ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Operación Encina
El PP sustituirá la gaviota por una encina como símbolo para su próxima convención nacional. Dice Fernando Martínez-Maíllo que es «porque es el árbol más robusto, aguanta todo, tiene raíces profundas y en su tronco poderoso está representada la fuerza de nuestros afiliados», pero uno –que es desconfiado por naturaleza– duda de la versión oficial y sospecha que la razón no es esa, sino que Mariano Rajoy ha decidido emular a Zeus, padre de todos los dioses de la antigua Grecia que meditaba bajo una encina en su templo de Dadona.
Cuando sopabla el viento, el murmullo de las hojas del árbol le aclaraba las ideas y encontraba la solución a los problemas. Menos cuando amenazaba tormenta, en cuyo caso estaba terminantemente prohibido acercarse a la encina. El PP sabrá, pero su elección en estos momentos es un arma de doble filo, porque si el viento atizando las ramas puede ser mano de santo para poner en orden las cabezas, lo cierto es que la meditación hay que hacerla rápida y cuidándose mucho de que la reflexión no se alargue hasta el punto de que los truenos y relámpagos pillen al presidente debajo del árbol. Si así fuera, ya no habría remedio, de forma que la operación Encina ha de realizarse en condiciones meteorológicas óptimas: viento, aunque sea en contra, y cielo despejado sin riesgo de tormenta. Insisto: es muy importante la elección del momento, porque si Rajoy alarga los plazos y se queda adormecido al arrullo de las hojas mecidas por el viento, no sé si esta vez tendrá tiempo para zafarse del rugido del cielo y de ese trueno matador del que alertaron los griegos.
Imagino al bueno de Martínez-Maíllo aconsejando al presidente: «Siéntate bajo la encina cuando sople el viento y apártate corriendo del árbol cuando amenace tormenta, presidente». Y Rajoy, que camina deprisa, pero se toma las cosas con calma, a lo suyo: «Me siento, medito y me levanto; entendido, Fernando». «Eso es, presidente; te colocas debajo de la encina, reflexionas cuando sople el viento y vas mirando a las nubes por si acaso. Si se ponen negras, sales echando leches».
Reconozco que la operación Encina me tiene desconcertado. No es que no confíe en Rajoy, pero esto de buscar refugio a la sombra de un árbol –por mucho que la encina tenga raíces y tronco poderoso– me parece un viaje innecesario. Sospecho que el PP necesita algo más que cambiar gaviotas por bellotas.