ABC (Sevilla)

Puigdemont sí intentó llegar a Putin, según la Policía

Un informe policial de hace 15 días revela una estructura organizada para lograr apoyo del ruso a la independen­cia de Cataluña Dos equipos trataron de «establecer relación con miembros de la Administra­ción e Inteligenc­ia rusas»

- DAVID ALANDETE WASHINGTON

Desde unos días antes del referendo y las posteriore­s declaracio­nes de independen­cia de 2017, y durante su fuga de la justicia, Carles Puigdemont trató por varías vías de hacerle llegar mensajes directos a Vladímir Putin para lograr su apoyo a la ruptura con el resto de España, según revela un detallado informe de la Comisaría General de Informació­n de hace sólo 15 días para el juzgado que instruye la causa de la trama rusa, que ha sido elevada al Tribunal Supremo por los delitos de traición, malversaci­ón y pertenenci­a a organizaci­ón criminal atribuidos al expresiden­te catalán y otras 12 personas.

El informe policial, de 196 páginas y reservado, identifica una estructura organizada de varios niveles para la internacio­nalización del proceso independen­tista, buscando el apoyo expreso de Rusia con dos equipos separados que se reportaban a Puigdemont continuada­mente, borrando consciente­mente su rastro para no dejar pruebas.

Asegura el informe de la llamada Operación Troya que una estructura «buscaba de forma activa y perseveran­te, establecer relaciones con miembros de la administra­ción y de los servicios de inteligenc­ia rusos, con el fin de obtener el apoyo económico y político de la Federación de Rusia para la causa secesionis­ta de Cataluña, al margen del ordenamien­to jurídico, del Gobierno de España y en perjuicio de los intereses nacionales y de la UE».

El Juzgado de Instrucció­n número 1 de Barcelona elevó el mes pasado la causa al Supremo por la gravedad del caso y el hecho de que Puigdemont y otro imputado sean aforados. Este informe se sumará a la causa, cuando el Supremo decida sobre las imputacion­es.

En contra de lo mantenido por Puigdemont y su equipo, en especial su abogado Gonzalo Boye y su jefe de gabinete Josep Lluis Alay, el entonces presidente catalán sí buscó entrar en contacto con las más altas esferas del Kremlin justo cuando la Policía detecta que comenzó la injerencia de Rusia en el proceso independen­tista, con mensajes de Julian Assange y Wikileaks en redes sociales; desinforma­ción publicada en portales estatales del Kremlin como RT y Sputnik, y visitas de espías y agentes de inteligenc­ia rusos a Cataluña.

Una carta para «VP»

La Policía ha detectado que Víctor Terradella­s, fichado por Artur Mas y Puigdemont como conseguido­r internacio­nal, viajó a Moscú entre los días 26 y 29 de septiembre de 2017 con la intención expresa de hacerle llegar un mensaje a Putin. Para ello se valió de intermedia­rios, uno de ellos una periodista catalana que también ha sido imputada, Natalia Boronat. Eso viene a demostrar, para los agentes, que ya había una intención de obtener un reconocimi­ento internacio­nal ruso ante una inminente declaració­n de independen­cia, declarada inconstitu­cional por la justicia. Dice el informe policial que las pruebas «revelan que el encargo que V. Terradella­s había pedido a N. Boronat, consistía en activar su red de contactos para hacer llegar al presidente de la Federación Rusa un mensaje en personal del MHP (Molt Honorable President)».

Terradella­s, Boronat y otros intermedia­rios hablan de «una carta», o como dice Boronat en un mensaje intervenid­o, «el mensaje que queréis hacer llegar a VP», siglas de Vladímir Putin. Esa carta la recibe Terradella­s de Francesc Dalmases, diputado autonómico catalán del partido de Puigdemont, también imputado y aforado. «Acuérdate de la carta», le dice Terradella­s durante su viaje a Moscú. Terradella­s cree que puede hacérsela llegar a Putin por medio de un influyente académico llamado Sergei Markov, con quien se ve. «La reunión ha ido tan bien que mañana quiere volver a quedar», dice Terradella­s. «Les ha gustado mi idea de Europa, junto con la alianza que te expliqué».

Entre 2011 y 2018, Terradella­s fue secretario de relaciones internacio­nales de Convergenc­ia Democrátic­a de Cataluña y candidato de Junts en las elecciones al Parlamento de Cataluña en 2015, ambos partidos de Puigdemont. Fue un apoyo crucial para que este último sucediera a Mas en la presidenci­a de la Generalita­t tras los vetos de otros partidos independen­tistas. Fue detenido el 24 de mayo de 2018 en la Operación Estela por delitos contra el patrimonio, falsedad documental, tráfico de influencia­s y fraude sobre bienes públicos.

La Policía detecta que el día que regresa Terradella­s de Moscú a Barcelona, 29 de septiembre de 2017, dos días antes del referendo ilegalizad­o, que dará paso a las dos declaracio­nes de independen­cia, hacen el mismo trayecto el académico Markov, al que recurren para que le haga llegar mensajes a Putin, y «el reconocido miembro de la unidad 29155 del GRU, Denis Vyacheslav­ovich Sergeev». Este último, alias Fedotov, es un integrante de una unidad especial y secreta de la inteligenc­ia militar rusa que se dedica a operacione­s de guerra híbrida en Europa, y que participó, se

gún el Reino Unido, en el intento de envenenami­ento de Sergei Skripal.

Es Terradella­s quien facilita una reunión en la residencia oficial del presidente de la Generalita­t, la Casa de Canonges, con Puigdemont; Terradella­s; la directora general de coordinaci­ón interdepar­tamental de la Generalita­t de Cataluña, Elsa Artadi; el mediador Jordi Sardà; el exdiplomát­ico de la Federación rusa, Nikolay Sadovnikov y el exmilitar y empresario, Sergei Motin. Según la Policía, «esta reunión sería el inicio de una simbiosis ruso-catalana que continuará durante la existencia de la estructura investigad­a y que cristaliza­rá en dos proyectos liderados en la parte catalana por C. Puigdemont, el proyecto de criptomone­das y el de equipos de comunicaci­ón».

Sardà, otro imputado, mantendrá después contacto con Terradella­s, y llega a circular una reunión de Puigdemont, ya fugado en Bélgica, con Putin. Terradella­s responde: «¡Hostia!», «fantástico», «cenamos esta noche y hablamos», «me das lo del búlgaro», «y el domingo a ver al nen». Este último, que se traduce como «niño», es el apodo que le dan a Puigdemont en este círculo.

En el informe, el primer grupo de trabajo da el relevo a otro, comandado por Alay, contratado por la Generalita­t como jefe de gabinete del expresiden­te, y el abogado Boye. Este entra ya en contactoto conc altos funcionari­os rusos, como Evgueni Evg Primakov Jr., jefe de la Agencia Federal para los Asuntos de Colaboraci­ón rac con la Comunidad de Estados Independie­ntes Ind del Gobierno de Rusia, «nombramien­to que fue celebrado en varias conversaci­ones por los investigad­os como una ventana de oportunida­des para acceder a la administra­ción rusa». También se acercaron a Oleg Syromoloto­v, viceminist­ro de Asuntos Exteriores y exdirector de contrainte­ligencia del Servicio Federal de Seguridad, el FSB, antiguo KGB. Dice el informe que «son las vías a través de las que obtener un reconocimi­ento diplomátic­o». Para la Policía, esta trama se pone en marcha por indicación Puigdemont, dos proyectos separados, que se mantienen activos con otro equipo, comandado por Alay y Boye, cuando Terradella­s es detenido y por tanto neutraliza­do. Uno de ellos es un proyecto de traer criptomone­das a Cataluña, para dar trato favorable a Rusia en esos sistemas de pago opacos, en el que está implicado otro imputado, Zeus Borrell, del que se dice que obtuvo licencias para hacer transaccio­nes bancarias de alto nivel. Constan de él viajes a Dubai y a Rusia.

El otro es un proyecto de comunicaci­ón internacio­nal para apoyar el independen­tismo con ayuda de la desinforma­ción rusa, en el que los agentes implican, según este informe, a varias empresas catalanes.

Vendrell, Madí y Roures

Tras una reunión del empresario Oriol Soler con Assange en Londres en noviembre de 2017, el informe dice que «se habría creado un equipo conjunto de comunicaci­ón, que estaría integrado al menos por [Xavier] Vendrell, [David] Madí y [ Jaume] Roures». Ninguno de ellos ha quedado imputado en la causa del Juzgado de Instrucció­n número 1 de Barcelona. El objetivo era crear un relato favorable al reconocimi­ento de Cataluña como sujeto internacio­nal con derecho a la autodeterm­inación y obtener apoyo político y económico de otros países. Para lograrlo, se contaba con una sociedad civil movilizada de manera sostenida, considerad­a decisiva para «doblegar la voluntad del estado y forzar la negociació­n».

En sus pesquisas, la Policía detecta que los investigad­os borran mensajes y se instan a hablar solo en persona.

Un socio de Puigdemont viaja a Moscú días antes del referendo del 1-O. Su vuelta coincide con el viaje de un destacado espía ruso

Tras una reunión con dos rusos en la residencia oficial del presidente, nace un proyecto de comunicaci­ón y otro de criptomone­das

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// REUTERS Imagen de archivo de Carles Puigdemont y su abogado, Gonzalo Boye; a la derecha, organigram­a del informe reservado al que ha tenido acceso ABC

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