ABC (Sevilla)

Cuando la ilusión se torna en pesadilla

▸ Deportista­s españoles que se han quedado a las puertas de los Juegos relatan a ABC su amargor y decepción

- JAVIER ASPRÓN David Sánchez Haltera

El sueño olímpico de París, motor de vida para muchos deportista­s españoles durante los tres últimos años, se ha convertido en pesadilla para algunos una vez concluidos los procesos de clasificac­ión y adjudicaci­ón de plazas. Llegados a ese punto de no retorno son varios los que hoy se lamentan después de haber rozado con los dedos su presencia en la capital francesa. Lesiones de última hora, descartes, enfermedad­es traicioner­as o sanciones por dopaje que no llegaron son algunas de las causas de esas dolorosas ausencias.

La skater barcelones­a Daniela Terol (15 años) tenía su billete olímpico bien amarrado en mayo para competir en la modalidad de street, pero días antes de viajar a Shanghái al penúltimo torneo preolímpic­o sufrió una apendiciti­s. Fue operada de urgencia y con la cicatriz aún reciente viajó a la ciudad china para, al menos, seguir en la pelea. Un mes más tarde hubo de jugárselo todo en Budapest, donde se repartían los últimos puntos. «Me había recuperado de la apendiciti­s y me había preparado muy bien, pero llegué con bastante presión y nervios por el miedo de no poder clasificar­me», cuenta la patinadora a este periódico. «Al final fallé el último truco de mi ronda y no pude obtener la puntuación que quería».

Terol se quedó a un puesto de lograr la cuota olímpica, como primera reserva. A partir de entonces pasó semanas esperando una llamada que no terminó de producirse. Ninguna de sus rivales se dio de baja. «Da rabia. Las opciones eran reales y me quedé muy decepciona­da. No ha podido ser, pero hay que seguir adelante. Soy joven y quedan muchos Juegos. No me voy a quedar aquí».

También ha pasado una tensa y angustiosa espera el haltera almeriense David Sánchez (30 años), que al igual que Terol se quedó como primer reserva en su categoría: -73 kg. En su caso, su clasificac­ión dependía de una posible sanción a Turquía por dopaje que hubiera dejado sin Juegos a Muhammed Ozbek, el único haltera de ese país clasificad­o. La norma dice que si hay tres positivos por dopaje en una nación todos sus deportista­s en esa disciplina pueden ser suspendido­s, y el país otomano estaba en esa situación. Sánchez estuvo semanas esperando una decisión al respecto. «Da mucha impotencia que esos procesos tarden tanto. No tiene sentido. Se tarda mucho en preparar unos Juegos y nos tienen a la espera sin saber fechas ni nada», explicaba el andaluz en un vídeo publicado en sus redes sociales.

Al final, la sanción a Turquía fue solo económica, por lo que la esperanza del levantador de pesas español se desvaneció. «Se hace duro entrenar, el día a día. Mi sueño era ir a estos Juegos. Me dejé todo». La halterofil­ia será uno de los seis deportes que no tengan representa­ción española en los Juegos, junto con el rugby, el voleibol, el breaking, el ciclismo BMX y la lucha.

La ciclista en pista Helena Casas (keirin) y el saltador Jorge Rodríguez (plataforma 10 metros) son otros dos españoles que se han quedado con esa amarga posición de primer reserva sin que se hayan producido cambios en las cuotas asignadas para sus especialid­ades.

Al futbolista del Rayo Sergio Camello (Madrid, 23) la llamada de Santi Denia le hizo una ilusión especial. Se acordó de los veranos enfrente de la tele, junto a su padre y su hermano, viendo cualquier deporte que apareciese en la pantalla. El delantero se unió a la concentrac­ión el primer día de julio, pero dos semanas después se convirtió en uno de los cuatro descartes que tuvo que hacer el selecciona­dor manchego. «Para cualquier deportista vivir unos Juegos es lo más grande. Y más en el fútbol. En mi caso solo tengo esta oportunida­d, y es obvio que no me la quería perder. Hay gente que puede jugar cuatro mundiales en toda su carrera, pero vivir unos Juegos es una suerte única, y si no la tienes te quedas con esa espinita».

Camello sigue dentro del equipo en la concentrac­ión de la selección olímpica en Burdeos, pero sabe que no podrá ser inscrito a menos que uno de sus compañeros caiga lesionado. Tampoco podrá alojarse en la Villa Olímpica en caso de que España acceda a las rondas finales y juegue en París.

Víctor Ruiz, atleta valenciano de 31 años, aún no entiende bien por qué no va a estar en París. En 2023, nada más abrirse el plazo, logró en Mónaco la mínima exigida por la Federación Internacio­nal para competir en los 3.000 metros obstáculos. Sin embargo, esta temporada no ha sido capaz de cumplir con una exigencia adicional, la llamada ‘mínima de excelencia’ de la Federación Española, que obliga a los atletas a bajar de una determinad­a marca en el mismo año de la competició­n. Ruiz sufrió una lesión en el pie en enero que lastró su temporada, y que a la larga ha provocado que se quede fuera de París por cuatro segundos. «Siento un atropello, una injusticia y una falta de excelencia por parte de aquellos que me la pedían a mí. No han sabido entender mis circunstan­cias, no han sabido leer una progresión de semanas», escribía el mediofondi­sta de Utiel al enterarse de su exclusión. «El sueño de niño de ser olímpico se desvanece para alguien que lo ha dado todo siempre que ha competido. Me siento mentalment­e destrozado. Por mi edad, y aunque seguiré luchando, es probable que jamás pueda estar en los Juegos Olímpicos». El velocista Pol Retamal (200 metros) se encuentra en una situación parecida.

Igual de cruel que saberse dentro y quedarse fuera a días de comenzar la competició­n. Es lo que le ha pasado, por ejemplo a Joan Cañellas y Gedeón Guardiola, jugadores de la selección masculina de balonmano. O a Silvia Domínguez, capitana de la selección femenina de baloncesto. Pequeñas molestias y lesiones leves que, sin embargo, no son compatible­s con torneos tan cortos y demandante­s como son los olímpicos.

Muchas veces, la rabia y la frustració­n por no cumplir el sueño olímpico vienen acompañado­s de otros condiciona­ntes igual de difíciles de asimilar: caída de patrocinad­ores, becas que se esfuman o incluso tener que abandonar los centros de alto rendimient­o en los que se entrena por no cumplir con los requisitos.

«Se hace duro entrenar, el día a día. Mi sueño era ir a estos Juegos, me dejé todo para intentar cumplirlo»

Daniela Terol Skater «Da rabia, me quedé muy decepciona­da. Hay que seguir adelante, soy joven y quedan muchos Juegos»

Víctor Ruiz Atleta «El sueño desde niño se desvanece, me siento mentalment­e destrozado, aunque seguiré luchando»

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// ABC El haltera David Sánchez. Debajo de estas líneas, Daniela Terol y Víctor Ruiz

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