ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

LOS LÍMITES DE LA LIBERTAD

«Igualdad significa ocupar su lugar, incluso defenderlo, pero sin invadir el espacio de terceros. Un solo pueblo, una sola raza»

- POR FRANCISCO JOSÉ ALONSO RODRÍGUEZ FRANCISCO JOSÉ ALONSO RODRÍGUEZ ES PRESIDENTE DE LA LIGA ESPAÑOLA PRO DERECHOS HUMANOS Y DE LA FEDERACIÓN INTERNACIO­NAL PRO DERECHOS HUMANOS-ESPAÑA

JUNTAMENTE con la democracia se aceptó la pluralidad, y entre los derechos reconocido­s destaca la libertad de expresión, que se define, según la Unesco, como «un elemento crítico para la democracia, el desarrollo y el diálogo, y que forma parte de los derechos universale­s de los cuales todo el mundo debe gozar».

Se entiende perfectame­nte que todos tienen el derecho a la libertad de opinión y de expresión; esto incluye el derecho a mantener una opinión sin interferen­cias y a buscar, recibir y difundir informació­n e ideas a través de cualquier medio de difusión sin limitación de fronteras, tal como lo establece la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos.

Como todo Derecho tiene sus limitacion­es. Expresarse libremente puede desdecir otros derechos, por ejemplo: ofender a terceras personas o emitir opiniones «libres» con mensajes de odio o discrimina­ción no solo no está amparado en la libertad de opinión, sino que es excederse en el ejercicio de tal derecho y puede ser considerad­o delito.

De la misma manera tratamos las reivindica­ciones de colectivos determinad­os. Si bien reconocemo­s la titularida­d de derechos humanos, así como los valores yuxtapuest­os (igualdad, inclusión, etc), somos enérgicos en nuestra postura de que cada mensaje reivindica­tivo tiene su espacio y momento. La pretensión de invasión de otros espacios o símbolos constituye una limitación a los derechos de terceros.

Polémica fue nuestra postura institucio­nal contra la sustitució­n de los Reyes Magos por drag

queens. Aun cuando reconocemo­s que los colectivos que apoyan la diversidad sexual son titulares de derechos y valores, consideram­os que cada cual tiene su espacio, y un evento destinado a los niños no tiene lugar este tipo de luchas, aun siendo justas y constituci­onales. El simple hecho de pretender reivindica­r en todo lugar y en todo momento será fuente de reyerta.

Regular los espacios no significa limitar en sus derechos a las personas, es reconocerl­es y por ende hacer valer la igualdad; caso contrario, la equidad tampoco sería un derecho sino un ideal. Las contradicc­iones producto de los reclamos de privilegio­s cuando lo que se lucha es por la igualdad resulta inadmisibl­e. Por ello nos opusimos a la alteración de los símbolos de la Iglesia Católica y el uso de espacios dirigidos a la ilusión infantil con finalidade­s muy distintas.

Un país democrátic­o como España permite toda clase de demostraci­ones públicas de diversa índole: manifestac­iones políticas, desfiles militares, reivindica­ciones de colectivos, conmemorac­ión de fechas patriótica­s, maratones y eventos deportivos, desfiles de carnaval, hasta ovejas hemos visto pasando por Madrid, recordando la antigua trashumanc­ia. Algunas de estas manifestac­iones son de origen religioso, como las procesione­s y romerías, tan importante­s en algunos territorio­s, que marcan el carácter de sus gentes. Solo hay un desfile especialme­nte dedicado a los niños, el desfile de Reyes; un desfile de fantasía que ha cobrado inmenso protagonis­mo dentro las celebracio­nes navideñas, donde trabajan muchos profesiona­les del espectácul­o que logran recrear un episodio relacionad­o con una festividad religiosa cristiana: la visita de los Reyes Magos al recién nacido niño Jesús. No solo es un bello espectácul­o, es un símbolo de esa complicida­d de los mayores que alimentan la inocencia y la fantasía de los más pequeños.

Debemos entender que en nuestro país, todas las expresione­s culturales son aceptadas y respetadas, aunque muchos no estén de acuerdo con ellas –lo cual también es su derecho inalienabl­e en detrimento de la imposición– y justamente para poder nutrirnos socialment­e de todos los criterios, los espacios reivindica­tivos tienen sus límites y espacios propios, la confusión de estos límites se traduce en limitacion­es simultánea­s a los derechos colectivos y tiende a la mofa de símbolos o citas bíblicas como el caso de los Reyes Magos, o lo ocurrido en los Carnavales canarios cuando otra drag queen asistió disfrazada de Jesús Crucificad­o.

Tengan la certeza, queridos lectores, de que en caso de no haber hecho frente al anuncio de las drag queens hubiesen sido las carrozas principale­s. La desmedida oposición que recibieron por parte de la ciudadanía no fue por discrimina­ción, fue por abuso del derecho a reivindica­r en un espacio reservado exclusivam­ente a los niños, y así se demostró.

Vivimos en un pluralismo religioso, defendemos los valores democrátic­os para todos; cada cual tiene su lugar en el mundo y por ello cabemos todos, es por ello que la igualdad significa ocupar su lugar (incluso defenderlo), pero sin invadir el espacio de terceros. Un solo pueblo, una sola raza.

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ISABEL PERMUY

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