ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
LAS ÁGUILAS
Los que de un modo más generoso cuidan de la natura, no olvidan que el hombre habita en lo alto de la pirámide
Hemos salido a pasear por la montaña con mi hija y aunque cuando me alejo de él, me sonríe, nostálgico, el asfalto, a Maria le gusta tanto abrirse paso entre piedras y ramas, pequeñas pendientes y riachuelos, que también yo lo acabo disfrutando.
Un águila empieza a sobrevolarnos: a mucha altura, nada grave. Pero de repente ya no es una sino siete y aunque siguen volando muy alto las tenemos más cerca de lo que la primera estaba.
Pasamos en aquel momento por una cabaña y sale el dueño a saludarnos. Es lector de ABC y escucha a Herrera. Me habla en su delicioso catalán pallarés, uno de los dialectos más conservadores de mi lengua. Cazador como lo era su padre, conocedor y amante de aquel paisaje, apasionado observador, precisamente, de las águilas. Y al comentarle mi temor porque pudieran atacar a la niña me dice que sería la primera vez, pero de todos modos toma su escopeta, la carga, dispara al aire y el ruido hace que se vayan como una manifestación que se disuelve. «Y oye –me dice– si vuelven y vuelan más bajo, tiro a dar y se acaba el problema, ¡faltaría más!».
Nos acompaña, armado, de regreso al pueblo: animada conversación y yo todavía más animado por andar al lado de un hombre que dispara. Las águilas no vuelven a inquietarnos. Me gusta mi cazador y que su amor por la montaña y por las águilas no le nuble la clara jerarquía y no caiga en la deplorable transferencia sentimental de ese tipo de histérica que practica el colecho con su mascota y es incapaz de tener amigos para salir de vez en cuando a cenar.
Entre los que de verdad estiman la naturaleza he conocido a cazadores, taurinos, ganaderos, pastores, observadores de mil especies pero nunca a pacifistas, animalistas, ecologistas de lobo y bosque sin cuidar; ni a siniestros vegetarianos. Los que de un modo más interesante y generoso cuidan con su tiempo y su vida de la natura, la preservan ordenándola, no olvidan jamás que el hombre habita en lo alto de la pirámide, suelen tener arma y saben que para comer bien, antes hay que matar.