Moviendo el esqueleto

Hay una especie de pacto no escrito entre un pueblo y su gobernante por el cual el gobernante puede salir a hacer deporte a cambio de, digamos, ciertas prestaciones psico-públicas. Obama jugaba al baloncesto, pero sus discursos inflamaban el corazón de medio planeta (la parte naíf); Trump se va a jugar al golf, pero en su primer año se ha ocupado de los impuestos, del Estado Islámico, de Corea del Norte, de la Corte Suprema, del comercio chino y de darle a la Casa Blanca la rotación laboral de un Burger King.

En el caso de Rajoy, el de los pies ligeros, no se sabe muy bien qué hace con la energía que obtiene de sus caminatas. De su ejecutoria a veces solo llega el sonido vertebral que acompaña las genuflexiones de sus aduladores, pero no mucho más.

Por eso hay algo chirriante en estos documentos andariegos, además de que parecen el intento del presidente de alcanzar a su meme. También hay algo paradójico, porque en Rajoy es perfectamente imaginable que después se fume un puro.

Kant paseaba todos los días con meticulosidad. Pero era Kant. Lo que no se puede es ir de Cánovas por la vida y vestirse luego de pescador de truchas para salir a pasear diariamente. O se está en el siglo XIX o se está en el XXI. Además, ¿quién pasea diariamente? «Es que es sano». También es bueno ahorrar. Yo también me iría de paseo pero entre otras cosas tengo que leer toda la inagotable actualidad catalana, los autos de Llarena y los alarmantes editoriales de la prensa extranjera sobre España.

Dirán que la culpa de que estemos sin presupuestos es de «los vascos», que la situación autonómica es cosa de «la izquierda», que lo de Cataluña está así por «los nacionalistas», y que medio mundo duda de la calidad democrática española por «los ingleses», que son muy suyos. Bueno, los ingleses ciertamente son muy suyos, pero el año pasado batieron el récord de visitas a España, así que estrictamente en términos de PIB, los ingleses hacen más que muchos por el país. No se lo llevan, lo dejan.

Después de asignar sus merecidas culpas a los vascos, la izquierda, los populistas, los catalanes y los ingleses, ¿queda algo para este homo viator de nuestros pecados?

EFE Mariano Rajoy camina ayer por la ruta de la Piedra y del Agua, a la vera del río Armenteira, con el presidente del Puerto de Marín, José Benito Suárez (izq.), y el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (centro)