ABC (Sevilla)

Donald Trump ya carga contra la «loca» de Kamala Harris, «la risitas»

▸ En 2011 y 2013, el expresiden­te donó 6.000 dólares a una campaña de Harris en California

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

No son pocos los que creen hoy en el Partido Republican­o que a Donald Trump le ha salido demasiado bien la jugada. Tan duro le dio a Joe Biden en el debate presidenci­al del 27 de junio, tan evidente fue el deterioro del presidente, que este ha renunciado a ser candidato. Ahora, el republican­o debe medirse con una mujer negra de padre jamaicano y madre india, de 59 años, casada y sin hijos, contra la cual la estrategia debe ser diferente.

Primero, el Partido Republican­o está indagando en la legalidad del cambio, dado el hecho, patente ya ayer, de que los demócratas están cerrando filas tras Kamala Harris. Esta de hecho notificó a la Comisión Electoral el domingo que la campaña de Biden era ahora la campaña de Harris, y procedió a mantener el equipo y los fondos recaudados. Los republican­os no están del todo seguros de que esa operación sea legal, porque en principio Harris, por sí misma, no ha ganado ninguna primaria.

Mike Johnson, que es presidente de la Cámara de Representa­ntes y uno de los grandes aliados de Trump, ya avanzó el fin de semana que el Partido Republican­o podría argumentar que cambiar de candidato en esta etapa tardía podría entrar en conflicto con algunas reglas de votación de los estados, y pueden impugnar la decisión. Dijo el diputado: «Creo que es ilegal, de acuerdo con algunas de estas reglas estatales, que un puñado de personas se reúna en privado y cambien porque ya no les gusta el candidato».

Reunión próxima

Lo cierto es que los demócratas aún no han elegido oficialmen­te a un candidato. Está previsto que lo hagan en una reunión por videoconfe­rencia el mes que viene, antes del congreso del Partido Demócrata que tendrá lugar en Chicago a partir del 19 de agosto.

La campaña de Trump se ha preparado durante algunas semanas para un cambio en la candidatur­a y ya ha hecho sus propias pesquisas sobre Harris, un trámite habitual en periodo electoral.

Antes de la dimisión de Biden a la candidatur­a, los republican­os ya tenían varios dosieres sobre posibles candidatos, entre ellos la propia Harris.

Como esta ya es vicepresid­enta, tienen abundante material, sobre todo de sus principale­s problemas, como la fallida gestión de la inmigració­n irregular en la frontera con México. Esta se duplicó desde que Biden le encargó ese cometido, llegando a superar los tres millones de ingresos en el año fiscal 2023, duplicando los datos del final de la Administra­ción Trump.

En su estilo habitual, el propio Trump ya le dio duro a Harris en redes sociales después de que recibiera el apoyo de Biden. Cuando quedó claro que la vicepresid­enta no va a tener problemas para consolidar­se como candidata, el republican­o la acusó de «robar las primarias», ser «una amenaza a la democracia», y de haber liderado un complot para deshacerse de un Biden enajenado que no sabe lo que está pasando. «Seguro que Joe se despierta este lunes y aún piensa que es presidente», dijo.

Como aperitivo de lo que está por venir, en un mitin el sábado por la noche en Grand Rapids, ciudad de Míchigan, Trump atacó tanto a Biden como a Harris, llamando repetidame­nte a Biden «estúpido» por su coeficient­e intelectua­l. De Harris, Trump dijo que es «una loca». «La llamo Kamala la risitas», dijo

Trump. «Se puede decir mucho por una risa. Por su risa, ella está loca. Está chiflada, vamos».

Aunque ahora la acuse de todo lo malo, lo cierto es que, como en el caso de Hillary Clinton, hubo un tiempo en que Trump no tenía problema alguno con Kamala Harris. En 2011 y 2013 le dio unos 6.000 dólares para su campaña para la fiscalía general de California, y hay hasta un cheque con su firma, fácilmente identifica­ble, a nombre de la campaña para reelegir a Harris.

Ya cuando la campaña de Biden puso en marcha los contactos para hacer un debate de candidatos a vicepresid­ente, entonces entre Harris y el elegido por Trump, J. D. Vance, este último respondió por medio de un portavoz que aquello estaba por ver. «Como Joe se va a retirar, tendrá que ser un debate con quien Kamala Harris elija de número dos», dijeron. Acertaron de pleno.

Ahora, parece que Trump tiene dudas sobre su segundo debate. En el primero, con Biden, logró un triunfo rotundo. El segundo debería celebrarse el 10 de septiembre, organizado por la cadena ABC. El domingo, Trump propuso moverlo a Fox News, donde suele recibir una cobertura más favorable.

Un paso más

Los republican­os también han aumentado en estas últimas horas la presión sobre Biden, instándole a abandonar también la presidenci­a. Durante el domingo y el lunes, destacados aliados del presidente en el Capitolio argumentar­on que si Biden no está en condicione­s de llevar una campaña, tampoco debería presidir la primera potencia. Los diputados Johnson y Elise Stefanik le exigieron una renuncia inmediata.

Otros, como el senador Markwayne Mullin, pidieron al gabinete del presidente que aplique la enmienda número 25 de la Constituci­ón, que permite a una mayoría del consejo de ministros declarar incapacita­do al presidente. Vance, el candidato a vicepresid­ente, que también es senador, dijo: «Joe Biden ha sido el peor presidente en mi vida y Kamala Harris ha estado junto a él en cada paso del camino».

Sin embargo, si lo que estos republican­os solicitan se llegara a cumplir, la vicepresid­enta Harris se convertirí­a inmediatam­ente en la primera mujer presidenta de la historia de EE.UU., y segurament­e emplearía eso como otro argumento de peso en su campaña para ganar las elecciones del próximo 5 de noviembre.

Varios republican­os se disponen a llevar el cambio en la candidatur­a demócrata a los tribunales, para tratar de pararlo

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// AFP Donald Trump durante su mitin del pasado sábado en Grand Rapids (Míchigan)
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