «Siempre mezclando sin huir, siempre con el flamenco por bandera, bien agarrado a sus raíces, y haciendo un flamenco transgresor». Pero ahora… «Creo que al flamenco se le está faltando al respeto. No me quiero poner purista, pero en el flamenco es muy importante conservar la esencia. Hay que respetar la estética y
«En el flamenco es muy importante conservar la esencia, no podemos estar enseñando el culo cantando una seguidilla»
los cantes. Cada uno puede hacer su propia versión, pero sin abandonar nunca esa raíz. Actualmente, en el cante, hay más jóvenes con talento que nunca. Pero ves las vestimentas y no parecen cantaores, parece que van a cantar rap. Es importante lo que dejamos ahora a las generaciones que vienen detrás… No podemos estar enseñando el culo cantando una seguidilla. Es mi opinión».
Hoy los músicos reciben constantemente influencias de todas partes. «Todo aporta –dice Sandra Carrasco–. Pero, repito, es muy importante no perder nunca la estética. El flamenco es una marca, es nuestra seña de identidad, y la empezamos a vestir de fealdad… La elegancia no se puede perder nunca. No podemos coger de otras músicas cosas que no nos aportan nada. Hay que ser inteligentes para coger lo que verdaderamente enriquece al flamenco».
Sandra Carrasco no ha querido que su homenaje a Marchena, que ha sido primero concierto en directo, suba a las plataformas. «Quien lo quiera tiene que comprar el libro-disco físicamente, porque está concebido para escucharse con calma. No me gusta la fugacidad en la que vivimos hoy en día, esa prisa. Un tema de dos o tres minutos aburre y lo pasas como una historia del TikTok. A mí me gusta leer libros, escuchar música con tranquilidad; en ese sentido yo soy una antisistema».