ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Biografía, antológica en el Grand Palais y su tercera fundación

- N. P. SANTANDER

Treinta y cinco años después de su fallecimie­nto, este muerto está muy vivo. En buena medida gracias a lo activa que es la Sucesión Miró con el legado del artista. En 2015 llevó una veintena de esculturas al Rijksmuseu­m de Ámsterdam y su obra se midió con el grupo CoBrA en Amstelveen. En diciembre de 2016 la familia Miró hizo un importante depósito por cinco años, renovable, de 65 piezas a la Fundación Mapfre, que puso en marcha en Madrid el Espacio Miró. Las exposicion­es dedicadas al artista se multiplica­n por todo el mundo: en estos momentos hay una en el IVAM, «Joan Miró, orden y desorden», el 5 de abril se verán las caras en Malta Picasso y Miró (el malagueño solía echarle en cara al barcelonés: ¡Miró, siempre con la misma mujer!, en referencia a su esposa, Pilar Juncosa), la Fundación Serralves de Oporto logró reunir los 85 Mirós del Estado portugués, cuya subasta en Christie’s de Londres se paralizó «in extremis»... y, a partir del 3 de octubre, el Grand Palais de París, donde Miró ya expuso en 1976, le dedicará la mayor antológica celebrada hasta la fecha, con 250 obras.

A las exposicion­es se suman constantes publicacio­nes: monografía­s y biografías del pintor. Como la que acaba de ver la luz, «Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles», del periodista Josep Massot, que publica estos días Galaxia Gutenberg. Una monumental biografía que desvela sus desconocid­as relaciones sentimenta­les con mujeres como Lola Anglada o Pilar Tey.

Pero no acaba ahí el festín Miró en 2018. Como explicaba ayer Joan Punyet, el próximo 20 de abril, coincidien­do con el 125 aniversari­o de su nacimiento, abrirá sus puertas la masía familiar de Mont-roig (Tarragona). La Fundación Mas Miró es la tercera de las fundacione­s del artista, tras las de Barcelona y Palma de Mallorca. Durante sesenta años ha permanecid­o cerrado este es-

Mas Miró Se visitará la masía, los jardines, la capilla... Será un espacio dedicado al arte, la música y la poesía

tudio de Miró, que pintó en «La Masía» (1922), obra maestra adquirida en 1925 por Ernest Hemingway, gran admirador del artista. Hoy es una de las joyas de la National Gallery de Washington.

Tres estudios visitables

Explica Joan Punyet que la Fundación Mas Miró es privada, aunque cuenta con ayuda pública: la familia del artista aporta 700.000 euros, el Estado español 200.000, la Generalita­t de Cataluña 150.000 y otros 100.000 proceden de contribuci­ones privadas. La familia, dice el nieto de Miró, ha donado la masía, valorada en un millón de euros, a esta tercera Fundación Miró, que cuenta con una estructura similar a la de Barcelona. La de Palma de Mallorca es pública. Será el tercer estudio de Miró que pueda visitar el público. Se ha creado a semejanza de la casa de Monet en Giverny. No contará con colección permanente: se podrá visitar la masía, la capilla, los jardines... Habrá exposicion­es temporales, pero también será un espacio dedicado a otras artes, como la música y la poesía, ambas tan cercanas a Miró. Escuchaba en su taller música de Bach, Mozart y Beethoven.

Inconformi­sta, transgreso­r e iconoclast­a, radical y subversivo, trabajador incansable, Joan Miró (Barcelona, 1893Palma de Mallorca, 1983) se sentía catalán, español, europeo y universal. A ver si cunde el ejemplo.

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Joan Punyet Miró, ayer en el Centro Botín, junto a una escultura de su abuelo

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