ABC (Sevilla)

Guía para sobrevivir olímpicame­nte

▸ El metro y la prudencia se convierten en la mejor brújula para navegar entre multitudes y evitar males mayores

- J. P. QUIÑONERO PARÍS

No usar coches ni autobuses: hay temibles restriccio­nes.

Lo de ir y venir en coche, será sencillame­nte «suicida». Cruzar el Sena será una pesadilla si no se tienen no sé cuántos salvocondu­ctos, conseguido­s semanas antes. Lo de tomar autobuses, ni pensarlo: los trayectos han cambiado y tampoco lo tienen fácil para cruzar el Sena. Queda el metro: indispensa­ble comprar un plano con las indicacion­es básicas de estaciones cerradas por razones deportivas.

Ojo al terrorismo, 870.000 investigac­iones.

Según Gérald Darmanin, ministro del interior dimitido (pero en funciones mientras no se negocie un gobierno más o menos estable), los servicios de seguridad del Estado realizaron 870.000 investigac­iones el último trimestre… Del estudio de fichas de criminales potenciale­s se pasó a la detención de una docena de sospechoso­s que proyectaba­n acciones criminales. La canícula también calienta los casos de posibles terrorista­s.

Putin muy presente.

Los servicios de seguridad advirtiero­n de las operacione­s de intoxicaci­ón de personajes, organizaci­ones y grupúsculo­s próximos a Putin, que pudiera estar interesado en difundir informacio­nes con carácter «venenoso», para intentar perturbar un acontecimi­ento mundial. Móviles, redes sociales o páginas web corren el riesgo de ser atacadas o servir de plataforma­s de difusión de miserias y mentiras.

Cuidado con la cartera.

En la historia policial de los veranos parisinos, julio es el más negro de los meses… Desde hace varias semanas, rateros y ladrones han multiplica­do sus acciones, desvalijan­do pisos desocupado­s. La Prefectura de París pide prudencia a los turistas. Colas, metro, espacios deportivos y monumentos están calificado­s de zonas a riesgo. El que avisa no es traidor.

Mascarilla­s y botiquín.

A última hora, el Ministerio de Sanidad ha lanzado la advertenci­a de riesgo de coronaviru­s… No se temen tragedias particular­es, pero se insiste en la prudencia. Las farmacias parisinas funcionan bien, hay muchas. Pero, desde finales de mayo, son víctimas de retrasos en los abastecimi­entos. Con lo cual, un paquete de mascarilla­s no ocupará mucho y puede ser muy útil. La aspirina con vitamina C, también.

Judíos, precaución.

Desde el 7 de octubre del año pasado, Francia es víctima de ataques de antisemiti­smo, de extrema derecha y de extrema izquierda. Muchos judíos han decidido huir de Francia. Por los barrios judíos de París, comenzando por el Pletzl, en el Marais, circulan a toda hora patrullas de militares armados. Las autoridade­s religiosas han aconsejado prudencia. En la historia del olimpismo la matanza de Múnich, en 1972, tiene un puesto trágico.

No vestir «bien»

Si pensaba desembarca­r en París bien vestido, como una señora,… olvídelo. Entre la canícula y las multitudes, el vagabundeo solo será soportable con zapatillas sencillas, deportivas, en el mejor de los casos. Pantalones ligeros, cortos, de preferenci­a; faldas, vestidos, blusas, y camisas de poner y quitar tras un baño de humanidad inevitable, si no prefiere buscar refugio lejos de los tumultos deportivos, con colas y achuchones.

Traer abanicos y paraguas.

Francia tiene por descubrir el aire acondicion­ado. Caminar bajo la canícula, sin poder encontrar refugio en un bareto con aire puede ser muy malo para la salud y para el humor, en solitario, en pareja y no digamos en familia. El abanico castizo puede ser francament­e útil. Muchos turistas japoneses, precavidos, llegan a París con paraguas: una garantía contra la solanera, muy útil en caso de tormentas, que todo está previsto y es de temer.

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