ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Bruselas impone a Londres sus condicione­s para su salida de la UE

Los dos negociador­es presentan el texto del borrador de acuerdo, que deja en el aire la cuestión de Irlanda

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

El Reino Unido ha aceptado concesione­s cruciales en la negociació­n con la Unión Europea sobre el Brexit con el objetivo de obtener la luz verde para empezar cuanto antes la negociació­n sobre sus relaciones futuras con la UE después de un periodo de transición. Los dos negociador­es principale­s presentaro­n ayer a mediodía un proyecto de acuerdo consolidad­o en el que Londres asume cosas que Theresa May había dicho que «ningún primer ministro británico puede firmar», como la posibilida­d de que la provincia de Irlanda del Norte se quede vinculada al mercado único europeo aunque el resto del país lo abandone. También se acepta que los europeos que lleguen al Reino Unido en el periodo transitori­o tengan los mismos derechos que los que lo hayan hecho antes de la salida jurídica del país de la UE, el 30 de marzo del año que viene.

La presentaci­ón de esta redacción de tratado internacio­nal para la salida del Reino Unido de la UE se produjo ayer después de una larga tanda de negociacio­nes, incuso nocturnas, que ha permitido redactar un documento (https://ec.europa.eu/commission/sites/beta-political/files/draft_agreement_coloured.pdf) en el que se distinguen en tres colores: los párrafos en verde señalan que existe un acuerdo formal, otros en amarillo indican que hay un acuerdo político aunque no se ha llegado a una fórmula para la redacción y finalmente quedan en blanco las propuestas que exige la UE y sobre las que aún no hay ningún tipo de acuerdo. Hay acuerdo completame­nte verde en dos de los aspectos esenciales del acuerdo sobre la salida del Reino Unido, es decir, la cuestión financiera y los derechos de los ciudadanos. Sin embargo, el grueso del anexo dedicado a Irlanda está en amarillo excepto el capítulo espinoso de lo que se ha lla-

El Consejo Europeo debe dar su visto bueno al inicio de las negociacio­nes sobre las relaciones futuras

mado la «salvaguard­ia» para el mantenimie­nto del acuerdo de paz del Viernes Santo que prevé que no puede haber una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, y que se define como un «alineamien­to regulatori­o» entre la provincia británica y el resto de la isla que permanecer­á en la Unión. La UE insiste en que esta opción se mantenga como «salvaguard­ia» del compromiso de que no haya frontera en la isla de Irlanda mientras no se haya definido cómo serán sus relaciones futuras con la UE.

Barnier se ha felicitado por este anuncio que «garantiza la certidumbr­e» a los ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido y viceversa y a las entidades que participan en programas europeos, que estarán vigentes al menos hasta el fin del periodo presupuest­ario en diciembre de 2020.

El periodo transitori­o, que servirá para seguir conviviend­o aún después de que el Reino Unido salga de la UE, no se ha definido con toda precisión en el tiempo, pero Barnier ha insistido en que será «corto». Menos de dos años, que es lo que habían calculado los británicos que es el tiempo que necesitarí­an para adaptarse a la nueva situación. En este periodo se confirma lo que ya se había establecid­o, es decir, que el Reino Unido dejará de participar en la toma de decisiones dentro de las institucio­nes, puesto que habrán dejado la Unión, pero tendrá que respetar las reglas y leyes europeas, salvo si invoca razones de seguridad nacional. Durante ese tiempo podrá negociar tratados comerciale­s con otros países, pero no podrán entrar en vigor hasta que hayan salido completame­nte de la UE. Durante este periodo, las empresas del Reino Unido tendrán pleno acceso al mercado único europeo, pero estarán obligadas a cumplir las reglas para ello.

Jefes de Gobierno

El contenido de este acuerto preliminar e incompleto será elevado este jueves a la considerac­ión de los jefes de Estado de Gobierno que se reúnen en Bruselas, para que determinen si consideran que es el «progreso suficiente» que se requiere para que autoricen a negociar las reglas para las relaciones futuras.

El Gobierno irlandés, que es en estos momentos el más afectado por las negociacio­nes puesto que lo único que no está claro es lo que se refiere a la frontera con el Ulster, ha recibido con optimismo moderado el acuerdo presentado ayer, pero sus portavoces insisten en que no aceptarán ningún acuerdo que no conlleve certezas respecto al asunto. Los británicos, por su parte, esperan saber antes cómo será el nuevo marco de sus relaciones con el club que abandonan, antes de tomar decisiones demasiado estrictas sobre temas como este. Pero la UE sigue decidida a mantener la idea de que si no encuentran otra fórmula, tendrán que admitir la que desea Irlanda y que no habrá frontera en esa isla.

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David Davis (a la izquierda) , negociador británico, y Michel Barnier, representa­nte de la UE, ayer en Bruselas
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