Hombres despreciables
Dios bendiga a América, que odia a las mujeres tanto como Selina Mayer
Lde ser vicepresidente de EE.UU. lo hemos visto en la tele con los ojos de Aaron Sorkin y con los ojos de Armando Iannucci. En el primer caso, el de ‘El ala oeste’, era una figura inexistente. En el segundo caso, el de ‘ Veep’, era una idiota con mucha gracia. Y a veces, mucha razón. En un capítulo de las últimas temporadas, Selina Mayer se dirigía a una emergente senadora negra y le decía que dejara de quejarse por ser mujer, que ella aguantó que le pellizcaran el culo cuando era abogada y joven. «Sé un hombre», le soltaba. Gran aplauso. Y Selina a un asesor: «Dios bendiga a América, que odia a las mujeres tanto como yo». Claro, por eso ha habido antes un presidente negro que una mujer. Como en la Iglesia católica habrá antes curas casados que mujeres sacerdotes.
Porque las cosas habrán cambiado, pero no del todo. Si Biden estuvo como senador con otros senadores tan blancos como él en el comité que trató las acusaciones de Anita Hill contra Clarence Thomas cuando este aspiraba al Tribunal Supremo, Kamala Harris estuvo en el comité de Brett Cavanaugh. Los dos hombres despreciables salieron adelante. Aunque el tono del interrogatorio fuera muy distinto. Para eso sirvió el ‘Metoo’. Para las formas. En el primer comité, aunque Biden votó en contra de Thomas (que ahora anda en los periódicos dejándose pagar lujos por un millonario), a Anita Hill se la insultó, despreció y desacreditó. Cuando le tocó el turno a Cavanaugh, ahí donde Christine Blasey Ford acusó al candidato de un intento de violación cuando eran jóvenes, había 21 miembros y solo cuatro eran mujeres. Harris dirigió una comprometida pregunta a Cavanaugh sobre su relación con una firma de abogados vinculada a Trump. Y claro que Trump ha insultado tanto a Christine Blasey Ford como a Kamala Harris. Y claro que el caso de Christine Blasey Ford, con amenazas de muerte posteriores, quita las ganas a cualquier mujer de denunciar una agresión sexual, coger la motosierra y dirigirla a la entrepierna.
También es cierto que Trump no hace distinciones, que insulta a las mujeres tanto como a los hombres. Reparte sin prejuicios. Sin ir más atrás, el pasado sábado. «La llamo Kamala la que ríe. ¿La has visto reír alguna vez? Está loca». Hombre, a la hora de reír, Sánchez dio una lección el otro día en el Congreso riéndose de sus presuntos chistes sobre la ruptura de Vox y el PP. Kamala la que ríe es como un nombre indio de ‘Bailando con lobos’. Como En pie con el puño en alto.
Kamala se casó a los 49, ella sabrá (aunque convenga a su candidatura). Los hijos de su marido la llaman «momala». Mamala. Kamala se pronuncia con acento en la primera a. Quizá sea una mata que no ha echado. Quizá Trump vuelva a ser presidente. Al menos estará el bellezón de Melania en nombre de todas (también de las feas) despreciando al hombre más poderoso.