Carmen Ordóñez: Veinte años de la muerte de una diva genuina
▸ La vida de la exmujer de Paquirri arrojó tantos interrogantes como su solitario fallecimiento
Nada en la vida de Carmen Orr dóñez fue vulgar, un término que aborrecía profundamente. Tampoco en su muerte, de la que hoy se cumplen 20 años,s, un fallecimiento envuelto enn el mismo misterio con el quee embadurnó una existenciaa marcada por el hedonismo, lass fiestas, las pasiones, las adic-ciones, la insatisfacción y laa infelicidad. Eran las 12 de unaa cálida mañana del 23 de julioo de 2004 cuando el mundo dee la alta sociedad y el corazónn se quedaba petrificado al escuchar la noticia: acababa de morir Carmen Ordóñez, la divaa genuina e infinita. El cadáverr había sido descubierto cuatroo horas antes por Luisa, la em-pleada de hogar, y poco des-pués por su amiga íntima Eva a
Carreño.
Como en otras tantas muer- tes con historia, en la bañera a yacía el pálido cuerpo de Car- men Ordóñez. Tenía un golpe e en el labio. Muy cerca, en el inodoro, se hallaban restos de drogas. Más allá, desde el l salón, llegaban los ecos de un n televisor encendido. Las cá- maras de seguridad graba- ban… Pero hoy esa muerte si- gue rodeada de misterio e incógnitas que en realidad marcaron toda su tragicómi-tragicómica vida.
Se supo que en n su última noche, e, la todavía hermoosa Carmina estuvo vo en casa acompaañada de dos persoonas, un hombree y una mujer, cuyas as identidades nunca nca se conocieron. Aununque pasada la me-medianoche, la diva llamó a algunas de sus amistades para invinvitarlas a una fiesta, sta, pero nadie fue.
La modelo se casó en tres ocasiones: con Francisco Rivera ‘Paquirri’, Julián Contreras y Ernesto Neyra
Incógnitas
Los interrogantes permanecen hoy, dos décadas después. ¿Quién le suministró la droga que finalmente causó su muerte? ¿Con quién estaba? ¿Por qué quedó sola en la bañera? ¿No había huellas? Cuando sus hijohijos Francisco y Cayetanoyeta Rivera escuchacharon la lectura de la causac de la muertete ded su madre, guardardaron el documento y ses negaron a que se hiciera público. «NNo llegaré a los 50», solía decir Carmmen Ordóñez entre ririsas congeladas en el punto álgido de eesas fiestas salvajejes que organizabba y en las que se entregaba ccon todo hasta el final. Sus adiccionesadic eran bien conocidas. Las sabían hasta sus hijos. Ella quería vivir a tope, por más que sus resacas estuvieran llenas de arrepentimiento y carentes de autoestima. Y lo hizo hasta los 49 años, cumpliendo su promesa.