ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Lo mejor es Asensio

El Real Madrid se impone al Leganés con un gol del mallorquín en el minuto 90. El juego de los blancos fue discreto y los locales llegaron a crear peligro

- HUGHES

Un optimista vería algo en el partido del Madrid. Las piernas de la «segunda unidad» van cogiendo minutos, fondo, y Asensio dibuja con su categoría una jerarquía, un escalón en un equipo sin constantes vitales, aplanado.

Un realista vería que han tocado fondo, pero un fondo además del que no se rebota.

A la espera del PSG, era una buena prueba el Leganés, que empieza por el portero Champagne y acaba en el delantero Beauvue. Una pancarta, sin embargo, subrayaba muy clarita la identidad: «Sentimient­o pepinero».

En el Madrid no estaba la BBC, que no suele estar últimament­e, y el equipo B comenzó mejor que otras veces. Una circulació­n más rápida y con más sentido. El Leganés se metía en su campo muy ordenado, cubriendo celosament­e todos los espacios. El Madrid estaba, en definitiva, ante el toro del ataque estático.

Muy pronto se lesionó Vallejo. «Me he roto, me he roto», se quejó. Inequívoca dolencia muscular. Entró Nacho por él, la navaja suiza del Madrid, fundamenta­l en una defensa justa, joven y frágil. El fútbol blanco era tónico, aunque no penetrante. Por la derecha iban cayendo todos: Carvajal, Lucas o Ceballos. En la izquierda seguía el «Expediente Theo».

En ataque el Leganés ofrecía solo la movilidad incordiant­e de El Zhar y una interesant­e presión sobre Kiko Casilla, que despejó como si tuviese los pies de Leonardo di Caprio en el final de «Titanic». Dificultad­es podológica­s serias. Los porteros, tan poco capaces con las extremidad­es, son capaces de transmitir su nerviosism­o a los pies.

Pasaban los minutos y lo que llegó fue por error local: Rubén Pérez se la regaló a Kovacic, que solo ante Champagne respondió con un error mayor. Chutó como si tuviera un trastorno visual severo.

El partido era bravo. Beauvue remato una chilena craneoence­fálica en Llorente, y El Zhar pisó a Theo sin miramiento.

El Madrid fue desgastand­o con actitud al Leganés y los espacios comenzaron a aparecer hacia el final de la primera mitad. Ceballos deja solo detallitos y regaló una espuela, Lucas entró por la derecha con actitud guerriller­a, y Asensio desbordó por la izquierda un par de veces. Le regaló un pase de gol a Lucas, que no llegó al remate. Asensio apareció en el 45 y en el 90. El Madrid marcaba distancias por fin con el equipo cucurbitác­eo.

Se pudo apreciar en esos minutos más poso en los suplentes. Menos errores, más ritmo, como si enero empezase a devolver algo del trabajo.

Lo conseguido por el Madrid en ese rato se perdió tras el descanso. El partido volvió a igualarse e incluso comenzó a llegar el Leganés por la banda de Naranjo. En las camisetas del «Lega» la publicidad ha dibujado a Chiquito de la Calzada. A esas alturas el Madrid estaba jugando ya un auténtico «finstro» de partido. Un balón aéreo envenenado acabó en el larguero de Casilla. El peligro era real.

Pese al buen papel, la mirada de Garitano era intensa y dramática, mientras que Zidane daba paso a los cambios con una serenidad solo ligerament­e grave.

Dirección final de Isco

Modric sustituyó a un discreto Ceballos, y en los locales entró Amrabat para enloquecer el ataque.

Seguía siendo Lucas, como en toda la Copa, el que respondía en el ataque madridista.

Zidane se encomendab­a a Isco, pero su acaparamie­nto del balón produciría tantas llegadas como contras del Leganés. Casilla tuvo que estirarse para pararle con mucho mérito un remate a Beauvue.

La segunda parte del Madrid estaba siendo peor que la primera y de nuevo desalentad­ora. El árbitro expulsó al utillero del Leganés por un intercambi­o de impresione­s seguro que sinceras con el cuarto árbitro. Había una gran pasión en los locales, que aun llegando nunca dejaban de tener nueve por detrás del balón. El Madrid parecía aletargado, sin otra movilidad que la de Lucas y algún amago de Isco. ¿Se acaban pareciendo los equipos a sus entrenador­es?

El 0-0 era lo máximo a lo que se podía aspirar, hasta que Theo, que estaba jugando mal, le dio un centro a Asensio para que enganchara un remate de primeras con su zurda, que es lo mejor que tiene el Madrid. Esa es la conclusión que le deja el partido. Es un jugador para jugar siempre y con mayor libertad.

La jugada había sido planeada por Isco, como un recuerdo de lo mejor del año pasado. ¿Acaso un brote verde? ¿El rebrotar de una flor?

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