ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La tierra de los 1.001 sabores y paisajes
Si quiere explorar en la gastronomía murciana, para empezar tiene que echar mano de diccionario, porque su riqueza incluye nombres propios desconocidos fuera de este territorio, como paparajote, alcacil, jallullo, zarangollo o michirones. Por algo uno de los eslóganes que promocionan su turismo la presentan como la «Región de los 1.001 sabores».
Para descubrirlos todos, además, se pueden explorar otros tantos paisajes, no menos variados y ricos en matices y colores, desde la espectacular y oscura montaña de Sierra Espuña a los húmedos y verdes arrozales de Calasparra, o las aguas de los pantanos del barranco de Gebas y el horizonte rosa de los melocotoneros en flor en Cieza (a finales del invierno, entre febrero y principios de marzo).
Porque esa doble realidad murciana –el buen comer y la naturaleza de vivencias intensas– constituye un atractivo difícil de olvidar cuando se visita. El tapeo se ofrece en las mesas de todos los rincones de esta vasta Comunidad, aderezado con ingredientes de la tierra y el mar, propios, desde la huerta a las artes pesqueras, con una arraigada cultura gastronómica, en la que también se pueden degustar elaboraciones de cocina de altos vuelos, con un restaurante reconocido con dos estrellas Michelin. Verduras, pescados y carne autóctonos destacan como materia prima, sin olvidar la creatividad, por ejemplo, para preparar un «asiático», combinación de café con leche condensada y brandy, acompañado de unas gotitas de Licor 43, canela, corteza de limón y un par de granos de café. Es típico de Cartagena y su comarca así como del Mar Menor.
Caldos poderosos
Para regar estas y tantas delicias, la Región de Murcia se precia de ser el único destino de España con trs rutas del vino certificadas, asociadas a sus tres denominaciones de origen: Bullas, Jumilla y Yecla. Gracias a uno de los climas con más horas de sol de toda España, se crían unos caldos con cuerpo y poderío, capaces de proporcionar fuertes sensaciones. Con el fin de darlos a conocer como merecen, se organizan visitas a bodegas, catas y cursos de enoturismo, en unos enclaves escogidos que completan recorridos por las enotecas con paradas en restaurantes o paseos por mercadillos tradicionales y compras en las tiendas especializadas que se reparten por las villas.
Turismo activo
Quienes también quieran quemar tantas calorías ingeridas con deleite, cuentan con un abanico amplio de actividades de turismo activo y deportes en cualquier época del año, desde los descensos por el río Segura al senderismo o el «cycling» tanto en el interior como en la costa, a la exploración de parajes desconocidos. Con siete parques regionales y 19 espacios naturales, la Región deslumbra con rincones como el Monte de las Cenizas, Cañaverosa, Calblanque, el río Chícamo o las erosiones de Bolnuevo.
La Costa Cálida es apreciada por los aficionados a la náutica, debido a su versatilidad, con dos mares bien diferenciados a ambos lados de La Manga: el Mediterráneo y el Mar Menor, este último un tesoro por su seguridad, la tranquilidad de sus aguas así como su alta temperatura.
Reservas marinas
Sus dos reservas marinas protegidas, además, convierten esta zona en excepcional para el buceo. La de Cabo de Palos–Islas Hormigas atesora la mayor concentración de pecios hundidos históricos del Mediterráneo, y también se puede optar por la reserva de Cartagena–La Azohía–Cabo Tiñoso. Y, si se busca redondear la estancia con contenido cultural, hay arte sacro regional, con exponentes como la Catedral y el Santuario de la Fuensanta de Murcia, la Santa Espina de Mula, La Basílica Santuario de Caravaca de la Cruz y su Lignum Crucis, Santa Eulalia de Totana, Santa Ana del Monte de Jumilla o la Virgen de la Esperanza de Calasparra, entre otros muchos.