ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El 40,3% de la población no lee nunca o casi nunca un libro

Según el Barómetro de Hábitos de Lectura del Gremio de Editores, el número de lectores crece, aunque estamos por debajo de la media europea

- BRUNO PARDO PORTO MADRID

Cuatro de cada diez españoles son «inmunes a los encantos del libro». Es la conclusión principal del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2017 de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), presentado ayer en la Bilioteca Nacional de España (BNE). En palabras del presidente del gremio, Daniel Fernández, se trata de un balance «agridulce»: suben los índices de lectura, pero lo hacen de forma modesta. El porcentaje de lectores mayores de 14 años se sitúa en el 60%, casi tres puntos más que en 2012, y además se leen 13 libros de media al año, dos más que entonces. Sin embargo, España todavía está por debajo de la media europea.

El principal motivo esgrimido como disculpa sigue siendo la falta de tiempo (47,7%), especialme­nte entre los 35 y los 44 años, aunque cada vez hay más personas que no se andan con rodeos: el 35,1% de los no lectores confiesa que es porque no le gusta o no le interesa los libros. Tan solo el 0,7% se queja del precio. Ante esta realidad, Fernández destacó que la irrupción de los soportes digitales no ha dejado una huella significat­iva en el número de lectores, algo que sí ha ocurrido, por ejemplo, con la televisión. «Mientras ahora hay más gente viendo series que en el pasado, la lectura no ha dado ese salto tan grande», explicó.

Fernández también lamentó la ausencia de «lectura reposada y aislada», tal y como indican los datos. Así, en cuanto a la frecuencia de la lectura, los españoles que leen al menos una vez a la semana representa­n el 47,7% de la población mayor de 14 años, mientras que el número de personas que leen todos o casi todos los días ha caído del 31,2 al 29,9% con respecto a 2012.

El encanto del papel

En efecto, el salto no ha sido tan grande y todavía existe un 40% de la población que admite que lee exclusivam­ente en papel, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que los españoles tenemos unas biblioteca­s particular­es con más de 200 ejemplares de media. El consumo de libros digitales ha aumentado en los últimos tiempos, aunque dista de ser la práctica mayoritari­a: ha pasado del 11,7% en 2012 al 27,2% en 2017, datos que, por cierto, siguen siendo menores que los de la prensa. Sin embargo, en este contexto hay una cifra muy preocupant­e para el mercado: la mayoría de estas obras –el 80%– se obtienen de forma gratuita.

A pesar de los avances tecnológic­os, el lector se sigue fiando del boca a boca. Más de la mitad de la población afirma que llega a un nuevo libro a través de recomendac­iones de amigos, familiares y compañeros. Las páginas web especializ­adas son responsabl­es del 31,1% de las lecturas. Además, los datos de la FGEE confirman el fenómeno literario del año pasado: «Patria», de Fernando Aramburu, fue el libro más vendido y más leído. También confirma el gusto por la literatura nacional: entre los cinco autores más populares en España, solo Ken Follett es extranjero. Completan la lista Dolores Redondo, Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones y el propio Aramburu.

El paso del tiempo reduce la pasión por los libros. Las estadístic­as son claras: entre los diez y los catorce años el 80% de los jóvenes son lectores habituales, conformand­o el grupo de población más activo. Sin embargo, el porcentaje cae estre- pitosament­e a partir de esa edad. Para cuando son mayores de edad, solo la mitad de los españoles mantiene esa devoción por la letra impresa. Porque no nos engañemos: los más pequeños prefieren el libro en papel hasta que entran en la adolescenc­ia y desarrolla­n más el gusto por la pantalla. Es un dato que

explica las múltiples apuestas editoriale­s por la literatura infantil: hay un mercado con muchas posibilida­des.

Las mujeres leen más

Independie­ntemente de la edad, las mujeres siempre leen más que los hombres, con una diferencia porcentual de diez puntos. La brecha literaria entre géneros se acentúa más entre los 45 y los 54 años: ahí la diferencia es del 20%. Y también existe un cisma geográfico: mientras en Madrid el 70% de la población es lectora, en Extremadur­a apenas lo es la mitad. Sin embargo, entre trabajador­es y parados no se muestran diferencia­s significat­ivas.

Las biblioteca­s sufren un fenómeno extraño: cada vez se valoran mejor, pero el uso del servicio de préstamo desciende. Solo el 32% de los españoles visitaron alguna el año pasado. De ellos, poco más de la mitad se llevó algún libro: el descenso con respecto a 2012 se cifra en un 8%. Y es que la mayoría de los usuarios acuden a estos centros para consultar libros allí mismo o simplement­e a estudiar.

En España, la norma general sigue siendo comprar los obras para disfrutarl­as en casa y no preocupars­e por las devolucion­es. De hecho, los datos muestran que el número de españoles que adquirió libros subió un 6% con respecto a 2012 hasta situarse en el 61,3%, aunque el número de ejemplares por persona descendió. Es decir: cada vez somos más los que compramos, pero adquirimos menos títulos.

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