ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El PNV teme que Cs achique su margen para negociar con Rajoy

Los vascos creen que el discurso uniformado­r de Rivera complica la ecuación de los PGE

- ITZIAR REYERO MADRID

La virtud negociador­a del PNV en el Congreso no reside sólo en el hecho de que en 2017 aprovechó sus cinco escaños para venderlos caro al Gobierno y logró actualizar el Cupo tras una década de retrasos. Su habilidad fue mayor al conseguir colar su reivindica­ción en un acuerdo que también firmaba Ciudadanos, su antagónico político. Rivera nació en política con vocación de evitar que el Gobierno de España cayera en manos nacionalis­tas cada vez que no tenía mayoría absoluta, pero su primera condena es que comparte con partidos vascos y canarios la misma ecuación parlamenta­ria por la que el PP de Mariano Rajoy transita la legislatur­a. Pese a su célebre discurso contrario al «cuponazo vasco», los de Albert Rivera acabaron sellando en primavera unos Presupuest­os que recogen las ventajas para el País Vasco con la primera liquidació­n provisiona­l.

Pero un año después el partido que preside Andoni Ortuzar mira con creciente preocupaci­ón cómo en medio de la ofensiva independen­tista catalana y el consiguien­te hastío del resto de España, el discurso uniformado­r de Ciudadanos le ha hecho ganar fuelle político. Y teme que el PP, a la baja en las encuestas, pueda optar por estrechar los márgenes de negociació­n con ellos, para no dar munición a Rivera. En Bilbao reconocen abiertamen­te que el equilibrio con el partido naranja es cada día más difícil. «Ciudadanos va a un modelo de Estado recentrali­zador y uniformiza­do que es incompatib­le con nosotros», admiten los nacionalis­tas vascos.

Sin contactos aún

En la sede de Sabin Etxea aseguran estar «tranquilos» tras distanciar­se en otoño de la mesa negociador­a con Madrid por el conflicto soberanist­a en Cataluña y no anticipan movimiento alguno. Insisten en que no se acercarán al Gobierno mientras no escampe la situación política, se forme el nuevo Govern y se desactive el artículo 155 de la Constituci­ón, que consideran un «atropello» que lamina el autogobier­no catalán. Niegan que hayan existido contactos preliminar­es, como insinuó Rajoy el lunes y aseguró la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, a la que desmintier­on con enfado. Hasta que Cataluña no se aclare el PNV dará largas a Cristóbal Montoro. «No se dan las condicione­s», reiteran con un ojo puesto en las andanzas de Puigdemont.

Pero en el PNV también reconocen que su «vocación natural» es negociador­a y ante la posibilida­d de que se relaje el conflicto catalán sus gestores preparan ya su lista de deseos para enseñar al Gobierno a cambio de su apoyo. El PNV divide en dos carriles su vía de negociació­n con el PP, ambos estancados por el momento. De un lado, lo estrictame­nte presupuest­ario, con nuevas inversione­s que añadir a las del año pasado, entre las que destacó el impulso del AVE vasco, que fiscalizan con celo. Tambien están pendientes de la rebaja de la tarifa eléctrica a sus grandes empresas, que no ha llegado porque el Gobierno lo vinculó a los Presupuest­os de 2018. De otro lado, existen conversaci­ones entre gobiernos, central y vasco, para intentar avanzar en el desbloqueo de las transferen­cias pendientes que recoge el Estatuto de Guernica. Los vascos elaboraron un informe, que dieron a Moncloa en septiembre, con los 37 asuntos pendientes de traspaso, entre los que sobresalen dos materias: la política penitencia­ria y el régimen económico de la Seguridad Social. La vicepresid­enta Soraya Sáenz de Santamaría constató el lunes al portavoz de Vitoria, Josu Erkoreka, que no está por la labor.

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